Por Tom Charity, especial para CNN
Nota del editor: Esta reseña contiene información que podría revelar el final, por lo que si no quieres enterarte de la trama te sugerimos no leer la nota.
(CNN) — James Bond acaba de cumplir 50 años, en años de cine, Dr. No salió en 1962, y en Skyfall el espía más sexy de Su Majestad parece estar al borde de una crisis de la mediana de edad: está atascado en un bache, sintiéndose redundante y haciéndose consciente de su edad.
Incluso considera un retiro temprano, sumergiéndose a su destino aparente después de una secuencia estruendosamente emocionante previo a los créditos iniciales de la película. El agente 007 logra sobrevivir para pelear otro día e intenta tomar un año sabático no oficial, una oportunidad para la recuperación e introspección.
No es que alguien vaya a ver una película de James Bond para verse el ombligo, pero definitivamente hay un trasfondo más serio en esta ocasión, un cierto anhelo de relevancia que seguramente se habrá de atribuir a la presencia del director ganador del premio de la Academia, Sam Mendes. Sin faltarle el respeto a Michael Apted, Lee Tamahori y el resto, pero Mendes representa un paso adelante en la franquicia que usualmente es el terreno de los especialistas en acción.
Mendes ha salido a hacer algo más que otra película de Bond, eso está claro. Skyfall presenta todos los elementos usuales (las persecuciones, las chicas, el archivillano), pero recalibrados con inteligencia y una sensibilidad menos presumida y con más búsqueda. Incluso puedes detectar un indicio de Lester Burnham, el desencantado y deprimido hombre de 50 y tantos años interpretado por Kevin Spacey en American Beauty de Mendes, en el Bond sin afecto y ligeramente incapaz interpretado por Daniel Craig.
Regresando al MI6 en su hora de mayor necesidad, 007 no puede disparar bien y fracasa en su prueba física y psicológica. Pero M (Judi Dench) sabe que aún es el indicado para el trabajo, incluso si su último supervisor del gobierno (Ralph Fiennes) parece pensar que ambas son reliquias dirigiéndose al cementerio.
Escrita por los especialistas Bond, Neal Purvis y Robert Wade, esta vez tiene una ayudad significativa de John Logan (Hugo, El aviador), y Skyfall improvisa pedazos y piezas de otros thrillers, a veces más libremente de lo que nos gustaría, y toma en particular de El caballero de la noche. Pero para el dinero que pagué, Mendes obtiene mejor el balance entre luz y oscuridad que lo que Christopher Nolan logró en el éxito de taquilla más dominante de este año.
Esta es una película de superficies brillantes. El veterano director de fotografía Roger Deakins convierte un rascacielos de vidrio en la noche en un salón de espejos, y un casino flotante en Macao es como un oasis en el Mar Negro. Después de viajar alrededor del mundo, Skyfall lleva la acción de regreso a Gran Bretaña; y Deadkins encuentra un nuevo tipo de belleza en los riscos y lagos de Escocia. Solo en un nivel pictórico, es tentador en una forma que pocos CGI espectaculares pueden igualar. (La secuencia de créditos en sí está entre las más brillantes de todo el canon 007).
Mendes apuesta por el último acto que elimina todos los gadgets y artefactos, y reduce todo a algo sencillo e iguala la acción a la propia historia de Bond. Lo logra, en parte porque esta serie aparentemente inmortal desesperadamente necesitaba a alguien que tomara un riesgo, y debido a que la clase de Mendes realmente se ve en las actuaciones. Judi Dench probablemente es incapaz de ser mala, peor M es un personaje real esta vez, con emociones, al igual que convicciones, y lo logra. Ben Whishaw es un respiro de aire fresco como un Q joven, y Craig en sí permanece como el primer 007 que posiblemente podría derrotar a Sean Connery en un combate mano a mano.
Luego está Javier Bardem, subiendo en la escala incluso de su psicópata extravagante en No Country for Old Men. Lo único banal sobre su villano Silva es su nombre. Sería un pecado decir demasiado sobre su personaje (descúbrelo por ti mismo) pero la actuación de Bardem es simplemente deliciosa. Es un niño de mamá deformado que se imagina en la imagen de Bond.
Ha pasado mucho tiempo desde que disfruté tanto una película de Bond. Tomando una mirada a sí misma y regresando a sus primeros principios, Skyfall logra algo bastante especial. Este es el Bond resucitado, redimido y revitalizado, listo para enfrentar una nueva mitad de siglo.