Los artistas creen estar dibujando lo que los kenianos ya están pensando.

Por David McKenzie

(CNN) — Un autobús blanco va a través de Nairobi a la medianoche. Se ve como el tipo de autobús que los turistas contratan para que los lleven de safari, pero éste va lleno de una pandilla en la que todos visten sudaderas con capucha negras.

Buscan pegarle a la clase política de Kenya con un mensaje: son artistas del grafiti quienes representan a los políticos de su país como buitres.

“Hemos intentado hacerlo con otros animales, como las hienas, pero el animal que más se acerca a la descripción de los políticos kenianos es el buitre. Ellos se aprovechan de los más débiles”, dijo Boniface Mwangi, un fotógrafo keniano y líder del grupo.

Mwangi dirige a sus artistas hacia una pared blanca junto a un banco.

Un grafitero llamado Uhuru enfoca un pequeño proyector hacia la lóbrega pared mientras Bankslave y Smokey ponen las primeras líneas negras. Colocan conos de tráfico para dar la apariencia que todo es oficial.

Pero solo un puñado de indigentes se acercan a ver qué pasa.

Mwangi es un reportero gráfico laureado que ha dejado de lado su carrera, poniendo en riesgo su exitoso negocio de fotografía comercial.

Dice que el arte sobre los buitres está causando furor. “Hemos sido capaces de cambiar el lenguaje del país, ahora la gente y los medios de comunicación se refieren a los políticos como buitres. Y eso es lo que buscábamos: que la gente pudiera definir a sus líderes por lo que realmente son”.

Toda su vida cambió gracias a un momento que captó con su cámara.

“Hay una foto memorable”, dice. “Vi a una niña a la que acababan de dispararle y me recordó a mi hermana. Eso me rompió el corazón”.

Era inicios de 2008 y la inquietud poselectoral se había apoderado de Kenya. Mwangi fue testigo a través de su lente de cómo se estaba desenmascarando su país. En una imagen se ve una pareja parada sobre un cadáver dejado a un lado del camino bajo la lluvia; en otra imagen, el justo momento antes que un machete haga impacto para después mostrar la imagen de una mano mutilada, la cual aún sujeta un arma improvisada.

Sus imágenes fueron vistas alrededor del mundo y las imprimieron en importantes diarios. Pero después de las ceremonias de premiación llegaron las pesadillas.

“Cuando miro mis fotos puedo oler el miedo y escuchar los gritos. Sucedió en mi país. Los lugares donde tomé las fotos son lugares a los que usualmente voy. Las fotos son la realidad diaria de mi vida”, dijo.

Añadió que el dolor se transformó en enojo y después en activismo. “Fui forzado por las circunstancias. Había demasiado silencio. Los problemas están ahí y los enfrento cada día, los veo cada día. Pero no hay nadie haciendo nada al respecto”.

Mwangi organizaba espectáculos fotográficos ambulantes para recordarle a la gente de los horrores que ha causado la violencia política.

Dice: “creo en el poder del arte visual, así que la fotografía se volvió mi herramienta, pero mi esfuerzo solo puede ir hasta cierto punto. Pero en el grafiti hay suficiente espacio para jugar con las imágenes, las palabras y las fotografías que no existen”.

Conoció talentosos grafiteros que trabajaban en Nairobi. En ese entonces pintaban imágenes de Michael Jackson y Tupac. Eso definitivamente ha cambiado.

En la pared blanca la imagen va tomando forma. Es una imagen basada en la pintura La Creación de Adán de Miguel Ángel.

Jomo Kenyatta y Daniel Arap Moi, antiguos presidentes de Kenya, aparecen estirándose para tocar el bronce político keniano. En lugar de ángeles como pintó Miguel Ángel, aparecen como buitres. “Los ejes de la maldad” está escrito en letras rojas encima del grupo.

A pesar de décadas de escándalos de corrupción que implica a líderes y brotes de movimientos políticos, Transparencia Internacional, una ONG que trabaja para exponer la corrupción del gobierno y las empresas, dice que ninguno de los altos mandos políticos de Kenya ha sido enjuiciado.

Así que los artistas creen estar dibujando lo que los kenianos ya están pensando.

“No es que nadie sepa lo que está pasando”, dice Uhuru, “pero creo que la forma en la que estamos actuando nosotros habla mejor que mil palabras. Nosotros simplemente no deseamos tener el mismo tipo de violencia que la última vez”.

El grupo ha sido acosado por la policía. Al menos un alto mando político ha intentado comprarlos, según cuenta Mwangi.

Ellos no favorecen a ningún grupo político, todo es un juego limpio, dice Mwangi. Él sólo desea iniciar una revolución electoral.

“El poder está en el voto. Hace cuatro años intentamos con la violencia y no funcionó. Así que el poder está en el voto. Queremos un cambio, y ese cambio sólo puede llegar a través del voto. Esa es la razón por la cual hacemos los grafitis”.

“Nuestra idea es que la gente vea el mural cuando va camino a su trabajo o de regreso a su casa y generar ese diálogo intenso en dónde la gente se pregunte ‘¿realmente somos así de tontos? ¿por qué seguimos votando por esta gente?”.