(CNN) — Quienes conocen al sargento Robert Bales quedaron desconcertados por las acusaciones en su contra: él está acusado de matar a civiles inocentes —incluyendo a mujeres y niños— dentro de sus casas en dos aldeas en Afganistán. Sus amigos y familiares dicen que a pesar de haber sido herido en las tres misiones previas en las que sirvió en Irak, seguía comprometido con pasión a servir a su país y se preocupaba profundamente por los demás.
Bob Durham, quien conoció a Bales durante su niñez en Ohio, declaró: “sin importar lo que pasó, Bobby estaba permanentemente afectado. Si el Bobby que yo conozco mejora alguna vez y se da cuenta de lo que ha sucedido, de que murieron mujeres y niños, no creo que pudiera vivir con ello. Es una persona extraordinaria… eso es devastador”.
La esposa de Bales, Karilyn, expresó el lunes en un comunicado que lo que se ha informado a la fecha “no es típico del hombre que conozco y admiro. Por favor respétenme cuando les digo que no puedo aclararles lo que pasó esa noche, así que por favor, no pregunten. Yo también quisiera saber qué pasó. Quiero saber cómo fue posible esto”, dijo.
Karilyn Bales ha externado sus condolencias para la gente en las aldeas afganas en donde sucedieron los asesinatos, “especialmente a los padres, hermanos y abuelos de los niños que murieron. Sé que todas las buenas personas alrededor del mundo, sin importar la nacionalidad, religión o filiación política, se unen a mi pena por los terribles sucesos”, dijo. “Las víctimas y sus familias están presentes en mis oraciones, al igual que mi esposo a quien amo mucho.”
Bales, quien tiene casi 40 años, es acusado de haber abandonado su puesto de combate el 11 de marzo y haberse dirigido, al amanecer, a acribillar a los afganos dentro de sus casas. En resumen, murieron 16 personas, nueve de las cuales eran niños.
Bales no ha sido acusado formalmente, aunque el ejército ha determinado una causa probable. El soldado se reunió el lunes con su defensor, John Henry Browne, de Seattle, en Fort Levenworth, Kansas, donde fue arrestado el viernes.
Las muertes han escandalizado a los afganos y empeorado las ya de por sí tensas relaciones con Estados Unidos. Los decesos también sorprendieron a quienes conocen y aman a Bales, incluyendo a su esposa y sus dos hijos.
A través de un comunicado emitido el sábado, la abogada Emma Scanlan declaró: “la familia del sargento Bales está aturdida ante esta tragedia, pero apoyan al hombre al que conocen como esposo y padre devoto y miembro comprometido de las fuerzas armadas”.
Bales creció y estudió en Norwood, Cincinnati, un suburbio con cerca de 19,000 habitantes. Su amigo de la infancia, Durham, recordó que cuando era adolescente, Bales le ayudaba a cuidar a su hijo, quien estaba seriamente discapacitado. Relató que Bales, quien era un popular jugador de futbol, siempre llevaba consigo al muchacho a donde quiera que fuese. “Amo a ese hombre”, dijo. “Es parte de mi familia. Lo conozco desde el día que nació”.
Según un par de amigos, luego de graduarse de la preparatoria de Norwood en 1991, Bales jugó fútbol mientras asistía a la Universidad de Mount St. Joseph en Cincinnati. Los registros muestran que Bales habitó en diferentes domicilios en el área de Columbus en los años siguientes.
Bales empezó a trabajar como corredor, aprobó su examen de valores bursátiles en 1996 y al siguiente año aprobó el examen de conocimiento de la ley estatal de agentes bursátiles.
Sin embargo, un desacuerdo con un cliente le ocasionó grandes pérdidas. Según un reporte de BrokerCheck emitido por la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera, fue acusado de efectuar operaciones no autorizadas, de no proveer servicios profesionales y competentes, incumplimiento de obligaciones contractuales y legales, impropiedad, fraude y omisión de hechos materiales e incumplimiento de deberes fiduciarios.
En 2003, el arbitraje reveló que había estado involucrado en fraude, incumplimiento de deberes fiduciarios, operaciones no autorizadas, inversiones inadecuadas y especulación. Esto último ocurre cuando un corredor compra y vende frecuentemente desde la cuenta de un cliente principalmente para generar comisiones. Se le ordenó pagar al demandante la cantidad de $637,000 dólares por compensación y una suma igual por daños punitivos.
Bales no fue el único responsable de pagar la suma. Una compañía y otra persona también fueron hechos responsables.
Bales se enlistó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, y según el ejército, en septiembre de 2002 fue asignado a la base conjunta Lewis-McChord, cerca de Tacoma, Washington.
