(CNN) - De niño, el montañista egipcio Omar Samra no parecía ser la clase de persona que un día se enfrentaría al monte Everest. Cuando tenía once años era escuálido y tenía asma. Todas las noches se despertaba jadeando y requería de dos inhaladores para mantener abiertas sus vías respiratorias.
El médico le dijo que su enfermedad desaparecería cuando tuviera 20 años o antes si empezaba a ejercitarse seriamente.
El diagnóstico le cambió la vida y terminó por definirla. Después de tan solo dos meses de ejercitarse rigurosamente, dejó los inhaladores y un año más tarde ya estaba ganando carreras.
“Para mí, como niño, fue un momento de transformación porque me di cuenta de que si me esforzaba y entrenaba duro para algo, podía cambiar las cartas que me había tocado y en efecto controlar mi destino, y eso fue muy inspirador”, dice Samra.
Diecisiete años después del diagnóstico del médico, Samra decidió enfrentarse al pico más alto del mundo. El exasmático navegó a través de mortíferos glaciares y temperaturas bajo cero para ascender 8.850 metros hacia la atmósfera más enrarecida de la Tierra y a los libros de historia. Se volvió el primer egipcio y el árabe más joven en haber escalado el monte Everest.
“Pienso que el Everest fue un punto de inflexión en mi vida”, dice Samra.
Ese punto de inflexión lo llevó a abandonar su empleo como banquero de inversiones para dedicarse de lleno a la aventura. Fundó Wild Guanabana, la primera agencia de viajes con huella de carbono neutral del Medio Oriente. También planeó escalar hasta la cima de los picos más altos de los siete continentes.
Los problemas se gestaban en su natal Egipto mientras escalaba el Aconcagua, la montaña más alta de América del Sur.
“Empecé ese ascenso el 20 de enero de 2011 y todo el mundo sabe lo que ocurrió el 25. Yo me encontraba a 5.000 o 6.000 metros sobre el nivel del mar, en un lugar completamente remoto sin acceso alguno al mundo exterior. El día 28 tuve la sensación de que debía llamar a casa”. Samra no pudo localizar a su familia. Llamó frenéticamente a cada número que pudo recordar, pero en todas las llamadas recibió mensajes de error. No fue sino hasta que pudo conectarse a internet que se enteró de que Egipto estaba envuelto en una revolución en contra del presidente Hosni Mubarak.
Se enfrentó a la difícil decisión de regresar a casa o llegar a la cima. Decidió llegar a la cima y mientras estaba en la cumbre envió un emotivo mensaje a la gente que se reunía en la plaza Tahrir.
“Llevaba conmigo la bandera egipcia y escribí “Egipto es para su gente”. Me sentía inspirado y dominado por la emoción de lo que ocurría. Escalé la montaña y erigí la bandera”. Luego de llegar a la cima, Samra bajó a toda prisa de la montaña dejando atrás su equipo y abordó un vuelo hacia El Cairo para llegar a tiempo para ver a Mubarak abandonar el poder.
Las experiencias que Samra ha vivido lo han vuelto un solicitado orador motivacional y una celebridad menor alrededor del mundo. Dice que obtiene su inspiración de su madre y su lucha por los derechos de las personas con discapacidad intelectual en Egipto a través de la Asociación Right to Live (derecho a vivir). Samra está profundamente comprometido con esta causa ya que sus dos hermanas mayores padecen de discapacidad intelectual.
La devoción a su familia y sus vivencias, se combinaron para formar la organización benéfica Right to Climb (RTC). “Casi uno de cada diez egipcios tiene algún tipo de discapacidad y tenemos que hacer algo para crear conciencia y reunir fondos”, dice Samra.
RTC lleva a los montañistas a la montaña más alta de África, el Kilimanjaro, para reunir fondos a través de los donativos que la organización recibe. Desde que empezó la iniciativa RTC, Samra ha recaudado más de un millón de libras egipcias, cerca de 164.000 dólares.
Samra espera que las montañas que ha conquistado –tanto reales como metafóricas—inspiren a otras personas a mejorar y superar sus propias limitaciones.
“Espero que todo lo que he hecho y todo lo que haga en adelante inspire a la gente a superar sus propios límites; a entender que los retos que enfrentamos o las limitaciones en las que pensamos sólo existen en nuestras mentes y que básicamente podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos”.