(HLN) – El sargento Jeremy Cooney y sus compañeros infantes de marina volvían de Afganistán a un gimnasio donde los esperaban amigos y seres queridos. “We Are the Champions” sonaba a todo volumen para darles una maravillosa bienvenida de vuelta a casa.
Jeremy llamó a su hijo Michael, de seis años, que tiene parálisis cerebral y no podía caminar por su cuenta. Sin embargo, a espaldas de Jeremy, había pasado meses aprendiendo y estaba listo para saludar a su padre con su nueva capacidad.
Poco a poco, con pasos alegres Michael recorrió el corto camino a través del gimnasio hacia su padre que lo esperaba con los brazos abiertos. Se puede escuchar la multitud vitoreando mientras Jeremy lo abraza y lo cargaba, rodeado de su familia emocionada.
“Los médicos inicialmente dijeron que no volvería a caminar ni hacer nada”, escribió Melissa Cooney de su hijo en el blog “Bienvenido a Casa”. “Mientras su papá estaba lejos, él aprendió a caminar … Teníamos la esperanza de que pudiera caminar en secreto mientras su papá estaba lejos”.
Melissa dijo a HLN que las horas previas al gran momento de Michael con su padre estuvieron llenas de nervios. La familia de Cooney había llegado al gimnasio a las 10 pm y esperó toda la noche hasta que los soldados finalmente llegaron casi siete horas más tarde. Melissa tenía miedo de que su hijo fuera a estar cansado, pero no fue así. No, en absoluto. “Creo que él sabía todo el tiempo que papá iba a venir”, dijo Melissa. “Y él iba a caminar por él.”
Fue fácil mantener el progreso de Michael en secreto durante la ausencia de Jeremy, pero fueron unos meses muy intensos para el niño y sus cuatro hermanos amorosos que lo apoyaron en el camino. “Todo comenzó con su aprendizaje a ponerse de pie sin agarrarse a nada. Una vez que llegó a dominar eso, empezó a dar un paso a la vez”, dijo Melissa. “Sus hermanos fueron una parte importante en ayudarle a aprender”.
La historia del pequeño Michael y su padre sirve para probar una cosa: Para algunas personas, los héroes están en la familia.