Mentor, Ohio (CNN) — Si Barack Obama vence este martes, gobernará una nación profundamente dividida y no tendrá un periodo de gracia para sanar las heridas poselectorales. Eso es debido a que los plazos límites que se avecinan exigen que las fuerzas del presidente se enfrasquen en un duelo con el Congreso por la cuestión de los recortes presupuestarios y cambios hacendarios denominados por Washington como el “precipicio fiscal”.
La discusión presupuestal tiene el potencial de exacerbar la ya de por sí enconada atmósfera.
Los altos mandos demócratas dicen que el enfoque del presidente para las negociaciones del precipicio fiscal depende de cómo reaccionen los republicanos ante las elecciones. Algunos creen que una victoria de Obama obligaría a una autoevaluación por parte del Partido Republicano.
“Por algo contamos con dos partidos, y el suyo es un partido muy dividido este momento”, dijo David Axelrod, asesor de campaña de Obama. “Hay miembros de su partido que evaluarán los resultados con un fin más ideológico y otros dirán que sería un error. Ellos tendrán que resolver sus propios problemas”.
La declaración ocurrió en entrevistas con una decena de demócratas de alto nivel cercanos a la Casa Blanca o involucrados en los debates relacionados con la agenda del presidente. La mayoría habló de forma anónima, debido que no se sentían cómodos en hablar sobre asuntos poselectorales sin el visto bueno de la Casa Blanca.
Para añadirle dificultad, es posible que el equilibrio partidista del Congreso siga siendo esencialmente el mismo. Los demócratas están preparados para retener el control del Senado, aunque con un margen más pequeño. Se espera que los republicanos conserven el poder en la Cámara, también con una mayoría más estrecha. Restarle poder al control dividido de los partidos en cada cámara significa que el alcanzar consensos será aún más difícil.
Precipicio fiscal
Obama se enfocará en las negociaciones sobre el precipicio fiscal inmediatamente después del martes, dijeron fuentes cercanas al presidente.
En los días previos al fin del año, los líderes del país se enfrentarán a tres eventos relacionados entre sí. En primer lugar, los recortes fiscales de la era Bush expirarán el 31 de diciembre, provocando un regreso a las tasas más altas de la era Clinton, a menos que se establezca una nueva política.
En segundo lugar, se desencadenarán un billón 200.000 millones de dólares en dolorosos recortes presupuestarios automáticos —la denominada “confiscación” (recortes automáticos)— a menos que el Congreso encuentre una ruta alternativa para llevar esa suma de dinero a las arcas de la nación.
En tercer lugar, el país alcanzará un nuevo techo de la deuda a mediados de la primavera.
Estos sucesos, sobre todo los recortes automáticos, podrían tener un impacto devastador en la economía, llevando esto hacia el precipicio fiscal. “Ese es un precipicio por el que nadie quiere despeñarse”, dijo Axelrod.
Demócratas y republicanos coinciden en que la solución más sana es efectivamente abordar las tres crisis con una iniciativa de reforma masiva que recortaría el gasto público y traería más ingresos. Esta incluiría cambios en el código tributario físico (personal), en los programas sociales y en las metas de reducción de deuda.
Pero, como siempre, el diablo está en los detalles.
Funcionarios del gobierno de Obama han dicho a CNN que el presidente vetará cualquier paquete que prorrogue los recortes fiscales de la era Bush para los que ganan 250.000 dólares al año o más.
“Ya he avalado recortes de gastos por un trillón de dólares. Tengo la intención de hacer más, pero si somos serios con esto del déficit, también tenemos que pedirle a los estadounidenses más acaudalados que regresen a las tasas que pagaban cuando Bill Clinton era el mandatario”, dijo el presidente este viernes.
En un comunicado por correo electrónico, el directivo de política de la campaña de Obama, James Kvaal, fue más específico y explicó que el presidente quiere “un plan equilibrado que reduzca el déficit en 4 billones de dólares, con un valor de 2,50 dólares de recortes de gastos por cada dólar de ingresos y reducir el gasto en Medicare, Medicaid y otros programas sociales”.
Si un espíritu de compromiso aparece en los momentos primordiales tras las elecciones, el escenario en el mejor de los casos es un acuerdo marco: En noviembre y diciembre, los partidos acuerdan objetivos generales para el aumento de los ingresos y recortes de gastos, además de nuevas condiciones hacendarias y después trabajar en los detalles durante seis o nueve meses. En este escenario optimista, el país evita un incremento de impuestos con la llegada del Año Nuevo y los horribles recortes automatizados.
