(CNN) — Un feo choque durante una patada de salida en 1997 dejó a Kevin Turner viendo estrellas.
El exdefensivo de las Águilas de Filadelfia, quien pasó ocho temporadas recibiendo palizas en la línea defensiva en la NFL, dijo que el golpe lo dejó sin saber en dónde estaba.
Aún así, el equipo médico lo revisó y después lo regresó al campo, dijo.
“El médico vio mis ojos”, recordó Turner en un comunicado que presentó su abogado como respuesta a las preguntas de CNN. “Entonces me dijo que recordara estas palabras, cuatro o cinco palabras sencillas”.
Pero la tarea resultó muy difícil.
“Fue la cosa más extraña y más frustrante, porque en ese momento pedía regresar al partido”, dijo Turner. “Realmente hacía un gran intento. Recuerdo que fue la cosa más frustrante”.
Para la segunda mitad, esto es lo que recuerda.
“Regresé al partido después del medio tiempo y jugué el resto del juego”, agregó en el comunicado para CNN.
Poco más de una década después, el exjugador de las Águilas todavía lucha con los efectos debilitantes y esclerosis lateral amiotrófica, a menudo conocida como ELA o enfermedad de Lou Gehrig.
Dijo que los médicos le dijeron “no hay cura, morirás entre dos y 10 años, y mejor prepara tus cosas”.
Desde el diagnóstico, Turner perdió la mayor parte del uso de sus manos y brazos. También estuvo de acuerdo en prestar su cerebro para su estudio científico después de su muerte.
Si la enfermedad de Turner, y otras personas como él, pueden relacionarse con las consecuencias de traumatismos repetidos en la cabeza, es el tema de un creciente número de investigaciones, y es el centro de una creciente batalla legal contra la NFL.
Turner es uno de los cientos de exjugadores e la NFL y sus familias que actualmente demandan a la liga por presunta negligencia, afirmando que no hicieron lo suficiente para disminuir los riesgos de que muchas personas dicen es un deporte inherentemente peligroso.
Su abogado, Stephen F. Rosenthal —cuya firma con sede en Miami representa a otros 137 jugadores y familias quienes demandaron colectivamente a la liga— dijo que Turner probablemente sufrió de conmoción cerebral no diagnosticada. Acusó a la liga de no retener deliberadamente la información considerada vital para la seguridad del jugador.
“En ningún momento la NFL, dice la demanda de Turner informó que hubiera riesgo grave y daño cerebral permanente por regresar a jugar demasiado pronto después de sufrir una contusión”, estipula la demanda. “La falla de la NFL fue una causa sustancial de sus lesiones actuales”.
Famosos jugadores como el exquaterback Jim McMahon, así como los corredores Jamal Lewis y Dorsey Levens presentaron demandas similares en estados en todo Estados Unidos.
Los abogados que representan a Lewis y a Levens acusan a la liga de utilizar “comités de médicos elegidos especialmente”, para deformar la evidencia de los efectos del traumatismo en la cabeza, particularmente en las contusiones.
“Creemos que la NFL sabía y tenía la información disponible desde hace muchos años”, dijo el abogado Mike McGlamry.
La liga niega las acusaciones y publicó un comunicado que dice que “desde hace mucho tiempo ha hecho de la seguridad del jugador la prioridad y continúa tomando medidas para proteger a los jugadores y para avanzar en el conocimiento médico y científico, la administración y el tratamiento de las contusiones”.
“La NFL nunca engañó a los jugadores con respecto a los riesgos asociados al futbol (americano)”, se agregó en el comunicado. “Cualquier suposición de lo contrario no tiene mérito”.
Un portavoz de las Águilas de Filadelfia, sobre las acusaciones de Turner, se refirió al comunicado de la liga con CNN.
El domingo durante el Super Bowl, la NFL emitió un comercial multimillonario que habla sobre la historia de la liga y resalta la importancia de la salud y seguridad del jugador.
