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(CNN) — ¿Crees que tu jefe es un psicópata? La evidencia en la investigación global sugiere que podrías estar en lo cierto.

Puedes llamarlo el camino psicópata hacia el éxito.

La palabra psicópata —un narcisista sin conciencia, que imita las emociones en lugar de sentirlas realmente— trae a la mente a asesinos seriales como Ted Bundy o asesinos de ficción como Hannibal Lecter o Dexter, el antihéroe de la popular serie de TV. Pero los psicólogos dicen que la mayoría de los psicópatas no están tras las rejas, y al menos un estudio muestra que las personas con tendencias psicópatas tienen cuatro veces más probabilidades de estar en la alta dirección.

“No todos los psicópatas están en la cárcel; algunos están en la sala de juntas”, dijo el médico Robert Hare, un psicólogo canadiense y coautor del libro Snakes in Suits: When Psychopaths Go To Work (Víboras en trajes: Cuando los psicópatas van a trabajar).

El investigador británico Clive Boddy cree que la crisis financiera de 2007-2008 provocó la creciente proliferación de personalidades psicopáticas en las oficinas, ya que cada vez menos personas pasan muchos años trabajando en la misma empresa.

“Si trabajas en una empresa durante el transcurso de 20 o 30 años, la gente puede saber cómo eres y cómo tratas a las personas, independientemente de cómo te muestres en una entrevista”, dijo Boddy, cuya Teoría de Psicópatas Corporativos de la Crisis Financiera Mundial (Corporate Psychopaths Theory of the Global Financial Crisis), fue publicada recientemente en el Journal of Business Ethics. “Obviamente, en estos días, la gente se mueve de un trabajo a otro cada dos o tres años, y eso ya no es posible”.

Según un estudio del 2010 coelaborado por Hare, alrededor del 4% de los altos directivos muestran tendencias psicópatas, por encima del 1% que los investigadores dicen que normalmente puede encontrarse en la sociedad.

“La gente tiende a pensar en los psicópatas como criminales. De hecho, la mayoría de los psicópatas no son criminales”, dijo Hare, un pionero en el estudio de la psicopatía, quien desarrolló el primer test de diagnóstico para los trastornos mentales en 1980. “Ellos no salen a mutilar, robar y violar, sino que encuentran otras maneras de satisfacerse sin hacer algo necesariamente ilegal… como tomar riesgos con la propiedad o el dinero de otros”.

Lo cual plantea una pregunta inquietante: ¿Por qué es cuatro veces más probable encontrar a los psicópatas en la alta dirección?

El psicópata exitoso

El ‘psicópata corporativo’ trae a la mente el personaje de Patrick Bateman, el banquero de Wall Street que mataría a un colega por conseguir una tarjeta de presentación en la película American Psycho, basada en el polémico libro de Brett Easton Ellis. Sin embargo, en el mundo laboral real, los ejecutivos que muestran tendencias psicópatas suelen ser encantadoramente carismáticos en el primer encuentro, proyectando una confianza que se basa en el engaño, dicen los psicólogos.

Mienten sin remordimiento, roban el crédito de los logros ajenos y son hábiles en transferir la culpa de sus errores, dicen los psicólogos. Los psicópatas son más propensos a tener relaciones sexuales superficiales de corto plazo —a menudo en el lugar de trabajo— y se aburren fácilmente. Son propensos a tomar riesgos sin preocuparse por las ramificaciones.

“La mayoría de nosotros tiene una imagen de la psicopatía que es inexacta: pensamos en el asesino, en el loco (…). De hecho la psicopatía es un trastorno de personalidad que puede dar, o no, lugar a un comportamiento criminal”, dijo Paul Babiak, un psicólogo industrial de Nueva York que hizo equipo con Hare en Snakes and Suits, y una serie de estudios sobre psicópatas en el lugar de trabajo durante los últimos 16 años.

Los psicópatas se sienten atraídos hacia las personas y posiciones poderosas. “A ellos les gusta jugar juegos mentales con la gente y ganar dinero con ello”, dijo Babiak, quien entrena a ejecutivos en el trato con colegas psicópatas. La mayoría de sus clientes está en la industria de los servicios financieros. “Ellos no son estúpidos. Pueden decodificar lo que se espera de ellos e interpretar el papel”.

Una ventaja de los psicópatas es que no están nadando en el mar de emociones que colorea y guía la mayor parte de nuestra toma de decisiones. “Los psicópatas son grandes bullies”, dijo Boddy, autor del libro Corporate Psychopaths: Organizational Destroyers (Psicópatas corporativos: destructores organizacionales).