El senador Dick Durbin, demócrata por Illinois, opina que esto se puede lograr.
“Tenemos una oportunidad durante este periodo de salida (fin de gobierno) de por lo menos iniciar el proceso, y creo que hay posibilidad de conseguir el apoyo bipartidista”, dijo. “Estas son las cuestiones básicas que podemos resolver, y el presidente está en condiciones de hacerlo”.
El rumor que se escucha es de un retiro bipartidista en Camp David, idea que fue tomada en cuenta y rechazada durante las eternas negociaciones de la deuda el pasado verano.
No todos están tan alegres.
Varios demócratas dicen que el presidente ha aprendido de las anteriores negociaciones con los representantes republicanos, y que en esta ocasión estará dispuesto a mantenerse firme. Un alto demócrata con estrechos lazos con los líderes del Capitolio y la Casa Blanca dijo, “la ventaja de Obama es que no tiene que hacer nada y los impuestos de todos suben”.
“Ese es un poderoso mecanismo”, añadió otro.
Y los líderes demócratas dijeron estar casi uniformemente de acuerdo en que el presidente está dispuesto a permitir ese aumento, el cual afectaría el impuesto personal sobre la renta, el impuesto sucesorio, los dividendos y los impuestos sobre ganancias de capital.
Sumándose a la posibilidad de una lucha prolongada, muchos creen que los 1,2 billones de dólares en recortes de gastos empezarán inmediatamente al inicio de 2013. Sin embargo, varias fuentes con información de las conversaciones dijeron que hay mucho margen de maniobra y que los recortes de austeridad podrían retrasarse meses.
Como resultado, al menos en teoría, las negociaciones podrían seguir antes que la economía tenga un impacto directo.
Durbin insiste en que Obama espera lo mejor en materia de recortes de impuestos y recortes automáticos, aunque dice que el presidente no cederá en ninguno de los dos:
“El presidente no ‘guardará la pistola’ hasta que tengamos en marcha esta confrontación”, dijo Durbin.
La reforma migratoria
La reforma migratoria integral fue una promesa que Obama hizo como candidato y que no cumplió como presidente. A pesar de que, al final de su mandato, tomó medidas para aminorar las restricciones a los hijos de trabajadores indocumentados, una vez más se comprometió a enfocarse en esta cuestión al comienzo de su segundo mandato.
Culpando a los republicanos por bloquear las iniciativas del Congreso para la reforma, Obama dijo a la revista Rolling Stone que el Partido Republicano avanzaría en materia migratoria porque los republicanos “empezarán a reconocer que probablemente no sea una buena política para su causa enemistarse con los segmentos de más rápido crecimiento de nuestra sociedad.
“Una de las razones por las que ganaré un segundo mandato es debido a que el candidato republicano y el Partido Republicano están muy distanciados de los latinos”, dijo Obama al Des Moines Register.
Durbin, uno de los promotores de la Ley Dream Act, expresó una confianza parecida en lograr un futuro acuerdo. “Los senadores republicanos han venido en privado conmigo diciendo que hagamos esto después de las elecciones”, dijo.
El veterano senador dijo que espera que los demócratas propongan una reforma migratoria integral que incluya visas de trabajo y ayuda para los trabajadores agrícolas.
En un comunicado enviado por correo electrónico a CNN, Kvaal dijo que un plan migratorio de Obama “fortalecería la aplicación de las leyes migratorias en la frontera y haría responsables a los empleadores que no tienen escrúpulos. Los que están aquí de forma ilegal tendrían que registrarse y actuar conforme a la ley, pagar impuestos y multas, aprender inglés y someterse a la revisión de sus antecedentes antes de poder formarse para solicitar un estatus legal. Y esto fortalecería nuestro sistema legal migratorio al atraer a la gente mejor preparada y más brillante del mundo, al dar a los agricultores una forma legal de contratar trabajadores y al reunir a las familias en lugar de separarlas”.
Cada uno de los demócratas entrevistados por CNN estuvo de acuerdo en que habría avances hacia un plan integral, aunque algunos fueron menos optimistas sobre su alcance.
“Es más probable la Ley Dream plus”, señaló un demócrata. Otro demócrata de alto nivel espera que el presidente “vaya por una reforma integral y ver si hay quienes se la compren”.
Trabajando con el Congreso
El presidente dice que en caso de ser reelegido espera que el Partido Republicano cambie.