En los últimos años la liga también tuvo un gran avance para fortalecer las reglas que rigen la conducta dentro del campo cuando agregó personal médico en las bancas —sin afiliación a ningún equipo— para evaluar de forma más independiente las lesiones de los jugadores.
En 2005, la liga prohibió la práctica de taclear a un jugador usando las hombreras, una acción que comúnmente se le llama tacleada de “collar de caballo”, después de concluir que comúnmente terminaba en una lesión.
También endureció una regla de 1979 que prohibía a los jugadores usar sus cascos para golpear, o “arponear” a los jugadores durante una tacleada, una regla de la que los críticos a menudo se quejan por su falta de aplicación.
Los jugadores como el apoyador defensivo, James Harrison, ha lidiado con multas grandes y reiteradas por tacleadas en las que golpea primero con el casco.
Por su parte, los críticos dicen que hace años la liga debió hacer algunos cambios e hicieron llamados para más protección
Parte del problema, resaltó el exapoyador de los Halcones de Atlanta, es que la cultura deportiva promueve en gran medida la conducta de salir al campo con los reconocidos riesgos de traumatismos en la cabeza.
Se fomenta cuando los entrenadores, incluso de nivel de preparatoria, dicen, “Oh, sólo escuchaste el campanazo. Regresa y vuelve a jugar”, señaló Coy Wire. La actitud, agrega, contribuye a los riesgos de daño cerebral a largo plazo.
En un estudio reciente realizado por el Centro de Estudios de Encefalopatía Traumática de la Universidad de Boston, se encontró evidencia de una enfermedad llamada encefalopatía traumática crónica —una enfermedad cerebral parecida a la demencia— en los cerebros de 14 de 15 exjugadores de la NFL. Sus casos tenían una característica común, contusiones reiteradas, golpes en la cabeza por debajo del nivel de conmoción o ambos, de acuerdo con el estudio.
Muchos de los jugadores nombrados den las recientes acusaciones, mientras tanto, presentan una serie de síntomas comunes que incluyen dolores de cabeza, insomnio y demencia. Pero si puede comprobarse que la liga es responsable de presunto maltrato a los jugadores, quienes a menudo reconocen los riesgos y probablemente sufrieron traumatismos en la cabeza durante sus años en la preparatoria y en la universidad, se espera que sea la fuente de una interminable batalla jurídica que involucre a un creciente número de demandantes.
Sin embargo, la familia y los amigos cercanos de los jugadores a menudo tienen que lidiar con las poco agradables consecuencias de la vida diaria una vez que el brillo de los mejores días se desvanece.
Teresa Foley, la esposa del exmariscal de campo de los Jets de Nueva York, Glen Folley, quien se encuentra entre los nombres de la demanda colectiva, dijo que le gustaría organizar un grupo de apoyo.
“Todos pasamos por lo mismo”, dijo Teresa Foley. “Ha sido grandioso para todos nosotros simplemente sentarnos y poder hablar juntos”.
Dice que su esposo, el nativo de Nueva Jersey de 41 años y seleccionado por los Jets en 1994, ha tenido ataques de depresión y pérdida de memoria severa desde que se retiró de la liga hace más de una década.
“Lo envié al supermercado hace un par de meses con una lista de algunas cosas”, dijo Foley. “Fue con la lista. Pero se le olvidó lo que tenía que traer, y también olvidó que tenía la lista”.
El exquarterback regresó sin nada a la casa.
“Empieza a dar miedo”, dice. “Anoche platicamos y hoy ni siquiera lo recordaba”.
Parte de la reclamación, dicen los abogados de los jugadores, sería para establecer un fondo para los exjugadores.
A principios de la semana pasada, un panel de jueces dictaminó que las crecientes demandas contra la liga —incluidas las demandas colectivas emitidas en Nueva York, Nueva Jersey, Florida, Georgia y California— se consolidarán en una corte federal en Filadelfia.