Por Gustavo Lutteral
Nota del editor: Gustavo Lutteral es editor de música del sistema integrado de medios de la Ciudad de Buenos Aires; además es conductor y productor general de varios programas de Radio Ciudad en la capital argentina.
Poder resumir en unas pocas palabras la importancia de Juan Alberto Badía en los medios de comunicación de la Argentina no es tarea fácil. En principio, creo que habría que separar, a manera de capítulos, su contribución a la radio, a la televisión, a la producción integral y fundamentalmente a la búsqueda de talento nuevo para retroalimentar permanentemente al mundo del show business.
En radio, a muy temprana edad, Badía revolucionó la AM con un recordado programa llamado “Imagínate” en donde desde su nombre ya dejaba en claro dos cosas: su incondicional amor por John Lennon, ergo por los Beatles, y por dar rienda suelta a su prolífica imaginación en pos de renovar las ondas hertzianas. En ese programa, por primera vez se incluía una sección enteramente dedicada a difundir las canciones de lo que por aquel entonces (segunda mitad de la década del ’70) se llamaba música progresiva, más tarde conocida popularmente como rock nacional. Allí, en “La Búsqueda Joven” -tal el nombre del segmento- sonaron en forma permanente Charly, Nebbia, Spinetta, Cantilo, Porchetto y tantos otros. La música de sus amados Fab Four también tenía su cita obligada, noche a noche, con su sección “Beatlemanía”. Después vinieron “A mi manera”, “Piedra Libre” en la FMR y tantos días de radio, inclusive un ambicioso y original proyecto de llevar con su estudio móvil sus programas a cada rincón de la vasta geografía argentina.
En la televisión, Beto venía haciendo varias cosas y participando de éxitos como “Matiné” en el viejo Canal Once, de Héctor Ricardo García. Cuando en 1983 crea “Badía y compañía”, marca un antes y un después; un programa que cambió la rutina de los argentinos los sábados por la tarde y lanzó al estrellato a músicos, cómicos y periodistas.
La gente se quedaba en casa, aunque hubiera un sol radiante para ver “Badía y compañía”. Luego de siete u ocho horas en el aire, el público esperaba ansioso el concierto de cierre con un auténtico recital en vivo de los artistas populares más variados. Desde el dúo Pimpinela hasta el Flaco Spinetta y desde Mercedes Sosa hasta Marilina Ross. Pero quizás la apuesta más jugada fue la de hacer radio por televisión y unir sus dos pasiones. Surgido en principio para las mañanas y transformándose luego en un clásico de las trasnoches; “Imagen de Radio” pasó por la tele abierta y el cable dejando otra huella imborrable en el corazón y las preferencias del público.
Después, vinieron ”Una Buena Idea” por Telefe; “Estudio País” con sus sueños de unir a todo el territorio y su “Badía en Concierto”, mostrando tanto lo más nuevo como lo consagrado en materia musical.
Por sobre todas las cosas, además de gran locutor, conductor, animador y periodista, Badía era un exquisito productor integral. Desde la idea más chiquita, Juan exploraba todas las posibilidades para desarrollarla y traducirla en la producción más ambiciosa y original. No le alcanzaba con tener a Maradona, había que pensar qué hacer con Maradona. Producir no era sólo coleccionar nombres o presencias sino saber qué hacer con ellos.
Otro de los aportes fundamentales de Juan Alberto Badía fue el ir descubriendo permanentemente nuevos talentos, así como la renovación de los medios de comunicación. Muchísimos de nosotros fuimos descubiertos, reubicados o resucitados gracias a su gran capacidad para ver más allá y sacar de cada uno de sus “bendecidos” aquello que, quizás, ni siquiera era imaginado o ansiado.
Con Beto, se va uno de los más grandes en la historia de la radio y la televisión en Argentina, y me atrevería a decir, uno de los más innovadores en Latinoamérica.
En lo personal, tuve la fortuna de tenerlo como uno de mis grandes maestros. El ser productor de “Badía y compañía” fue una escuela inolvidable y el haber sido elegido como conductor de varias de sus creaciones como “Todo Nuevo” o “Imagen de Verano” me llenan de orgullo. Pero quizás el momento que más atesoro, fue cuando en 1989 se dio algo que ni siquiera estaba en mis sueños más delirantes. Habiendo sido enviado por él a entrevistar a Paul Mc Cartney a Los Ángeles, en búsqueda de la primera entrevista de Sir Paul para un medio argentino, pude no sólo conseguir mis gloriosos veinte minutos de charla con el músico que más admiré y admiraré en mi vida, sino que a mi vuelta al país, el presentar ese material junto a Juan Alberto para un especial de “Imagen de Radio” cerraba un círculo perfecto en mi historia. A los once años me quedaba dormido escuchando a Beto con su “Imagínate”, luego de haber tomado nota minuciosa de cada detalle descrito por él en la “Beatlemanía” del día, sin imaginar que, quince años más tarde, Paul y Juan se convertirían en parte de mi realidad. Esa realidad que tipos como Badía ayudan siempre a transformar y mejorar. Buen viaje, querido Maestro, Beto Badía!
(Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a Gustavo Lutteral)