La película se estrena este fin de semana en Estados Unidos.

Por Tom Charity, especial para CNN


Nota del editor: Esta reseña contiene detalles que revelan la historia de la película.

(CNN).- Si tan solo lo que ocurriera en Las Vegas se quedara en Las Vegas.

Todo lo que hizo a “The hangover” un éxito inesperado, su estructura audaz, una historia brillante en la que tienes que armar el rompecabezas, la forma en que se deleitaban con exponer el lado salvaje de sus amigos aparentemente convencionales (si es que algo diferentes) y la gran dosis de extrañeza que fue Zach Galifianakis en su primer papel en una gran película, fue despilfarrado y abaratado en dos secuelas sin inspiración, rimbombantes y que en gran medida carecen de alegría. Tanto para una cura para la resaca.

Al menos esta vez Todd Phillips y el coescritor Craig Mazin idearon nuevos ritmos en ¿Qué pasó ayer? Parte III, en lugar de presentar una copia de la primera película. (Por supuesto, ya no están los escritores originales Jon Lucas y Scott Moore). Si buscas una trama, tienen una.

Es floja, pero al menos es sencilla.

Phil, Stu y Doug (Bradley Cooper, Ed Helms y Justin Bartha) escoltan a Alan, su amigo altamente volátil (Zach Galifianakis) a una clínica de rehabilitación cuando son forzados a salir del camino. El criminal Marshall (John Goodman) explica, por fin, cómo su antiguo socio Chow (Ken Jeong) escapó de una prisión en Bangkok. Marshall quiere mantener cautivo a Doug hasta que la “manada” encuentre a Chow y los lingotes de oro que robó.

La búsqueda de Chow los lleva a México, sin una buena razón y luego de regreso a Nevada en Estados Unidos, para un cierre (eso esperamos).

Si Goodman parece templado después de sus grandes y exuberantes apariciones en Argo y Flight, podría deberse a que la escritura es tan pirateada o quizá descubrimos que no había forma de que alguien exagerara más que Ken Jeong, cuyo numerito de cocainómano enojado/degenerado rabioso es muy divertido.

Su odio hirviente por el hombre y la bestia (“Asegúrate de matar a los perros de guardia”, insiste en algún punto) es tan venenoso que da una especie de integridad deformada.

No es que Phillips y compañía busquen ser cálidos y confusos. La película comienza (probablemente ya viste una versión en el avance) con una jirafa que muere horriblemente en un puente de la autopista. Después de mostrarnos este asesinato grotesco, los guionistas siguen con una escena en la que Alan asusta alegremente a su padre lo que lo lleva a un paro cardiaco.

Es atrevido, supongo, casi una especie de anticomedia. Está tan separado de cualquier cosa de la que quisieras reírte. Excepto que casi nadie de la audiencia se reía.

Muy a menudo, en ¿Qué pasó ayer? Parte III, la profanidad pasa por ingenio y el mal gusto es equiparado con cosas que generan tabú. Si hay algo subversivo sobre el amor masculino que Alan tiene por Phil y el adolescente descuidado presexual de Galifianakis aún es el punto focal de comedia de la película, que está ligado en una maraña horrible de insultos homofóbicos, clichés de amistades masculinas y la exclusión virtual del sexo opuesto (incluida la escena solitaria de Heather Graham).

Para una serie construida en la amistad, esta es una película fría y alienante, una comedia para sociópatas.

Mientras más tiempo pasamos con estos chicos, menos divertidos son. Y al juzgar por la forma en que parece salirse de la estructura todo el tiempo, creo que Bradley Cooper se siente de la misma manera. Puede representar una mejora marginal en la desastrosa segunda película, pero debe haber un agujero en el desierto lo suficientemente grande para enterrar a esta franquicia sórdida y lamentable de una vez por todas.