Por Frank Schaeffer , especial para CNN
Nota del Editor:El nuevo documental “Hellbound?” explora las ideas de los estadounidenses acerca del infierno. Le preguntamos a dos prominentes cristianos que aparecieron en el filme sus opiniones acerca del infierno.
Frank Schaeffer es autor de best sellers del New York Times. Su último libro es “Crazy for God”.
(CNN) — ¿Será coincidencia que la guerra más reciente, con tintes religiosos, que empezó el 11 de septiembre del 2001 involucre principalmente a Estados Unidos y el mundo del Islam? Simplemente parece que ningún subgrupo en la humanidad está más arraigado con la doctrina del infierno que los musulmanes conservadores y los cristianos conservadores.
En ningún otro sitio del planeta los cristianos han estado más cerca de controlar la política exterior como sucede en Estados Unidos. Y los musulmanes conservadores nunca antes habían sido tan dominantes en los países de donde proceden los extremistas de los ataques del 9/11: Paquistán, Arabia Saudita y Afganistán.
¡Qué par de personajes George W. Bush y Osama bin Laden! Por un lado, un presidente estadounidense que nació evangélico con especial aprecio por el Estado de Israel y su importante papel en los últimos tiempos, pero por el otro, un líder terrorista que creía servir a Dios intentando liberar a la Península Arábiga de la presencia estadounidense y limpiando la “contaminada” tierra de Palestina de los que él consideraba eran unos “judíos invasores”.
Por tanto, seas ateo o no, el asunto de quién irá al infierno sí importa porque hay muchas personas en este planeta —muchos de ellos extraordinariamente bien armados, desde el personal militar estadounidense hasta los fanáticos musulmanes—, que realmente creen que Dios les sonríe cuando mandan al infierno a sus enemigos.
Entonces, mi visión del infierno está ligada a dos cosas: primero, la cuestión teológica acerca de si existe la tierra del sufrimiento eterno como parte del ‘gran plan’ de Dios para la mayoría de la humanidad.
Segundo, la cuestión de las implicaciones políticas sobre tener a una gran porción de la humanidad creyendo en la condena para aquellos que estén en desacuerdo con su teología, su política y su cultura, como si de alguna manera simplemente matar a nuestros enemigos no fuera suficiente.
Lo que mucha gente no sabe es que existe otra tendencia que permea tanto en el cristianismo como en el islam y que es mucho más piadosa que la opinión de los fundamentalistas acerca de la salvación, el juicio y la condenación.
El Corán se refiere al paraíso, el cual es considerado por los musulmanes como el destino final de la sociedad que Dios elija, como “el hogar de la paz”.
“Nuestro Dios”, se les pide recitar a los musulmanes, “tú eres la paz y la paz viene de ti”.
En vista de que soy cristiano, puedo decir más sobre ello. Un punto de vista sobre Dios, el más fundamentalista, hace referencia a un Dios punitivo avocado a castigar a quienes “se extravíen”.
El otro punto de vista, igualmente antiguo, que data de la época del Nuevo Testamento, habla de un Dios que lo perdona todo y que en la persona de Jesucristo terminó con una época de sacrificios de las ovejas descarriadas, la retribución y el castigo eterno.
Como dijo Jesús en la cruz: “Perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Esa visión liberadora dice que Dios, lejos de estar buscando justicia, es un padre misericordioso que ama por igual a todos sus hijos. Ésta es la visión menos conocida de hoy en día debido a los fundamentalistas —representados por los evangelistas y a otros—, tan presentes y dominantes en la cultura estadounidense.
Esta visión redentora no es menos real.
¿Por qué importa nuestra percepción sobre el infierno? Porque los que creen en el infierno creen en la venganza. Y de acuerdo con estudios de la química del cerebro, tomar venganza y alimentar el resentimiento es una fuente de estrés que destruye vidas.
Para una profunda exploración sobre la locura causada por adoptar la ‘justicia’ de la venganza de ‘Dios’ y la retribución, les recomiendo ver la cinta Hellbound
La cinta muestra el infierno del pensamiento de venganza y el desquicio de las mentes de algunas personas a través de su negación de la empatía humana, que los lleva a saborear el violento futuro de sufrimiento que predicen que les espera a los que “se pierden” en el infierno.
¿Realmente queremos regresar a una época de religión literalista? ¿No fue suficiente el 9/11 como argumento en contra de una religión exageradamente punitiva?
Necesitamos al infierno como necesitamos un hoyo en la cabeza. Es tiempo para el entendimiento alternativo de una religión empática y misericordiosa.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Frank Schaeffer.