Por María Santana, CNN
Sigue a @mariasantanacnn
Boston (CNN Español) – Para la familia Yepez, de Andover, Massachusetts, asistir a la maratón de Boston siempre ha sido una alegre tradición.
Como todos los años, el pasado lunes 15 de abril los Yepez se encontraban entre los espectadores, muy cerca de la línea de meta, para animar la carrera de la esposa de un buen amigo que los visitaba desde California.
Cuando estalló la primera bomba a las 2:50 de la tarde, Luis Yepez, cuyo hijo David Yepez, de 15 años, resultó herido de gravedad durante los ataques, escuchó el estruendo de la explosión sin saber que 12 segundos más tarde la vida de su propia familia correría peligro.
“Recuerdo el caos que se desató tras la primera explosión. Se veía el humo y todo el mundo empezó a buscar y a preguntar ‘qué fue eso?’ En ese momento no sabíamos nada”.
De repente, según Yepez, sintió la sacudida de otro fuerte estallido.
“Fue como un gran flash. En ese instante no se veía nada, no se escuchaba nada, pero luego, en un abrir y cerrar de ojos, todo cambió y parecía una zona de guerra, era una escena de horror y devastación”.
El aire, según Yepez, estaba lleno de humo y de polvo. Entre los escombros, vio a personas gravemente heridas; muchas habían perdido sus extremidades. Recuerda el mar de sangre y las partes de cuerpos que ahora cubrían la toda la calle.
“Hay la parte humana de uno, que piensa en ayudar y uno comienza a tratar de poner torniquetes a personas que necesitan, que han perdido partes de sus piernas. Al mismo tiempo, como padre, uno busca la protección de su familia”.
Inmediatamente, Yepez pensó en su esposa y sus dos hijos. La familia se encontraba a entre cinco y ocho metros de la segunda explosión. Su hijo David, que estaba parado muy cerca del niño Martin Richard, muerto en el atentado, y el hijo de su amigo de 12 años sufrieron heridas graves
“A mi hijo la explosión lo tumbo al piso. El tiene los dos tímpanos rotos, quemaduras de segundo grado y había recibido un pedazo de metal que le entró al cuerpo y está desorientado, uno también está desorientado. El hijo de mi amigo también está bien herido”, agregó.
Posteriormente, David y su amigo fueron trasladados a un hospital del área. Ambos se están recuperando de sus lesiones. Sin embargo, Yepez dice que aunque sabe que su hijo se sanará físicamente, son las heridas emocionales las que tomarán mucho más tiempo.
“Con tiempo esperamos que se recupere como se debe recuperar, pero como cualquier persona, estamos tratando de digerir y entender que lo que ha pasado. Lo estamos tomando día a día”, contó.
Por lo pronto, David ha regresado a casa y se recupera satisfactoriamente. El sueño de padre e hijo, ambos corredores, siempre ha sido calificar para la maratón de Boston y ahora Yepez dice tener muchas más razones para lograrlo.
“Puede que no sea el próximo año, pero lo cierto es que no vamos a dejar que este tipo de cosas controle nuestras vidas”.