“Son astutos, manipuladores, y excelentes para diseñar situaciones. Aunque no tienen emociones por sí mismos, pueden crear situaciones emocionales”, dijo Boddy. “El resto de nosotros no se da cuenta que estamos siendo manipulados hasta que es demasiado tarde”.

Programados para los problemas

El trabajo de Babiak y Hare que explora los psicópatas en el lugar de trabajo ganó fuerza a raíz de la implosión de Enron y Worldcom durante el cambio de siglo, y ahora está recibiendo un renovado interés por la crisis financiera y varios casos de fraude de alto perfil, tales como el esquema Ponzi de Bernie Madoff y la condena por abuso de información privilegiada del administrador de fondos Raj Rajaratnam; aunque no ha habido acusaciones comprobadas sobre el estado mental de estas personas.

Gran parte del estudio de la psicopatía proviene de las cárceles, no del lugar de trabajo, y “por una buena razón”, dijo Babiak. “El comportamiento (de un preso en el pasado) está documentado, son capaces de comprobar si está diciendo la verdad o no gracias a registros, puedes observarlos en entornos sociales”.

Ahí radica el problema con el estudio de esta afección y de su impacto en el lugar de trabajo: “Estamos pasando un mal rato haciendo este tipo de investigación porque las empresas no quieren saber”, dijo Hare, quien ha asesorado al FBI acerca de los psicópatas y ayudó a la actriz Nicole Kidman a prepararse para su papel en el thriller de 1993 Malice.

El problema también radica en el diagnóstico. Es fácil confundir los síntomas de la psicopatía con una simple política de oficina o habilidad empresarial. Los psicópatas “creen que las reglas no se aplican a ellos”, dijo Babiak.

Los psicópatas tienen el don de encontrar la debilidad y la inseguridad de sus colegas, y disfrazar esta habilidad maliciosa de “crítica constructiva”. Siempre recurren a ejercer su encanto sobre aquellos que tienen poder en su empresa —y también ejercen malicia en contra de sus colegas o subordinados—. Pero, ¿que eso no es solamente ‘progreso profesional’? “No pueden terminar lo que se proponen, porque son propensos al aburrimiento, pero pueden ser fácilmente calificados como ‘multitarea’”, dijo Babiak.

“La toma de riesgos puede ser beneficiosa. Una falta de empatía puede ser beneficiosa si es necesario tomar una decisión basada en la razón”, agregó Hare.

El daño causado

La diferencia, dicen los investigadores, es que la mayoría de las personas con grandes ambiciones desarrolla distintas personalidades en el trabajo y en casa. Los psicópatas no varían su comportamiento: están programados para los impulsos patológicos. “Ellos actúan de la misma forma con su madre o su hija”, dijo Hare, dañando a miembros de la familia tan hábilmente como a sus compañeros de trabajo.

Aunque los factores ambientales juegan un papel, la psicopatía tiene sus raíces en la biología. Los escáneres cerebrales de los psicópatas muestran que las áreas del cerebro que regulan la emoción en los psicópatas no son tan activas como las de un adulto normal. Al mostrarles palabras cargadas de significado emocional —como ‘violación’, ‘sangre’ o ‘cuchillo’—, su actividad cerebral muestra la misma reacción que cuando les muestras ‘árbol’ o ‘roca’.

“Lo que llamamos conciencia no es un mecanismo puramente intelectual, sino que tiene un fuerte componente emocional. Este componente emocional sirve para diferenciar entre sólo conocer las reglas del juego y dejarse guiar por estas reglas”, dijo Hare. Los psicópatas, desinhibidos de emociones, son “algo así como un auto con gran poder, pero con frenos débiles”.

La crisis representa tiempos dorados para oportunistas laborales calculadores como los psicópatas, dicen los psicólogos. Pero el daño ya hecho —la moral defectuosa, el trabajo en equipo deficiente, la ejecución no efectiva de la estrategia— pueden ser difíciles de cuantificar en los balances generales corporativos, a menos que el psicópata se desvíe hacia la delincuencia real.

El crimen en el lugar de trabajo va en aumento. Un informe de noviembre de PriceWaterhouseCoopers muestra que la delincuencia económica mundial va en aumento: un alza del 13% desde su encuesta mundial en 2009, con un costo promedio por empresa de 5 millones de dólares. Y la mayoría de los delitos se producen dentro del trabajo: 56% de las empresas dicen que los agresores eran empleados.

“Es posible que algunas personas defrauden tu negocio en un rango que va desde tomar el cambio de la caja hasta robar decenas de miles (de dólares)”, dijo Babiak. “El psicópata no ve ninguna diferencia y no siente ningún remordimiento”.