(CNN) — Unos 120 brasileños que fueron presos políticos durante la dictadura militar recibieron este lunes disculpas oficiales del estado de Río de Janeiro.
Entre los reconocidos como presos políticos estaba la presidenta Dilma Rousseff, aunque no estuvo presente en la ceremonia, realizada en el gimnasio de Río de Janeiro que durante la dictadura fue utilizado para retener a los presos.
Los organizadores esperaban que la presidenta asistiera, pero en su lugar asistió la secretario especial para Derechos Humanos, Maria do Rosário, dijo Paula Pinto, portavoz de la Secretaría de Asistencia Social y Derechos Humanos de Rio.
La “ceremonia de reparación” es el último de una serie de reconocimientos públicos por los abusos cometidos durante 21 años de régimen militar, que duró desde 1964 hasta 1985.
Aunque han pasado casi 30 años desde el retorno de la democracia, los pasos hacia la reconciliación y la justicia han sido desiguales.
La ley de amnistía aprobada en 1979 fue vista como una apertura en las relaciones entre los gobernantes militares y la oposición en el camino hacia la democracia, según Leonardo Avritzer, profesor de ciencias políticas en la Universidad Federal de Minas Gerais.
Una vez que el gobierno civil regresó, el gobierno federal se disculpó por los abusos, pero no hubo depuración de responsabilidades a nivel individual. El silencio sobre el tema ha seguido hasta ahora.
A principios de este mes, Rousseff tomó juramento a una comisión de la verdad que tienen dos años para investigar los abusos cometidos entre 1946 y 1988, período que incluye la dictadura.
La tortura y los asesinatos durante la dictadura militar de Brasil ocurrieron a menor escala que en Argentina y Chile, pero, de acuerdo con Human Rights Watch, por lo menos 475 personas fueron desaparecidas durante ese período. Miles de personas fueron detenidas y torturadas.