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(CNN) — Sara Morales tiene apenas 20 años y dice que ya fue al infierno y regresó. La mujer colombiana, que vive en Bogotá, dice que fue reclutada a la fuerza por el principal grupo guerrillero en su país cuando apenas era una jovencita.

“Cuando tenía 11 años fui violada por las guerrillas de la FARC y durante 11 años fui abusada y explotada por ellos”, dijo Morales.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son un grupo guerrillero que ha estado en guerra con el gobierno colombiano durante casi cinco décadas.

Historias de niños secuestrados o reclutados a la fuerza por grupos guerrilleros fueron otra vez el centro de atención en el 2006 cuando el gobierno colombiano liberó un video confiscado durante una redada militar. El video mostraba escuadrones de jovencitos siendo entrenados como guerrilleros en medio de la jungla.

Un estudio reciente sugiere que en los años después de la liberación de ese video, grupos armados, incluyendo paramilitares, guerrillas y cárteles de droga, no solo han seguido reclutando niños, sino que ha aumentado el número de menores en sus filas de manera dramática.

El estudio llamado Como corderos entre lobos (Like Lambs Among Wolves) de Natalia Springer, rectora de la escuela de derecho de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá, Colombia, ha encontrado que en los pasados cuatro años, 18.000 niños han sido forzados a unirse a los grupos de guerrillas y paramilitares en Colombia.

“De hecho tenemos una emergencia humanitaria en Colombia con respecto al reclutamiento de niños”, dijo Springer, que también es analista política y activista de derechos humanos.

De acuerdo con ella, algunos menores que se llevaron los grupos armados son secuestrados, pero otros, especialmente aquellos que viven en áreas remotas, marginadas y empobrecidas de Colombia, son engañados con la esperanza de comida y casa.

Los descubrimientos de su estudio son escalofriantes, Springer dice que encontró que el 69% de los capturados tienen al menos 14 años, en algunos casos hasta ocho años. La investigación también reportó que el 98% de ellos fueron objeto de abusos o testigos de atrocidades.

La activista dijo también que los grupos guerrilleros reclutan a los niños para hacer el “trabajo sucio”, que incluye actividades extremadamente peligrosas en las que sus vidas están en peligro constante.

“Ellos instalan las minas terrestres, transportan explosivos, secuestran y están involucrados en todas las actividades que los adultos realizan”, explicó Springer.

La investigadora dijo que su equipo notó lo que ella llama una preocupante nueva tendencia. Mientras que la gran mayoría de los niños capturados por los grupos armados eran hombres, el porcentaje de niñas secuestradas ha aumentado dramáticamente en un 43%. Aparte de las actividades de combate, Springer dice que estas niñas son sujeto de servicios sexuales.

“Para ellas es una obligación servir sexualmente a sus comandantes, entonces ellas deben realizar algunas actividades que son humillantes y difíciles de aceptar”, contó Springer.

El gobierno colombiano no discute que están reclutando niños en grandes cantidades, pero cuestiona las estadísticas del estudio.

Diego Molano Aponte, quien está a cargo del Instituto Colombiano para el Bienestar de la Familia, dice que comparte la preocupación de Springer con respecto a la situación, pero cree que algunos datos de la información recaudada en la inevstigación pueden no ser exactos.

“Nosotros, el gobierno, tenemos algunas dudas acerca del número total de 18.000 niños. Nosotros creemos que sus fuentes deben ser revisadas de nuevo, porque la estadística debe de ser menor a eso. Pero en cualquier caso, sigue siendo un problema”, dijo Molano.

Springer notó que la mayoría de los niños reclutados son esencialmente analfabetas, y los indígenas colombianos son especialmente vulnerables. Entre los que son reclutados por los grupos armados violentos, el común denominador es la pobreza extrema.

Sara Morales, la superviviente, dice que muchas veces piensa en los niños que no pudieron sobrevivir. “Éramos un grupo de 300 niños y solo 12 fuimos lo suficientemente afortunados para sobrevivir. Éramos niños que sufríamos todo tipo de abusos por parte de la guerrilla”, explicó Morales.

El resto, dice Morales, muerieron por enfermedades o en combate. Muchos otros fueron silenciados para siempre por minas terrestres o por sus propios comandantes.