(CNN) — Miles de personas en Arabia Saudita abrieron el diario el mes pasado y encontraron una fotografía a plana completa de una mujer con un ojo morado claramente visible debajo de su burka.
En la parte inferior de la imagen, un eslogan en árabe: “Hay cosas que no pueden cubrirse”, y una lista de números telefónicos de refugios locales para víctimas de violencia doméstica. En una cultura en la que tiende a pasarse por alto el problema de la violencia contra las mujeres, fue una imagen impactante y poderosa.
“Es un problema que se ha ignorado durante años”, dice Scott Abbott, director creativo de Memac Ogilvy, la agencia de Riad responsable por el anuncio.
Cuando Ogilvy se acercó a la Fundación Rey Khalid, una organización benéfica que se enfoca en temas de defensa y de desarrollo del sector no lucrativo del país, no estaban seguros de qué reacción debían esperar.
“Creo que siempre estuvimos preocupados de que, debido a la temática, nunca lo aprobarían”, dijo Abbott.
Un gran respaldo fue el de la princesa saudí, Banderi A.R. Al Faisal, la directora de la fundación. Aunque la campaña ha atraído la atención del público —tanto en Arabia Saudita como en el extranjero, donde circula en línea una versión en inglés—, Al Faisal dice que no le parece que el anuncio sea tan impactante.
“Mi equipo de medios y relaciones públicas estaban un poco inquietos con esto y decían: ‘¿Estás segura de que quieres hacer esto? (…) No entendía por qué. No entiendo por qué esto es tan polémico. ¿Quién va a decir ‘Sí, es correcto que golpeen a las mujeres’?”.
Las mujeres saudíes requieren del permiso de sus tutores masculinos para viajar libremente, conducir es un asunto socialmente polémico y no hay leyes que protejan a las víctimas de violencia doméstica. Sin embargo el cambio se siente en el aire, según Al Faisal.
“Durante varios años, la violencia doméstica era el problema evidente que todos ignoraban. Una mujer víctima de abuso no tenía a dónde ir porque el sistema no estaba hecho para manejar eso”, reconoce. Aunque el tema aún no sale completamente a la luz, señala que en los últimos años ha aumentado la cantidad de refugios que atienden a las mujeres víctimas de violencia.
Este año ha sido un parteaguas para los derechos de las mujeres en el conservador país. Ahora, las mujeres ya pueden formar parte del Consejo de la Shura que asesora al gobierno, obtuvieron el derecho al voto, lograron integrarse a una amplia gama de nuevas profesiones (como Ingeniería y Derecho) y se les permitió obtener sus propias identificaciones sin necesitar permiso de su tutor.
Adam Coogle, investigador de Medio Oriente para Human Rights Watch, reconoce que aunque esas medidas son impresionantes, es necesario hacer más para proteger a las mujeres al interior del país.
“No hay leyes que protejan específicamente a las mujeres. Si, por ejemplo, una mujer denuncia una violación y un hombre dice que fue consensuada, ella puede enfrentarse a un cargo por adulterio”, dice.
Aunque actualmente no haya una ley que castigue al hombre que golpea a su esposa, la Fundación Rey Khalid preparó una legislación que haría precisamente eso. De hecho, la propuesta de ley pendiente, con la que se decidirían las medidas punitivas que enfrentarían los agresores (una combinación de prisión, restitución económica y pérdida de la custodia) es lo que desató la campaña.
El año pasado, el Consejo de la Shura promovió una legislación similar —que la fundación ayudó a redactar— para proteger los derechos de los niños que viven situaciones de abuso. Al Faisal confía en que el proyecto de legislación obtenga el mismo grado de éxito.
Sin embargo, Coogle dice que los saudíes aún tienen que superar obstáculos sociales considerables para que la situación mejore.
“Las mujeres que denuncian violencia emocional o abandono a veces se enfrentan a la crítica social. Prevalece la actitud de que es aceptable que un hombre golpee a su esposa, porque ella no está siendo una buena esposa”.
Coogle señala que existe un estudio que se publicó hace diez años en la revista Journal of Muslim Affairs, en el que se preguntó a hombres saudíes si alguna vez habían golpeado a su esposa. El 53 % respondieron que sí.
Al Faisal coincide en que es necesario que cambie la mentalidad saudí y señala que uno de los principales obstáculos es la naturaleza prudente de la cultura.
“Esta es una sociedad muy privada, tendemos a lidiar discretamente con las cosas. Como familia o comunidad, no exponemos nuestra ropa sucia en público (…) El lado negativo de esa discreción es que permite que prospere el comportamiento agresivo porque no se le pone un alto”.
Una de las principales metas de la campaña es crear un diálogo social en todo el país. Al respecto, dice Abbott, la campaña ha tenido éxito.
“Además de los dos días en los que transmitimos el comercial, se imprimió en la primera plana de los diarios nacionales”, dice. “La gente está hablando de eso y en general ha sido bien recibida”.