Los registros públicos muestran que también en septiembre de 2002 tuvo un roce con la ley, y se enfrentó a un cargo de agresión en una corte de Tacoma. Se declaró inocente; se sometió a terapia de manejo de ira y se desechó el caso al siguiente año, según los reportes del tribunal.
La víctima no fue mencionada en los registros y los detalles sobre el caso no estaban disponibles. El oficial Naveed Benjamin declaró que el incidente tuvo lugar en un casino en Tacoma.
Bales fue enviado por primera vez a Irak en 2003 y de nueva cuenta en 2006; sirvió durante 15 meses consecutivos como parte de la “oleada”—compuesta por 20,000 elementos— del entonces presidente George W. Bush.
Su defensor, Browne, declaró que durante esa segunda misión Bales resultó herido y sufrió la amputación de la parte de un pie.
Según un informe militar, durante un incidente que ocurrió en 2007, en el que la operación para recuperar un helicóptero derribado cerca de Najaf se convirtió en una misión humanitaria para rescatar a los civiles heridos, Bales—quien entonces fungía como líder de equipo—dijo estar orgulloso de que su unidad “discriminara entre los malos y los no combatientes y al final terminamos ayudando a quienes hasta hace unas horas habían tratado de matarnos”.
En el reporte, publicado en línea en febrero de 2009, Bales declaró: “creo que esa es la diferencia entre ser americano y ser de los malos, alguien que arriesga de esa forma a su familia”.
Bales fue enviado a Irak por tercera ocasión entre 2009 y 2010, según el ejército. Su abogado dijo que sufrió un trauma cerebral cuando el vehículo en el que iba volcó a causa de la explosión de una mina.
El sumario del Ejército enumera las múltiples condecoraciones a las que Bales se hizo acreedor, incluyendo tres medallas por “buena conducta”.
El abogado de Bales declaró que su familia estaba inconforme con su cuarta misión, esta vez en Afganistán. Brown declaró que “se le había dicho que no volvería a ser enviado”.
Según las publicaciones de su esposa en un blog, escritas un año antes y publicadas el viernes por el diario Tacoma News-Tribune, también estaban decepcionados de que no hubiera sido ascendido a sargento de primera clase: “es desalentador luego de todo el trabajo de Bob, y todos los sacrificios que ha hecho por amor a su país, familia y amigos”, escribió Karilyn Bales. “Yo también me siento triste y decepcionada, pero también me siento aliviada, porque por fin podremos seguir con la siguiente etapa de nuestras vidas”.
Según el periódico, Karilyn Bales escribió que la familia se estaba preparando para mudarse el año pasado, con la esperanza de ser destacados en Alemania, Italia, Hawaii, Kentucky—en donde señaló que estarían “cerca de la familia de Bob”—o Georgia, “para convertirse en instructor de tiro a distancia”.
Sin embargo, los registros revelaron que la familia se encontraba en dificultades financieras y fueron obligados la semana pasada a vender su casa en Lake Tapps, Washington en 229,000 dólares, 280,000 dólares menos de lo que les costó en 2006. Los vehículos de la mudanza estaban afuera de su casa este lunes.
Según una vecina, Cassie Holland, los Bales estaban “felices” y “normales”. “Solíamos ir a su casa para las fiestas de cumpleaños, y ellos venían a las de mis hijos”, dijo. “Lo describiría (a Bales) como un tipo muy divertido, el tipo de persona que es el alma de la fiesta. Muy amoroso, genial con sus hijos. No puedo creer que esto haya pasado”.
Antes de comprar la casa, la familia poseía una propiedad en el modesto barrio de clase media de Auburn, Washington, a 30 minutos de la base militar.
Tim Burgess, cuya casa colinda con la que era de los Bales, declaró que Bales era “un buen hombre en verdad, quien solo deseaba servir”. Luego agregó que no habían hablado en casi cinco años y dijo: “Sé que quería regresar al extranjero a servir, esa era su meta”.
Según Robert Baggett, presidente de la Asociación de Propietarios de Riverpark, la casa fue rentada ocasionalmente luego de que la familia se mudara. Hace algunos años la casa fue rematada. La familia tampoco cubrió las cuotas de la asociación durante “al menos tres o cuatro años”, dijo. “No sabemos qué pasó”, dijo Baggett en relación con los Bales y la propiedad de Auburn, que al domingo tenía una advertencia de “No Habitar” pegada en la puerta.
Contribuyeron a este reportaje Susan Candiotti, Paul Vercammen, Moni Basu, Ross Levitt y Chelsea J. Carter de CNN.