Por Charles García, especial para CNN
Nota del editor: Charles García es el presidente de García Trujillo, una empresa enfocada en el mercado hispano, y es autor de “Leadership Lessons of the White House Fellows”. Nacido en Panamá, vive ahora en Florida.
En los últimos 20 años, ¿qué nombre de varón figura siempre en la lista de 100 más populares de Estados Unidos? Jesús. Y entre los 4.500 nombres de niño diferentes que se pusieron en Inglaterra en 2009, ¿cuál fue el más popular? Mohamed. ¿Y en Bruselas? Mohamed. ¿Y Oslo? Mohamed. ¿Y Amsterdam? Mohamed. ¿Y qué tienen que ver los nombres de bebé con la economía global? Todo.
Los bebés son la moneda del futuro ya que cuando crecen se convierten en trabajadores contribuyentes. Repasemos Demografía elemental, que consiste, en esencia, en el estudio de los nacimientos. Los demógrafos usan un término muy elegante llamado “tasa de fertilidad total” y que mide el número promedio de bebés que tiene una mujer durante sus años fértiles. El número mágico aquí es 2,1. ¿Este es el número promedio de bebés que necesita un país para mantener el equilibrio. Y tiene sentido. Cuando una madre y un padre mueren, hay que reemplazarlos con dos bebés, o de lo contrario la población disminuye. Un país rico y poderoso necesita muchos bebés para proyectar ese poderío geopolítico y aumentar su productividad. Si no te multiplicas, ¿quien luchará tus guerras? ¿quién pagará la seguridad social para mantener al abuelo? ¿Quién creará el próximo Facebook, Amazon o Google?
La tasa de fertilidad total de Estados Unidos es de 2,09, un nivel apenas suficiente para para reemplazar a su población. Eso no es bueno. Pero espera, ¿cómo es que sigue creciendo? Muy simple: la inmigración.
Nuestra política favorable a la inmigración y el tratamiento liberal para los millones de personas que trabajan sin papeles significa que nuestra población crecerá de 312 millones hoy a 439 millones en 2050. Los bebés hispanos, 83 millones de ellos, serán el 63% de ese crecimiento. Ahí es donde la tasa de fertilidad total vuelve a entrar en juego: 2,84 para los hispanos, pero sólo 1,84 y bajando considerablemente para los blancos no hispanos que sólo sumarán cuatro millones de bebés a la población total. Tengan en cuenta que esos bebés hispanos nacidos aquí candidatos a la “auto-deportación” de Mitt Romney son ciudadanos estadounidenses, nuestros futuros Navy SEALs, empresarios, trabajadores de clase media e, incluso, podrían llegar a ser presidentes.
La demografía modelará la geopolítica de las dos economías más grandes del siglo XXI: Estados Unidos y la Unión Europea. Mantendrán su condición de potencias mundiales sobre todo gracias a la inmigración.
Los políticos estadounidenses votaron el jueves una medida que posiblemente cargará a nuestros nietos con una deuda de 16,4 billones de dólares, mientras que los políticos europeos que tratan de resolver sus enormes problemas de deuda no tienen nietos en los que apoyarse. Europa se muere a medida que sus países se van quedando sin bebés. Tres cuartas partes de los europeos viven en sociedades con tasas de fertilidad inferiores a 1,5. En el siglo XIV, la peste bubónica acabó con 75 millones de personas y en el siglo XXI, un número mayor se perderá en Europa por este suicidio demográfico.
El colapso demográfico europeo significa que tiene que recurrir a los inmigrantes para llenar su fuerza laboral, y ese vacío lo están llenando los musulmanes. Entre 1990 y 2010, la población musulmana de Europa aumentó de 30 a 44 millones. Y llegará a 58 millones para el 2030 y en 10 países europes más del 10% de la población será musulmana.
