(CNN) — Autoridades estadounidenses interceptaron un paquete sospechoso con explosivos que se dirigía a la oficina del alguacil de Maricopa, Arizona, Joe Arpaio.

El inspector del Correo de Estados Unidos en Flagstaff, Andrew Rivas, escaneó el paquete el jueves y concluyó que era lo suficientemente sospechoso como para llamar al escuadrón local de policía antibombas y al FBI.

“Evacuamos la oficina postal, pusimos a todos nuestros empleados a salvo”, dijo Rivas a KTVK, afiliada de CNN.

La oficina del condado de Maricopa dijo que Flagstaff escaneó el paquete y lo neutralizó el jueves por la noche.

Rivas y las autoridades tienen una idea de dónde pudo haber venido el paquete pero declinaron especificarlo porque la investigación está en marcha.

Flagstaff se ubica a 16 kilómetros al norte de Phoenix, en el condado de Maricopa.

Arpaio ha llamado la atención a nivel nacional durante años por su particular –y controversial– estilo para aplicar la justicia.

Ha mantenido a miles de presos en tiendas de campaña y los ha obligado a usar overoles rosas. También se ha jactado de alimentarlos con menos de un dólar al día.

Los críticos de Arpaio dicen que tiene un largo historial de lanzar investigaciones criminales sin sustento contra sus oponentes políticos y cualquiera que se ponga en su camino.

Pero el alcalde es mejor conocido por sus políticas antiinmigración, las cuales han sido objeto de acusaciones por violar los derechos civiles.

Arpaio fue el sujeto de una demanda civil por parte del Departamento de Justicia por supuestamente violar los derechos civiles. De acuerdo con la demanda, la oficina del alguacil ha desplegado un patrón de discriminación contra los latinos, lo que incluye un perfil racial, detenciones ilegales así como llevar a cabo redadas para detener a latinos.

Arpaio ha negado cualquier hecho de discriminación y uno de sus abogados llamó al Departamento de Justicia una “cacería de brujas”.

Su sitio de internet promociona sus políticas de “mano dura” y dice que sus cuadrillas contribuyen con miles de horas de trabajo comunitario. Las cuadrillas de hombres, en las que también hay mujeres y jóvenes, limpian las calles, pintan sobre el grafiti y entierran en el cementerio del condado a los indigentes que pierden la vida.

Tras ganar un nuevo periodo de seis años en noviembre pasado, el alcalde de 80 años dijo que no planea dejar la oficina pronto.

“Para mis críticos allá afuera, me voy a quedar aquí; en enero firmaré hasta el 2016. Así que no soy un cero a la izquierda”, dijo a una multitud de seguidores.