Seguidores del grupo islámico pakistaní de línea dura Jamaat ud Dawa se manifiestan en contra de la película antiislamista que provocó ira entre los musulmanes.

Por Jillian C. York*, especial para CNN

(CNN) – Apenas horas después de que un consulado estadounidense fuera atacado en Libia, resultando en la muerte del embajador y de tres de sus colegas, YouTube bloqueó el acceso a un video antiislamista que generó protestas en Egipto y Libia. El video, que fue hecho en Estados Unidos y en el que se representa de manera cruda al profeta Mahoma, ofendió entendiblemente a muchos musulmanes.

Parecería que la decisión de Google –compañía dueña de YouTube- estuvo basada no por una orden de algún gobierno sino en sus propias preocupaciones. “Trabajamos duro para crear una comunidad que todos pueden disfrutar y que les permite a las personas expresar opiniones diferentes”, dijo YouTube en un comunicado.

“Esto puede ser complejo porque lo que está bien en un país puede ser ofensivo en otro. Este video –que estaba ampliamente disponible en la web- cumple claramente nuestros parámetros y por eso permanecerá en YouTube. Sin embargo, dada la muy difícil situación en Libia y Egipto, hemos restringido temporalmente el acceso en ambos países. Nuestros corazones están con las familias de las personas asesinadas en el ataque de ayer en Libia”.

Aunque el video puede ser visto por el resto del mundo, los usuarios en Egipto y Libia encuentran un mensaje que dice que no está disponible en su zona. Este es el mismo mecanismo usado cuando se restringe el acceso a ciertos países por cuestión de derechos de autor.

Aunque restringir el video en dos países podría parecer entendible ante la terrible violencia que ocurrió en Libia, no le beneficia a la compañía ni a los ciudadanos de esos países que Google sea el árbitro del acceso a los videos.

Cuando se trata de contenido con derechos de autor, YouTube debe cumplir la ley, específicamente la Digital Millenium Copyright Act de Estados Unidos, que le permite al dueño de los derechos reportar el contenido publicado por otros usuarios como contenido propio.

YouTube también ha eliminado contenido bajo la presión informal de algunos gobierno, como en 2010 cuando eliminó videos que presuntamente eran de Al Qaeda después de un discurso en el que la ministra de seguridad británica, Pauline Neville-Jones, dijo que esos videos “incitan asesinatos a sangre fría y eso va en contra del bien público”.

Cuando se trata del tipo de contenido en el video en cuestión, el hecho es que hay pocas regulaciones por las cuales YouTube se debe regir.

En Estados Unidos, el contenido del video estaría protegido bajo la Primera Enmienda. Como compañía estadounidense, YouTube misma tiene derecho a la expresión, que incluye el el derecho a tener sus propias políticas sobre los tipos de expresiones que le parece apropiado tener.

Esas políticas ya han sido cuestionadas. En 2007, una corte de Turquía le ordenó a YouTube estar bloqueado en el país después de que la compañía se negara a retirar los videos considerados ofensivos hacia el fundador del país; la prohibición fuer reversada dos años después. YouTube enfrentó una prohibición similar en Pakistán en 2010 después de que se negó a retirar las caricaturas que representaban a Profeta Mahoma.

Pero aunque algunos gobiernos piensas que YouTube es muy laxo, algunos de los usuarios han dicho que es muy restrictivo.

Al activista de derechos humanos egipcio Wael Abbas le desactivaron su cuenta en 2007 después de que publicó contenido violento mostrando la brutalidad policial en su país. Eventualmente, su cuenta fue restaurada y YouTube cambió sus políticas en respuesta las quejas de él y de otros usuarios, permitiendo que el contenido de violencia sea publicado bajo una excepción de videos que son “educativos” o son “documentales”. Esta política luego les permitió a los activistas en Egipto, Túnez, Siria y otros lugares publicar documentación de la violencia gubernamental.

En este caso, YouTube ha dicho que el video no viola los términos de servicio. Así que como el video no viola las reglas de la compañía y YouTube no ha recibido una orden de los gobiernos de los dos países (hasta donde sabemos), entonces la única explicación es que YouTube está decidiendo por su cuenta lo que sería para el mejor interés de los libios y egipcios. Esto es, de hecho, una movida extraña para la compañía y podría traerle repercusiones negativas eventualmente.

Tomen por ejemplo otro caso de este año,. Cuando Pakistán bloqueó Twitter después de que la compañía se negara a retirar contenido ofensivo, los ciudadanos quedaron enfurecidos, temiendo que eso fuera un precursor de censura durante el periodo electoral. Si Twitter hubiera retirado el contenido, el hecho no habría sido noticia; en vez, la indignación de los ciudadanos obligaron al gobierno a reversar su decisión en menos de un día.

Google debería tomar el ejemplo de Twitter, una compañía más pequeña y más joven que, cuando se enfrentó a algo similar, se ha mantenido firme. Google debería emitir un comunicado diciendo que el contenido será “retenido” en ciertos países sólo ante una orden legal válida y que la prohibición debería ser comunicada transparentemente a todos los usuarios.

En vez, al ubicarse como árbitro, Google ahora es vulnerable a demandas de parte de varios actores y tendrá que explicar por qué ve en la censura la solución correcta en algunos casos pero no en otros.

*Nota del editor: Jillian C. York es directora de libertad de expresión internacional en la fundación Electronic Frontier. Es columnista de Al Jazeera