El nuevo presidente de Guatemala Otto Pérez y su esposa Rosa Leal saludan a sus seguidores en Ciudad de Guatemala.

(CNN) – El general retirado Otto Pérez Molina prestó juramento este sábado como presidente de Guatemala con el compromiso de luchar contra el crimen en medio de la creciente inseguridad que azota al país.

“Tenemos un país en crisis… una nación muy cerca de una crisis económica y moral”, dijo. “Hoy hay un aire de esperanza”.

Las preocupaciones por la violencia en Guatemala, que se ha agravado en tanto los carteles del narcotráfico mexicanos han aumentado las operaciones en partes del país, protagonizaron las elecciones del año pasado.

En el sondeo nacional de Vox Latina en julio, más de dos tercios de los guatemaltecos dijeron que la violencia era lo que más les preocupaba, superando ampliamente los porcentajes de los temas de economía, desempleo, pobreza y educación.

El general retirado de 61 años prometió “mano dura” durante su administración.

En un debate presentado por CNN en Español el año pasado, Pérez Molina pidió a las “unidades élite del ejército” tomar un papel más importante en la lucha contra las pandillas y los carteles.

Esa posición –y el alto cargo de Pérez Molina en el ejército durante la guerra civil en Guatemala- le preocupa a los grupos de derechos humanos en el país y en el extranjero.

Las inquietudes nacen del hecho de que el ejército guatemalteco cometió múltiples atrocidades durante la guerra civil, aunque Pérez Molina nunca ha estado directamente implicado en ninguna de ellas.

La pobreza es endémica en Guatemala, y el país tiene una de las peores tasas de crímenes en América Latina. Cuarenta y tres por ciento de los niños menores de cinco años padecen de desnutrición crónica. Y la tasa de homicidios en 2010 fue de 42 por cada 100.000 personas, una de las más altas del mundo.

El año pasado fue la cuarta vez que Guatemala ha realizado elecciones presidenciales desde que fueron firmados los acuerdos de paz en 1996, que terminaron oficialmente con la guerra civil que devastó al país por 36 años. El conflicto dejó más de 100.00 personas muertas y millones de refugiados.