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(CNN) – El pequeño Evan Moss tiene nueve años y, como cualquier niño de su edad, es fanático de Pokémon. Pero a diferencia de muchos  su vida no es tan sencilla. Desde que tenía apenas unas semanas de vida padece epilepsia. La imprevisibilidad de los ataques, cada vez más fuertes, obligó a sus padres a buscar alternativas para cuidar a Evan.

Un “perro contra convulsiones” se presentó como una posibilidad. Se trata de un perro entrenado para responder ante ataques epilépticos e incluso anticiparlos.

Pero conseguir a un animal que detecta cambios químicos en el cuerpo no fue una tarea sencilla. Los padres de Evan no tenían el dinero para adquirir uno de estos perros, con valores que oscilan entre los 22 mil y 25 mil dólares.

La solución fue creativa. Evan escribió un libro llamado “Mi perro contra convulsiones” que luego la familia decidió publicar y vender por Internet. El libro resultó un éxito y le permitió al pequeño de Virginia llevar a Mindy a su casa.

Esta es la historia descrita por el mismo Evan:

“Me llamo Evan Moss, tengo nueve años y me encanta Pokémon.

Cuando tenía solo un mes empecé a tener convulsiones y cuando tenía cuatro fui a ver al Dr. Weiner que me operó el cerebro para detener los ataques. Mis ataques pararon pero no mi apetito. ¡Siguió creciendo y sigue creciendo!

Después de dos años las convulsiones regresaron y hoy son más largas que antes. Cuando era chico solía tener 15 pequeños ataques por día. Hoy tengo ataques que duran diez minutos pero solo uno cada dos semanas más o menos.

Tengo dos perros. Uno es Dinky y la otra es Mindy. Dinky es el perro familiar y es de mi hermana, Aria. Mindy es mi perro contra los ataques.

Obtener a Mindy tomó mucho tiempo. Tuvimos que juntar mucho dinero y esperar casi un año para verla y luego tuvimos que conducir desde Virginia a Ohio para traerla a casa.

¡Mindy es muy divertida! Al principio fue difícil porque no me escuchaba, pero ahora sí y me hace mucho caso. Hasta le he enseñado algunas cosas nuevas, como treparse a los juegos del jardín. Lo que más me gusta es jugar con Mindy y correr con ella. Si tiene la correa puesta corre a mi lado pero sé que es muy rápida.

Tengo epilepsia pero igual puedo hacer cosas increíbles como andar en tirolesa. La epilepsia igualmente puede ser mala y he escuchado que algunos ataques pueden matarte. A veces me preocupo pero trato de no pensar mucho en eso. Además, tengo a Mindy para ayudarme.

Mindy ladra cuando tengo convulsiones para avisarles a mis padres. Cuando tengo un ataque mis padres me dan medicina para frenarlo. La gente me pregunta siempre qué se siente cuando tengo un ataque pero es difícil de describir y muchas veces ni siquiera me acuerdo de haberlos tenido.

Si conozco a alguien que acaba de descubrir que tiene epilepsia le diría que no se preocupe, ¡que no está solo en esto!”