Por Rafael Romo, Editor Senior de Asuntos para América Latina
(CNN) — La transformación comienza recogiendo el cabello, despacio y, a veces, dolorosamente. El proceso requiere de una generosa cantidad de gel. El segundo paso, colocar maquillaje blanco en el rostro, como un mimo. Ahora, viene la parte angelical, batas blancas y, para el toque final, unas amplias alas emplumadas.
Ellos se autodenominan los “ángeles mensajeros”. Los jóvenes cristianos evangélicos llevan un mensaje de paz a las avenidas y lugares públicos en Ciudad Juárez, la ciudad más violenta de México, según las autoridades.
La ciudad con una población de 1.3 millones de personas en el estado de Chihuahua ha registrado más de 9,000 homicidios en los últimos tres años y medio.
“A todo mundo le llama la atención porque en vez de nosotros estar haciendo otras cosas, como otros jóvenes, pues nosotros estamos haciendo esto porque queremos que Ciudad Juárez cambie”, dice Cynthia Gutiérrez, una de los “ángeles mensajeros”.
Todos los jóvenes asisten a la iglesia Salmo 100 en la colonia Tierra Nueva, en Ciudad Juárez, un área no solo con desafíos económicos sino con violencia y actos delictivos. Carlos Mayorga, el predicador y ministro juvenil de la iglesia, dice que la idea ocurrió durante una reunión en septiembre del año pasado.
“Los niños eligieron 25 lugares estratégicos alrededor de la ciudad”, comenta Mayorga. “No queremos dar información sobre nuestra iglesia porque queremos que el mensaje de paz sea universal”.
Los “ángeles mensajeros” solo se reúnen los fines de semana, cuando no están en la escuela. Los mensajes que tienen pintados en sus carteles son bastantes explícitos: “Oficial de policía corrupto: busca a Dios”, “Autoridades: nada se puede hacer sin Cristo”, son algunos de los llamados que muestran al público.
Recientemente, un “ángel mensajero” se colocó bajo un puente en una de las avenidas más transitadas de Ciudad Juárez con un mensaje dirigido a los miles de sicarios que trabajan para cárteles de droga que aterrorizan a los mexicanos. “Crean y arrepiéntanse”, dice uno de los carteles que sostenía este “ángel”.
El mensaje atrajo la atención de Nora Ramos, una residente de Ciudad Juárez quese encontraba en el área. “Yo voy pasando por aquí y para mí fue bonito ver que los jóvenes están tratando de sacar un poquito de cosas buenas, hacer muchas cosas para contrarrestar todo lo malo que está pasando en Juárez”, dijo Ramos.
Daniel Díaz, de 19 años, en uno de los 25 “ángeles mensajeros”. El vive en un barrio pobre de Ciudad Juárez y dice que solía robar para tener dinero para drogas. Su fe en Cristo, dice, le cambió la vida.
“Cuando yo les dije a mis amigos de mi cambio no me creían, ellos pensaban que yo estaba jugando, decían que yo estaba loco porque decían que no podía cambiar de la noche a la mañana, pero cuando uno decide el cambio, sí cambia de la noche a la mañana”, dijo Díaz.
Los “ángeles mensajeros”, todos con edades entre 15 y 22 años, salen durante la noche también. Ellos arriesgan su vida al pararse en escenas de crímenes, lugares en donde han ocurrido enfrentamientos o en donde han encontrado cuerpos decapitados.
El “ángel mensajero” Edgar Sánchez dice que sus mensajes están dirigidos tanto a personas que han elegido el camino equivocado como a aquellos que están sufriendo por diferentes razones. “El motivo o la razón de porqué ponemos estos ‘ángeles’ es para hablarle al funcionario corrupto, a la mujer con cáncer o enfermedades, a las familias que se han deshecho por motivos o razones que solo ellos saben”, cuenta Sánchez.
Aunque ellos se dirigen a los lugares más peligrosos de la ciudad fronteriza, incluyendo barrios controlados por violentas pandillas, ninguno ha sido atacado o herido. Sin embargo, recientemente tuvieron problemas con la policía de Juárez.
Mientras estaban a las afuera de una estación policial, el ministro juvenil Mayorga y unos jóvenes fueron momentáneamente detenidos y trasladados dentro del recinto. “Se dieron cuenta de que nosotros solo estábamos tratando de llevar un mensaje de paz en un lugar público y estábamos ejerciendo nuestro derecho a la libertad de expresión”, dijo Mayorga. “Nos liberaron luego de nuestra conversación”.
También encararon resistencia por parte de los padres de algunos de los jóvenes quienes no querían que sus hijos fueran a lugares riesgosos. Mayorga dice que él y sus jóvenes convencieron a los adultos con un argumento “poderoso”. “Dios está con nosotros”, dice. “Luego de un periodo de oración y ayuno, decidimos continuar con nuestro plan”.
El periodista Edgar Román en Ciudad Juárez contribuyó con este reporte.