(CNN) — Antes de que Sheldon Bruck le dijera a sus ortodoxos padres judíos que era gay, el adolescente buscó una salida a la homosexualidad.
Su búsqueda lo llevó a Judíos que Ofrecen Nuevas Alternativas de Curación (JONAH, por sus siglas en inglés), quienes aseguran en su sitio web que ayudan a personas que “lidian con atracción sexual no deseada por el mismo género”.
El co-director de JONAH, Arthur Goldberg prometió a Bruck, de entonces 17 años que la organización podía “ayudarlo a cambiar su orientación de homosexual a heterosexual”, de acuerdo con una demanda por fraude contra Goldberg y otro consejero de la organización.
“Esta es la primera ocasión que demandantes buscan llevar a terapeutas de conversión a una corte”, aseguró Samuel Wolfe, un abogado del Southern Poverty Law Center.
La defensa no respondió a las llamadas y correos electrónicos de CNN para hablar sobre la demanda que fue interpuesta en la Corte Superior de Hudson County en Nueva Jersey.
La página de la organización cita diferentes historias de éxito en el programa con cartas de participantes anteriores y miembros de su familia.
Bruck y tres demandantes más aseguran que fueron defraudados por el lema de JONAH: “ser gay es un desorden mental” que puede ser revertido con terapia de conversión, “una posición rechazada por la Asociación Norteamericana de Psiquiatría desde hace cuatro décadas”, señala la demanda.
La terapia, que puede costar hasta 10,000 dólares al año, los puso en riesgo de “depresión, ansiedad y conductas autodestructivas” al no ver avances, destaca la demanda.
Jo Bruck, madre de Sheldon y Bella Levin, madre de otro de los demandantes llamado Chaim Levin también demandaron a la asociación pues aseguran pagaron las terapias de conversión de sus hijos y ahora desean que les devuelvan el dinero.
Las técnicas de la terapia de conversión incluían que los jóvenes se desnudaran en sesiones de grupo y abrazaran a otros pacientes del mismo sexo, así como pegarle a una réplica de sus madres con una raqueta de tenis, visitar baños públicos “para estar desnudos junto a figuras paternas” y ser llamados “maricas” y “homos” en escenarios que representaban vestuarios de escuelas, señala la demanda.
“Mientras pongas esfuerzo, cambiarás”, dijo Goldberg a Bruck en el verano de 2009, según el documento.
El consejero de JONAH, Thaddeus Heffner, culpó a Bruck de “no esforzarse lo suficiente para cambiar”, así como a su padre por ser muy distante y a su madre por estar muy cerca de él, según el documento.
Bruck dejó la terapia después de cinco sesiones porque aseguró estar experimentando “una profunda depresión y ansiedad que lo llevaban a ideas suicidas y sentimientos de desesperanza sobre su vida”.
Heffner advirtió agresivamente a Bruck que estaba “cometiendo un gran error” y “echando su vida a la borda por rendirse a sus deseos” y que eso nunca lo llevaría a vivir una vida feliz sino a “una vida llena de infelicidad y con un estilo de vida insalubre”, según la demanda.
Chaim Levin, también un judío ortodoxo, estaba a punto de cumplir 17 cuando habló con sus padres sobre su orientación sexual y el abuso que vivió cuando era más joven. Un rabino de su comunidad en Brooklyn, Nueva York, le sugirió a sus padres que lo metieran al programa de JONAH.
“Puedes cambiar si te esfuerzas lo suficiente”, le dijo Goldberg, según los demandantes. “Solo necesitas trabajar muy duro, somos expertos en esto. Hemos ayudado a muchas personas”.
Levin asistió a sesiones semanales al centro de atención de JONAH en Nueva Jersey, cuyo director es Alan Downing, un consejero de JONAH sin licencia que se hace llamar a sí mismo “entrenador para la vida”, de acuerdo a la demanda.
“Se me manipuló para creer que podía cambiar mi orientación sexual, pero en lugar de eso fui objeto de un terrible abuso que me recordó la traumática agresión que experimenté cuando era más joven”, dijo Levin en una conferencia de prensa este martes.
“Lo que puedo decirles es que la terapia de conversión no funciona. Mi familia y yo hemos gastado miles de dólares y muchas horas en este engaño”.
La demanda describió lo que pasó en una de esas sesiones en octubre de 2008 con Levin, quien en ese momento tenía 18 años.
“Dowining inició una discusión sobre el cuerpo de Levin y le pidió al joven pararse frente a un espejo”, se indica en el documento. “Después pidió a Levin decir algo negativo sobre sí mismo, quitarse una prenda y repetir el proceso. Aunque Levin protestó y expresó incomodidad, ante la insistencia de Downing, el joven accedió y continuó hasta estar desnudo”, se dice en la demanda.
“Downing entonces pidió a Levin que le tocara el pene y el trasero. Levin, inseguro, lo hizo, pero confiando en Downing, después Downing dijo ‘bien’ y la sesión terminó”, dice la demanda.
Dos demandantes más, Benjamin Unger y Michael Ferguson, describieron situaciones similares.
“En una ocasión, Downing pidió a Unger golpear una réplica de su madre con una raqueta de tenis, como si estuviera asesinándola, y lo animó a que le gritara mientras la golpeaba”, señala la demanda.
“La terapia de conversión, en la experiencia de Unger, fue un ‘abuso físico’”, dijo, de acuerdo con el documento. Para el momento en que las sesiones terminaron estaba “muy deprimido y comenzó a tomar antidepresivos”.
“Mire a hombres mayores llevados a rabietas emocionales contra sus madres y siendo animados a fingir que golpeaban a sus padres para sacar su supuesta virilidad y hacerse más heterosexuales”, dijo Ferguson a reporteros este martes.
Bruck, Levin, Unger y Ferguson se sienten mejor tras cuatro años de sus terapias de conversión, de acuerdo con Wolfe.
Su demanda debería ser una alerta para todos los terapeutas de conversión, que no pueden pasar desapercibidos, consideró el abogado.
El Southern Poverty Law Center, centro en el que trabaja Wolfe, ha detectado 70 terapeutas de conversión en los Estados Unidos. Una ley firmada en California por el gobernador Jerry Brown el mes pasado hizo ilegal para los consejeros con licencia usar la terapia con clientes de menos de 18 años.
“De verdad queremos usar esta demanda para atraer la atención a esta práctica que ocurre en muchas partes del país, atacando a gente joven y vulnerable”, consideró Wolfe.