Seguidores de Havel rindieron tributo al exmandatario cuando era trasladado al Castillo de Praga.

(CNN) — Admiradores del expresidente checo, Vaclav Havel, se dieron cita el miércoles en el famoso Puente de Carlos, en Praga, para ver cómo su ataúd era trasladado al Castillo de Praga, horas antes del funeral de Estado, programado para el viernes.

Havel, quien ayudó a derribar el comunismo en la denominada Revolución de Terciopelo de Checoslovaquia, en 1989, falleció el domingo a los 75 años.

Pensador extremadamente independiente, con un sentido irónico y lúdico del humor, Havel se convirtió en presidente de Checoslovaquia tras la caída del régimen respaldado por Moscú, y en el primer presidente de la República Checa, cuando esta se separó pacíficamente de Eslovaquia, tres años después.

Fumador de cigarrillos de toda la vida, su salud se dañó durante el tiempo que estuvo en prisión bajo el régimen comunista. Murió en paz el domingo mientras dormía, comentó su portavoz, Sabina Tancevova.

Esa noche la gente salió a las calles de Praga con velas y flores en su memoria.

Su amigo de muchos años y traductor, Paul Wilson, lo recordó como “un hombre muy tímido y amable, con una voluntad de acero, que fue valiente al enfrentarse a un régimen que intentó, sin tregua alguna, aplastar su espíritu”.

Havel, travieso dramaturgo del absurdo convertido en activista político, pasó cuatro años y medio en la cárcel por oponerse al gobierno comunista de Checoslovaquia antes de surgir como líder de la Revolución de Terciopelo.

Pensador profundamente dedicado, dado a las declaraciones largas e intrincadas en los discursos presidenciales y conversaciones, Havel también poseía un gran sentido del humor y, según se informa, paseaba silbando por los largos pasillos del Castillo de Praga en un monopatín, tras convertirse en presidente del país.

Eterno mencionado para recibir el Premio Nobel de la Paz, Havel nunca lo ganó, pero se mantuvo activo hasta su muerte en la causa anticomunista, desde Cuba hasta China.

Instó a las autoridades chinas a liberar al disidente Liu Xiaobo, cuyo llamado a una mayor libertad política en China a través de la Carta 08 está inspirado en la Carta 77 de Checoslovaquia.

Havel y otros disidentes checos intentaron entregar una carta a la Embajada de China, en enero del 2010, antes de que Liu ganara el Nobel de la Paz, pero encontraron las puertas cerradas.

Fue una escena absurda que bien podría haber salido de una de las obras que escribió en la década de 1960, burlándose de las autoridades respaldadas por los soviéticos que en ese momento gobernaban su país.

El teatro demostró ser una potente arma contra los gobernantes comunistas de Checoslovaquia, quienes dimitieron sin que un solo tiro fuese disparado en las semanas posteriores a la caída del Muro de Berlín, señalando la derrota de los regímenes autoritarios de la región respaldados por Moscú.

Havel fue elegido por unanimidad presidente por el último parlamento comunista de Checoslovaquia, justo este mes hace 22 años

Bajo su administración, su país ingresó a la OTAN y la Unión Europea, aunque perdió muchas de las principales contiendas políticas internas de su presidencia, entre ellas su intento por mantener a Checoslovaquia como una sola nación.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que fue “inspirado por sus palabras y liderazgo. …Vaclav Havel fue un amigo para Estados Unidos y para todos los que luchan por la libertad y la dignidad, y sus palabras harán eco a través de los tiempos”.

Aunque al conversar en marzo con Jim Clancy, de CNN, Havel expresó deseos más modestos sobre cómo lo recordaría la historia.

“Estaría contento si se considerara que he hecho algo útil en general”, comentó. “No me importa mucho la fama o la popularidad individual. Quedaría satisfecho con la sensación de que tuve una oportunidad de ayudar con algo en general, algo bueno. Que la historia me brindó esa oportunidad”.