Por Steve Politi, especial para CNN
Nota del editor: Steve Politi es un columnista de deportes para ‘The Star-Ledger’ en Newark, Nueva Jersey, Estados Unidos. Puede ser contactado en spoliti@starledger.com o en Twitter: @StevePoliti
(CNN) — El futbol no puede hacer mucho para ayudar a las comunidades devastadas en la Costa de Jersey en Estados Unidos después del paso de la supertormenta Sandy. Pero esto es lo que los residentes de docenas de ciudades descubrieron este mes: los futbolistas sí pueden.
Desde Union Beach hasta Seaside Heights, desde Belmar hasta Bayville, los equipos de preparatorias locales se suman al esfuerzo de recuperación con provisiones, apoyo y a veces con fuerza.
Esa fue la escena en Point Pleasant Beach el fin de semana pasado. Más de una docena de miembros del equipo invicto de preparatoria de la ciudad fueron de puerta en puerta ayudando a los vecinos. Llevaron escombros dañados por la inundación a la banqueta, desde sillones y vestidores hasta muebles del comedor, y cuando terminaban una casa caminaban como grupo a la siguiente y comenzaban de nuevo.
“Les dije a los niños cuando les envié un mensaje de texto (para organizar la limpieza), que la comunidad nos había apoyado tanto que era una oportunidad para nosotros, de cierta forma, de dar las gracias”, dijo John Wagner, el entrenador principal del equipo.
Muchos de los jugadores han estado haciendo lo mismo en sus propias casas a principios de esta semana. Otros fueron desplazados, viviendo en hoteles o refugios, sin certeza de dónde se quedarán sus familias a largo plazo.
Este es el caso en toda la Costa de Jersey en Estados Unidos, el epicentro de la devastación por la tormenta sin precedentes. Las imágenes en la televisión días después, desde la montaña rusa del mirador varada en el océano hasta los botes apilados como juguetes en las calles, no comienzan a sumarse a los daños.
No son solo las mansiones en frente de la playa las que recibieron una paliza. Son las casas de una sola planta y de Cabo Cods que están a calles de distancia del océano las que sufrieron inundaciones devastadoras. Las familias que nunca experimentaron más que una gota de agua en sus sótanos durante décadas tuvieron que lidiar con varios metros de agua, a veces lo suficiente para que las casas fueran inhabitables.
Las familias que solo perdieron posesiones se consideran afortunadas. Quinn Kusma es un integrante del equipo de Point Pleasant Beach que vive a cinco casas de la playa en Lavallette, Nueva Jersey, Estados Unidos. Dejó su casa mientras la tormenta llegaba y no ha regresado; y probablemente no lo hará por un mes.
Podría pasar hasta un año antes de que su casa sea habitable de nuevo, lo que significa que mientras termina su último año de preparatoria, no tiene casa. La familia vive en un hotel en una ciudad vecina.
“Pensé que estaría a salvo y traje suficiente (ropa) para cinco días”, dijo Kusma. “Me quedaré por 360”.
Aún así, Kusma fue uno de los jugadores que organizaron a sus compañeros de equipo para ayudar a sus vecinos. Cuando las porristas escucharon lo que los jugadores tenían en mente también fueron a ayudar.
Una mujer, que vive a una cuadra de la cancha de futbol, lloró cuando los adolescentes comenzaron a llegar a su casa para limpiar.
“Las victorias vienen y van, pero lo que haces por las personas, esas son las cosas que no olvidas”, dijo Wagner. “Eso es más importante”.
Los esfuerzos no fueron solo en Point Pleasant Beach. En el cercano Manasquan, que fue afectado duramente con inundaciones, docenas de jugadores se reunieron en una iglesia local para descargar tres camiones cargados con provisiones. Luego barrieron arena que había sido arrojada a las calles en botes de basura que arrastraron de nuevo a la playa.
Todo esto continúa, con equipos intentando ayudar en todos lados. Un equipo de basquetbol en Linden, Nueva Jersey, lejos de las áreas más afectadas, organizó un paseo con ropa y alimentos enlatados en la mitad de su partido. Dos rivales el St. John Vianney y Raritan High, estaban programados para jugar el viernes pasado; en su lugar, los jugadores se reunieron y recolectaron donaciones en un centro comercial.
“El futbol y los deportes han sido secundarios en este momento”, dijo Mark Ardizzone, quien tuvo problemas rastreando a sus jugadores en Asbury Park debido al servicio telefónico irregular. “Se trata de ayudarnos entre sí y ayudar a la comunidad”.
La ayuda también se extiende más allá del nivel de preparatoria. Rutgers, la universidad estatal en Nueva Jersey, y sus equipos de atletismo se han involucrado, planeando vender camisetas con el esquema del estado y la palabra “fuerte” en su partido contra Army este fin de semana para beneficiar al Fondo de Socorro por el HuracánSandy de Nueva Jersey.
Varios atletas y funcionarios del departamento de atletismo también fueron a la afectada Union Beach para descargar provisiones. Tim Pernetti, el director de atletismo, vio una ciudad donde las casas literalmente fueron destrozadas por la mitad durante la tormenta.
“Las personas aquí sufren”, dijo. “No son solo personas de Rutgers las que necesitan ayudar. Todo el estado de Nueva Jersey necesita ayudar”.
Los equipos profesionales también han contribuido, desde obsequios de 500.000 dólares de parte de los Gigantes y los Yankees hasta visitas personales a Toms River, otra ciudad en la costa, de parte del mariscal de los Jets, Mark Sanchez, y el mariscal de los Gigantes, Eli Manning, quien tuvo inundaciones en su propio departamento de Hoboken, Nueva Jersey, ambos ayudaron a descargar provisiones en Staten Island.
Los juegos se reanudarán este fin de semana en algunas ciudades de Nueva Jersey. En otros lugares, la energía aún no regresa a las escuelas, dejando a algunos entrenadores con la pregunta de cuándo (si es que pasa) continuarán sus temporadas.
Pero todos reconocen esto: lo que pasa en el campo es secundario. Lo que pasa fuera de él, desde adolescentes que cargan sofás bañados por el agua hasta la banqueta, hasta equipos profesionales que escriben cheques, todo ya tiene un impacto.