“Creo que si salimos victoriosos en esta elección, cuando salgamos victoriosos, la fiebre puede alejarse”, dijo el presidente en junio, haciendo referencia al Partido Republicano. “Mi esperanza, mi expectativa, es que después de las elecciones, cuando el objetivo de golpear a Obama no tenga mucho sentido, ya que no voy a volver a competir por la presidencia, podamos empezar a cooperar otra vez”.
Axelrod, quien desde hace mucho tiempo es asesor del presidente, sostuvo que el triunfo de Obama podría provocar un cambio en el partido opositor:
“Siempre he creído que hay republicanos que están encerrados por la dinámica de su propio partido y saben que el pueblo estadounidense quiere que cooperen en donde puedan hacerlo. Nuestra meta es liberar a esos republicanos de buena voluntad para que vean la luz y decirle a los Norquists Grover del mundo que se vayan de paseo” dijo Axelrod.
Aunque más demócratas esperan que el cambio provenga desde el otro extremo de la Avenida Pennsylvania: del propio presidente.
Cuando se le preguntó qué es lo que el presidente aprendió de su primer mandato, un demócrata de alto perfil dijo: “Preferiría trabajar con ellos (con los republicanos) que contra ellos”. Sin embargo, la fuente no fue optimista, y rápidamente agregó: “Él no les dará dos años para que lo hagan tonto, como lo hizo la vez anterior”.
Ese fue un sentir que se repitió en cada uno los demócratas contactados por CNN. Uno de ellos dijo que el presidente aprendió de su primer mandato que “ser presidente es hacer permanente campaña y que no puede separar el legislar de la campaña”.
Otro sostuvo que Obama tendrá más éxito si construyen relaciones lejos del Capitolio.
“Tendrá que encontrar mejores formas de tratar de unir a la gente y que no solo impliquen tratar de llegar a acuerdos con los republicanos en el Congreso. Al final del día ellos ya lo conocen. Pueden asegurar que es infructuoso”, afirmó el demócrata.
Esto no está fuera del alcance del presidente. En una entrevista durante el verano, él dijo que en caso de ser reelegido espera trabajar con los republicanos, pero que si no se comprometen con lo que él quiere, “me los voy a saltar”.
Algunos insisten en que particularmente el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, enfrenta a un punto decisivo.
En 2010, McConnell dijo la famosa frase de que la principal prioridad de su partido era hacer que Obama fuera un presidente de un solo mandato. Este demócrata señaló que McConnell podrá reelegirse en 2014 y que planteó una pregunta.
“¿Quiere llegar al ciclo de su reelección como líder obstruccionista? Esa será una gran elección que tendrá que hacer”.
Sin embargo, McConnell representa a Kentucky, un estado sistemáticamente republicano que recientemente envió al Senado al defensor del Te Party, Rand Paul. Pelear contra el líder del Partido Demócrata podría ser una buena política para el senador republicano de mayor rango.
Lo demás
Las demás rebanadas del pastel podrían incluir la reforma al impuesto a la renta de las empresas y el uso de la autoridad ejecutiva para promover una agenda de energía limpia. Dadas las actuales políticas, los demócratas realistas dicen que lo más probable que pueda lograr el presidente en legislación energética es una reautorización de los créditos fiscales de energía limpia del gobierno.
No hay mucha voluntad política para promover el gasto en infraestructura, aunque el presidente a menudo habla de hacer que los trabajadores de la construcción vuelvan a trabajar. Existen maneras por los que puede anticipar el gasto en inversión en infraestructura ya está proyectada, pero más allá de esto, sus oportunidades parecen limitadas.
Después de cerca de 18 meses, el capitolio de la nación irá a las elecciones de mitad de período y la de los miembros del Congreso que puedan reelegirse. Por lo general aquí es cuando un presidente, en su segundo mandato, centra gran parte de sus energías en el otro lado de su cartera: en viajar por el mundo como un actor en solitario, como comandante en jefe.
A pesar de los desafíos, el alto asesor de la Casa Blanca, David Plouffe, se mostró optimista sobre la situación una vez pasado el 7 de noviembre.
“Las campañas son duras. Gente del Congreso, la gente entiende que las campañas son duras. Tenemos grandes desafíos”, dijo Plouffe. “Cuando eso se acabe la gente se sacudirá el polvo y de manera apropiada la atención cambiará hacia lo que está fuera del ámbito político”.