(CNN) — La atmósfera exterior del Sol, llamada corona, es mucho más caliente que su superficie. La temperatura de la atmósfera es de millones de grados, mientras que en la superficie es de alrededor de 5.000 grados Kelvin, un contraste misterioso dado que la atmósfera se encuentra más distante del caliente núcleo solar.
Los científicos querían saber cuál era la fuente de energía responsable de las elevadas temperaturas en la corona, donde se produce el clima espacial, como las llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal que pueden causar interferencias en los GPS.
Un telescopio de la NASA llamado Creador de Imágenes Coronales de Alta Resolución (Hi-C) tomó imágenes de la corona solar con una resolución sin precedentes, lo que permitió a los científicos observar más de cerca que nunca la atmósfera de la estrella. La resolución de estas imágenes es tan buena que equivale a ver una moneda de 10 centavos a 16 kilómetros de distancia, según la NASA.
El resultado es una docena de imágenes de alta resolución donde se observan la liberación y el sistema de almacenamiento de energía en la atmósfera solar, dijo Jonathan Cirtain, astrofísico del Centro de Vuelo Espacial Marshall de la NASA.
En un estudio publicado en la revista Nature, Cirtain y sus colegas describieron unas “trenzas” magnéticas en la corona solar, lo que podría ayudar a explicar la inusual temperatura. En otras palabras: algunas líneas de campos magnéticos se entretejen e intersectan, desplazando gases alrededor de la corona, lo que genera la energía que eleva la temperatura atmosférica solar.
Ya se había pensado en la existencia de esta transferencia de energía entre el campo magnético del Sol y la corona, pero nunca se había observado.
“El comportamiento dinámico de las estructuras observadas se interpreta como la prueba de un ‘trenzado magnético’, un efecto en el que pequeños haces del campo magnético se entrelazan, dando lugar al movimiento del plasma en la superficie solar”, escribió, en un artículo complementario al de Nature, Peter Cargill, del Colegio Imperial de Londres, quien no estuvo relacionado con el estudio.
Puedes ver más imágenes de este fenómeno y explicaciones (en inglés) en este video de Nature.
Los científicos obtuvieron grandes cantidades de datos del telescopio en solo cinco minutos de observación. La misión costó 5 millones de dólares, que incluyen el costo de lanzamiento del cohete que llevaba el Hi-C, dijo Jeff Newmark, científico del programa de Cohetes de Medición de Profundidad de la NASA.
El Sol tiene un periodo de rotación de 27 días y su atmósfera rota con él. Conforme gira, la atmósfera cambia de forma aparentemente gradual, dijo Karel Schrijver, del Centro de Tecnología Avanzada de Lockheed Martin en, Palo Alto, California, durante una conferencia de prensa este miércoles.
Sin embargo, al observar más detalladamente con el Hi-C, parece que hay cambios menores y saltos que son los causantes de los cambios en la corona, dijo. Cuando ese proceso se interrumpe, la tensión adicional que se acumula y la consecuente relajación producen las llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal que pueden provocar auroras boreales terrestres.
“Esas explosiones y erupciones mayores son lo que impulsa el clima espacial alrededor de los planetas, incluida la Tierra, desde luego”, dijo Schrijver.
Con todo, estos descubrimientos no resuelven la interrogante de por qué este proceso no siempre lleva a la eyección de masa coronal, dijeron los científicos. Es necesario observar las estructuras del Sol tanto a pequeña como a gran escala para averiguarlo, según Cirtain.
“Sabemos dónde está la energía”, dijo Schrijver. “No sabemos por qué se libera en un momento dado o por qué se queda atrapada”.
A través del telescopio se observaron llamaradas a pequeña escala de temperaturas de hasta 7 millones de grados, que es el máximo que puede medir el instrumento, dijo Cirtain.
Es importante estudiar al Sol porque las grandes tormentas solares pueden dañar la red eléctrica y los sistemas de navegación, dijo Schrijver.
Aprender acerca del Sol también puede enseñarnos sobre el proceso que ocurre en otras estrellas mucho más lejanas, dijo Schrijver. “Necesitamos estudiar nuestro sol para obtener claves de lo que pasa en otras partes de la galaxia”.