Por Ashley Fantz
(CNN) — Una semana después de que la supertormenta Sandy golpeara el noreste de Estados Unidos destruyendo casas y cambiando vidas en Nueva Jersey, Nueva York y otras áreas, una nueva preocupación se asoma en el horizonte: un frente frío.
Para el miércoles en la mañana se esperan lluvias en Nueva York y Nueva Jersey, mientras que para la tarde es posible que haya vientos con rachas de 70 kilómetros por hora, según la meteoróloga de CNN, Bonnie Scheneider.
Las temperaturas bajarán en Nueva York, lo que significa una mala noticia para 1.2 millones de personas que todavía no tienen energía eléctrica para calefacción.
Schneider dijo que la principal preocupación es el impacto que podría tener el fenómeno en la devastada Jersey Shore. Es posible que haya inundaciones y erosiones en las costas.
La tormenta no es otra Sandy, precisó Scheneider, y su camino y severidad podrían cambiar a lo largo del día.
“Realmente no he pensado en la tormenta”, dijo Ryan Hanley, de 27 años. Su principal preocupación es la casa que tuvo que abandonar en Wantagh, en Long Island, Nueva York. Hay una inundación de metro y medio de altura.
“No puedo pensar ahora si quiera en votar (en la elección presidencial del martes)”, dijo. “Ni siquiera sé a dónde ir si quiero votar”.
Los electores de algunos condados de Nueva York podrían tener horas extra para emitir sus votos si las interrupciones causadas por Sandy lo dificultan, dijo un funcionario el domingo. Las autoridades de Nueva Jersey anunciaron que los residentes desplazados por Sandy pueden votar en las elecciones del martes vía correo electrónico o fax; será la primera vez que se permitirá a los ciudadanos votar vía remota.
Hay otras señales de que Nueva York está haciendo progresos. Los trabajos de construcción recomenzaron en la zona cero, que estaba inundada.
Pero en la vida cotidiana de las personas el progreso no llega suficientemente rápido. Hanley está viviendo con la familia de su novio, a unas cuantas ciudades de Wantagh, por lo que su confusión respecto a dónde votar es secundaria.
“He escuchado decir a vecinos que todavía están allá que hay saqueadores”, relata.
“¿Qué se supone que debo hacer ahora?, ¿cómo lidio con esto?”, dice. “No tengo electricidad, así que no puedo bombear el agua. Solo estoy sentada aquí. Sobre lo que tenemos, no tengo control. No tengo el control de nada”.
Hanley ha estado hablando con su compañía de seguros. Pero dice que no ha podido contactar a ninguna persona de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).
“No hemos sido contactados directamente, y no podemos contactar a nadie cuando llamamos”, dijo a CNN.
La FEMA ha defendido su respuesta a las personas necesitadas. Mientras Hanley lucha con la burocracia en su vida post-desastre, muchos otros están recibiendo ayuda de la Cruz Roja, la cual ha abierto 190 refugios. La organización tiene cientos de trabajadores de emergencia en espera de suministros.
Katie Fairley, una isleña que vive en Staten New Dorp, una de las zonas más dañadas, dice que ha visto a personas dormir en sus autos.
Vicepresidenta de finanzas de un centro de atención de la salud, Fairley, de 51 años, dice que hay filas que abarcan varias cuadras para obtener alimentos y gasolina.
“Gracias a Dios nos tenemos los unos a los otros aquí”, dijo, e insistió en que los isleños han sido olvidados.
Otra isleña, Tara Saylor, pasó su fin de semana haciendo trabajo voluntario repartiendo ropa y comida. La mujer de 25 años trabaja en una sala de exposición de diseño en Manhattan. Ella y su casa, ubicada en una colina en St. George, escaparon de la ira de Sandy.
Ayudar a otros la tocó profundamente. “Casi lloraba cuando la gente me agradecía”, cuenta. “Las fotos de las familias estaban tiradas a media calle. Es una experiencia humillante. En verdad comienzas a apreciar lo que tienes”.
En la comunidad de Floral Park, en Long Island, los miembros de la familia de Kevin Cordova trataron de calentar comida y mantenerse calientes, por lo que llevaban puestos sus abrigos dentro de casa. Su vivienda está inhabitable gracias a Sandy.
“Realmente no hay cobijas que puedan hacer que dejes de tener frío”, dijo la mujer de 28 años. “Nos sentimos como vagabundos. Tenemos casas, pero no podemos usarlas”.
Al suroeste de Red Bank, en New Jersey, a unos 90 minutos de Floral Park, Chris Ippolito tuvo más suerte que muchos amigos. Solo tuvo que lidiar con cortes de electricidad esporádicos, aunque la casa de su suegra ha padecido inundaciones severas.
Su casa es histórica, con más de 100 años de antigüedad, y está a una cuadra del océano, en el condado de Monmouth.
Su familia la construyó, y ella pasó toda su infancia ahí. Dejó la casa antes de que llegara Sandy, así que físicamente está bien, aunque está devastada por la pérdida.
“Es increíblemente difícil para ella”, cuenta Ippolito. Ahora las cosas están volviendo a la normalidad, añade.
CNN contactó a Ippolito poco después de que entregara comida y suministros en una estación de bomberos.
“Los negocios están volviendo a la vida”, cuenta. “Los niños están regresando a las escuelas”.
Ippolito es profesor de preparatoria. Su distrito está cerrado por ahora, pero está pensando en sus estudiantes.
“Quiero que cuenten sus historias, sentir que se pueden abrir si quieren o lo necesitan”, añade.
El martes usará su tiempo libre para emitir su voto.
“Entiendo que votar no es la prioridad para muchas personas que están lidiando con necesidades más inmediatas”, dijo. “Pero yo no lo voy a perder”.