(CNN) — Los científicos están descubriendo más pistas para determinar si las personas con síntomas de demencia leve corren riesgo de padecer Alzheimer.
Un nuevo estudio sugiere que los biomarcadores que se encuentran en el líquido cefalorraquídeo (el líquido que rodea a la médula espinal y al cerebro y actúa como un colchón de protección) pueden predecir quién desarrollará Alzheimer en el 90% de los casos de pacientes con deterioro cognitivo leve, una afección que se caracteriza por problemas de memoria medibles.
Los investigadores reportaron estos hallazgos en la revista Archives of General Psychiatry.
Los pacientes fueron monitoreados durante un periodo de cuatro a 12 años, con una mediana de 9.2 años, en el seguimiento clínico más largo realizado entre pacientes que comienzan a mostrar deterioro cognitivo leve, informaron los investigadores.
Saber cuál paciente con deterioro cognitivo leve llegará a desarrollar Alzheimer es una información vital para los investigadores que buscan tratamientos para esta fatal enfermedad cerebral. El pensamiento actual es que las intervenciones serán más eficaces cuando se administren a un paciente lo más pronto posible, dijo Brickman.
Los ensayos clínicos podrán enfocar mejor sus esfuerzos si se sabe cuáles pacientes están en las primeras etapas del Alzheimer. Por lo general, entre el 30% y el 60% de los pacientes con deterioro cognitivo leve muestran síntomas subyacentes de la enfermedad de Alzheimer, así que no todas las personas con esta condición son candidatas adecuadas para la prueba clínica de Alzheimer.
Los investigadores se enfocaron en dos marcadores biológicos que de manera previa se consideraban implicados en la enfermedad de Alzheimer: un tipo de proteína llamada beta-amiloide, y otra llamada tau. Los expertos creen que una disminución de la beta-amiloide en el líquido de la médula espinal está asociada con una acumulación tóxica de la proteína en el cerebro, lo que provoca la formación de placas relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.
La proteína tau ha estado ligada a ovillos neurofibrilares en el cerebro; los investigadores han encontrado que un aumento de la tau en el líquido cefalorraquídeo también está asociado con la enfermedad de Alzheimer.
Algunos de los participantes, quienes fueron hallados originalmente estables con deterioro cognitivo leve después de cinco años, procedieron a desarrollar la enfermedad de Alzheimer durante el seguimiento más largo. Esto sugiere que un periodo de seguimiento de cinco años no es suficiente para determinar qué tan bien los biomarcadores pueden predecir cuáles pacientes desarrollarán la enfermedad de Alzheimer, dijeron los investigadores.
La asociación entre los biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo y la enfermedad de Alzheimer fue descrita también en estudios en diciembre de 2009 y agosto de 2010, basándose en la idea de que una punción lumbar puede ser útil en la predicción de la enfermedad de Alzheimer.
Cuando este tipo de estudios se publican, Brickman y otros médicos reciben llamadas de adultos mayores preguntando si deberían someterse a una punción lumbar para evaluar su riesgo. Pero es demasiado pronto para usar esto como una herramienta de diagnóstico en la práctica clínica, dice Brickman. Se espera que en el futuro las personas asintomáticas puedan hacerse una prueba de biomarcadores para determinar si algún día padecerán Alzheimer, pero eso no es posible en estos momentos, añade.
“Lo que yo digo a la gente es: Si estás preocupado acerca de tu capacidad de pensamiento, debes hacer una cita con un neuropsicólogo o un neurólogo para recibir una evaluación. La forma de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer es evaluar el comportamiento y el perfil médico de factores de riesgo, no observando los marcadores biológicos en este momento”, dijo Brinkman.
A medida que los científicos consiguen una visión más clara sobre la predicción de la enfermedad de Alzheimer, los adultos mayores podrían tener problemas con la cuestión de si quieren saber su riesgo, sobre todo porque todavía no hay cura. Algunas personas quieren inscribirse en los ensayos clínicos tan pronto como comienzan a mostrar síntomas, mientras que otros prefieren ignorar su estado debido a que no hay cura. Sin embargo, en la búsqueda de tratamientos, los investigadores dependen de la voluntad de las personas para contribuir a la ciencia.