Aunque la mayoría de los musulmanes creen en un espíritu de convivencia y tolerancia, una minoría islamista radicalizada y bien financiada rechaza la tolerancia, la democracia y los derechos de las mujeres.Este tumor del extremismo islámico ha hecho metástasis e intimida, margina y silencia a los musulmanes moderados que comparten los valores de una cultura democrática.
Sin niños Mohamed, Europa morirá. Para sobrevivir, sus líderes deben trabajar con los musulmanes moderados para neutralizar las visiones fundamentalistas y desafiar las voces anti-inmigración. Si Europa es incapaz de reformar sus políticas inmigratorias, entonces la consecuencia geopolítica es obvia: una OTAN neutralizada incapaz de proyectar su poderío económico y militar.
Estados Unidos enfrenta su propia relación con los inmigrantes, que se define por puntos de vista opuestos sobre cómo debería integrárselos en la sociedad o no. El miedo a que no se dé la asimilación de los inmigrantes no es nuevo. No hemos perdido nuestra capacidad de recibir y absorber a los recién llegados, como ha sido este país desde su nacimiento. Una reciente encuesta de Public Agenda preguntó a los inmigrantes en Estados Unidos cuánto tardaron en acomodarse y sentirse parte de la comunidad. El 77% dijo que tardó menos de cinco años.
Los hispanos son tan americanos como cualquier otro; son blancos, de piel más oscura y negros. Tienen fuertes valores familiares y son muy religiosos. Para el 92% de los hispanos, Dios es una fuerza activa en su vida diaria: el 66% son católicos; el 25% evangélicos; y el 1% judíos y de otras denominaciones. Los hispanos también son muy patriotas. Más del 25% de los 58.195 nombres del Monumento a la Guerra de Vietnam son hispanos, y uno de los primeros en morir en la guerra de Iraq fue el cabo José Gutiérrez, que ingresó al país ilegalmente y se le concedió la ciudadanía a título póstumo.
Aunque se acusa a los inmigrantes hispanos de provocar una caída en los sueldos, estudios económicos han descubierto lo contrario. En un estudio sobre los efectos de la inmigración en los sueldos a lo largo de una década para la Oficina Nacional de Investigación Económica, Gianmarco Ottaviano, de la Universidad de Bolonia, y Gioanni Peri, de la Universidad de California, Davis descubrió que casi el 90% de los trabajadores nacidos en Estados Unidos disfrutan de mejores salarios gracias a la inmigración. Concluyeron que los inmigrantes tienen un impacto positivo en la economía de Estados Unidos porque tienen una educación y unas habilidades diferentes a las de los nacidos en Estados Unidos, y porque cuantos más trabajadores hay en la fuerza laboral más aumenta la productividad y se estimula la creación de nuevas empresas.
La ventaja competitiva de Estados Unidos sobre cualquier otro país es que lo hacemos mejor en el tema de la inmigración. Nadie tiene nuestra capacidad de integrar y asimilar a gente de diferentes culturas. Y eso nos mantiene jóvenes, fuertes y dinámicos.
Los beneficios de la inmigración se dan muchas veces por sentados. Los inmigrantes trabajan duro. Forman familias fuertes. Viven más tiempo. Crean empresa. Gastan dinero y pagan impuestos. Cuidan de los niños para que los padres puedan trabajar. Y el número de inmigrantes que viven de la seguridad social es mucho menor de lo que nos puedan hacer creer los que se oponen a la inmigración.
Mientras se disputa el tema de la reforma inmigratoria, legisladors y votantes pueden, o bien aceptar a los inmigrantes, de todos los credos, como motores del crecimiento económico que son o, podemos luchar contra el futuro y tirar piedras contra nuestro propio tejado.
Algunos prefieren creer que nos están conquistando un grupo de inmigrantes vagos que ponen en peligro nuestro sistema de seguridad social. Sin embargo, todo estadounidense debería saber ya que los inmigrantes son la sangre de nuestra futura fuerza y poder económico.Y por ello, deberíamos estar agradecidos a los niños que se llaman Jesús.
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Charles García)