(CNN) — La Cámara alta del Parlamento ruso aprobó una medida que prohíbe que las familias estadounidenses adopten niños rusos, informaron este miércoles medios de ese país.
La ley ahora pasará al presidente Vladimir Putin para su ratificación, según la agencia de noticias al RIA-Novosti, de corte semioficial.
Rusia es uno de los principales países de origen de las adopciones internacionales en Estados Unidos. La legislación podría afectar a cientos de familias estadounidenses que buscan adoptar niños rusos.
La iniciativa también prohíbe toda actividad política por parte de organizaciones no gubernamentales que reciben financiamiento de Estados Unidos, si dichas actividades pudieran afectar intereses rusos, según la agencia de noticias.
La legislación también impone sanciones contra funcionarios de Estados Unidos que se cree que han violado los derechos humanos.
La votación realizada en el Consejo de la Federación, la Cámara alta de Rusia, fue unánime. Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores indicó que podría pedir la impugnación de la ley en caso de que sea aprobada por Putin en los próximos días, tal y como se espera.
Los legisladores de la Duma Estatal, la Cámara baja del parlamento ruso, aprobaron la iniciativa la semana pasada.
La decisión de los políticos rusos es ampliamente vista como una represalia por una ley que el presidente estadounidense Barack Obama aprobó el 14 de diciembre. La iniciativa, denominada Ley Magnitsky, impone restricciones de viaje y económicas a quienes violan los derechos humanos en Rusia.
“Estados Unidos está preocupado por las medidas establecidas en la iniciativa aprobada hoy en la Duma rusa que, en caso de convertirse en ley, podría suspender las adopciones internacionales entre Estados Unidos y Rusia, y que limitaría a las organizaciones de la sociedad civil rusa su capacidad para trabajar con socios estadounidenses”, dijo la semana pasada el vocero del Departamento de Estado de EU, Patrick Ventrell.
La Ley Magnitsky es llamada así en honor al abogado ruso Sergei Magnitsky, quien descubrió el fraude hacendario más grande en la historia del país bajo la forma de devoluciones fiscales reclamadas por funcionarios gubernamentales que robaron dinero del Estado. Magnitsky murió en 2009 después de pasar un año en un centro de detención en Moscú, al parecer golpeado hasta que falleció.
La aplicación de la iniciativa rusa anularía un reciente acuerdo entre Estados Unidos y Rusia, en el cual acordaron salvaguardas adicionales para proteger a los niños y a las partes involucradas en las adopciones entre ambos países.
“Las familias estadounidenses han recibido a más de 60,000 niños rusos en los hogares estadounidenses en los últimos 20 años”, dijo Ventrell la semana pasada. “Apenas el mes pasado pusimos en marcha un acuerdo bilateral de adopciones con Rusia para mejorar las salvaguardas de los niños adoptados y sus familias. Si las autoridades rusas tienen inquietudes sobre la aplicación de este acuerdo, estamos dispuestos a trabajar con ellos para mejorarlo y mantener el compromiso de apoyar las adopciones internacionales entre nuestros países”.
Sólo China tiene más adopciones en Estados Unidos que Rusia.
Los partidarios de la iniciativa rusa dijeron que los padres adoptivos estadounidenses han resultado maltratadores, haciendo referencia a 19 muertes de niños rusos a manos de sus padres adoptivos desde la década de 1990, según medios locales.
En 2010, una mujer estadounidense provocó indignación después de que enviara a su hijo adoptivo solo a Rusia, en un vuelo sólo de ida, y dijo que el niño, que en ese entonces tenía 7 años, tuvo episodios violentos que hicieron que la familia temiera por su seguridad.
Grupos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han exhortado a los legisladores a rechazar la iniciativa de ley.
“Esta iniciativa afecta a los niños más vulnerables de Rusia y podría privarlos de las familias amorosas que tan desesperadamente necesitan”, dijo la semana pasada Hugh Williamson, director para Europa y Asia Central de la organización Human Rights Watch.
John Dalhuisen, director de programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional, dijo, “honestamente esta iniciativa es una respuesta infantil a la Ley de Magnitsky”.