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(CNN) — Tener que escoltar a estrellas de la NBA como LeBron James y Paul Pierce puede ser la tarea más desafiante para muchos jugadores de basquetbol.

Sin embargo, para Luc Richard Mbah a Moute —que en realidad es un príncipe en su natal Camerún natal— enfrentar a esta realeza del basquetbol es una experiencia apasionante.

“Me enorgullezco de mi defensa”, dijo Mbah a Moute,  escolta de los Bucks de Milwaukee de más de 2 metros de altura, que ha saltado a la escena de la NBA en los últimos años convirtiéndose en un embajador deportivo para África en la mayor liga de basquetbol del mundo.

Nacido y criado en Camerún, Mbah a Moute es el tercer hijo más joven del jefe de una aldea cerca de Yaundé, la capital del país. Su padre es también director general del Fondo de Empleo Nacional de Camerún.

Al describir su crianza, Mbah a Moute se apresura a señalar que estaba muy lejos de ser lujosa, calificándola de “clase media normal”.

“Cuando la gente oye que eres un príncipe piensa en Eddie Murphy y (la película de 1988) Coming to America, lo cual es totalmente falso”, explica. “Mi papá es simplemente el jefe de mi pueblo, no es como Zamunda o las cosas locas que ves en la película; no tengo mi cara en el dinero, pero te tratan con respeto y tienes ceremonias”.

El ágil alero es uno de los siete jugadores de basquetbol africano que actualmente pertenecen a la NBA, y que esperan seguir los pasos de leyendas del basquetbol de otros miembros del continente como Hakeem Olajuwon y Dikembe Mutombo.

Es el eje de la defensiva de los Bucks y es ampliamente considerado como uno de los mejores jugadores de la liga para contrarrestar las amenazas de los oponentes. Mbah a Moute hasta el momento ha escoltado a todo tipo de jugadores, desde altos aleros como Kevin Garnett, hasta máquinas de anotar con menos estatura como Dwayne Wade.

“Creo que no hay otro como él en el juego, ya que puede escoltar de una a cinco posiciones en la cancha; chicos grandes, chicos pequeños”, dice su compañero de equipo australiano Andrew Bogut. “Yo lo llamo la manta contra fuego, porque cuando los chicos se encienden en el juego, ponemos a Luc sobre ellos y por lo general ellos se apagan”.

Criado en Yaundé, una ciudad metropolitana con más de un millón de habitantes, Mbah a Moute tomó una pelota de basquetbol por primera vez cuando tenía 12 años.

Para cuando cumplió 15 años, era uno de los mejores jugadores juveniles de su país, y tres años más tarde estaba jugando basquetbol universitario en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos.

“Es un viaje muy interesante”, dice. “Cuando vine por primera vez yo sólo sabía decir ‘hola’, ‘¿cómo estás?’ y ‘buenas noches’; más o menos eso era todo”.

Pero no le tomó mucho tiempo superar los desafíos iniciales de su nuevo entorno. Su juego lleno de energía rápidamente se hizo popular entre los fanáticos y Mbah a Moute desarrolló un fiel conjunto de seguidores en todo el campus de UCLA.

“Había otro hombre de Camerún en el equipo y los fanáticos eran muy buenos con nosotros y ellos crearon los ‘locos de Camerún’”, recuerda. “Tenían banderas y camisetas y una vez sacaron una camiseta —’Moute apalea a Boute’— y entonces el próximo año casi todos comenzaron a usar eso y yo pensaba: ‘Guau’”.

Sus talentos atléticos también llamaron la atención de los mejores equipos de la NBA y en 2008, Mbah a Moute cumplió su sueño de la infancia y se convirtió en un jugador profesional a la edad de 21 años.

A pesar de que no fue visto inicialmente como uno de los prospectos más interesantes que se graduaron de la universidad ese año, fue una selección de segunda ronda para los Bucks. Mbah a Moute estaba decidido a no dejar que esta oportunidad se deslizara entre sus dedos.

“La mayoría de las selecciones de segunda ronda no pegan —muchas veces ni siquiera juegan—, pero creo que yo estaba decidido”, dice. “Sólo necesitaba la oportunidad y los Bucks me dieron la oportunidad y una vez que la agarré, la aproveché y el resto es historia”, dice Mbah a Moute sonriendo.

Y él tiene muchas razones para sonreír. No sólo permaneció en la liga más difícil del mundo, sino que recientemente ha vuelto a firmar con los Bucks para otros cuatro años; el nuevo acuerdo ha aumentado en más del triple su sueldo, y ahora su compensación llega a cerca de 19 millones de dólares.

Pero a pesar de su éxito en las canchas de basquetbol estadounidenses, la estrella de la NBA de 25 años de edad no ha olvidado sus raíces. Él quiere retribuir a su país y continente, ayudando a los jóvenes africanos a desarrollar su potencial.

“La parte más gratificante es poder dejar un impacto en la gente”, dice. “Yo represento a Camerún, África, manteniendo el sueño para otros niños”.

En el verano de 2009, Mbah a Moute viajó a Johannesburgo, Sudáfrica, para participar en Basquetball Without Frontiers, el esfuerzo continuo de la NBA para dar a los jóvenes con talento la oportunidad de jugar.

“Hay mucho potencial en África, deportivamente, intelectualmente”, dice. “Tienes mucha gente distinta y necesitan entender que tienen un gran potencial, y pueden hacer grandes cosas y seguir avanzando para convertirse en el África de mañana”.

Teo Kermeliotis contribuyó con este reporte