Mientras los jefes de estado y de gobierno discutían en Cartagena sobre los mejores caminos para lograr el desarrollo de los pueblos, la educación parece ser una de las herramientas unánimes para este fin.
Pero no son los presidentes quienes educan, sino los libros. Es precisamente con esa mentalidad con la que Martín Murillo Gómez presta los libros de su biblioteca móvil a cualquier lector que pase frente a su Carreta Literaria.