Por Elizabeth Landau
(CNN) — De cierta forma, es solo una cifra, pero es un número que tiene grandes consecuencias.
Los científicos registraron por primera vez una concentración promedio de dióxido de carbono en la atmósfera de 400 partes por millón en Mauna Loa, Hawaii, en donde se encuentra el observatorio de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA).
“La mayoría de los expertos que estudian las concentraciones de CO2 calculan que no habíamos tenido esa concentración de CO2 en nuestra atmósfera desde hace unos tres millones de años”, dijo J. Marshall Shepherd, experto en cambio climático y profesor de la Universidad de Georgia.
En otras palabras, los humanos modernos nunca habían visto estas concentraciones de dióxido de carbono.
Los científicos dicen que al parecer la actividad humana —la combustión de carbón, petróleo y gas natural— ha provocado un rápido aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera.
El dióxido de carbono cambia el clima y provoca la acidificación del océano.
“Una vez que se ha emitido, permanece en el sistema atmosférico del océano por miles de años y calienta al planeta. Cambia el clima y todo ese tiempo propicia la acidificación del océano”, dijo Jim Butler, científico sénior de la NOAA.
Entre los muchos riesgos que conlleva el incremento de la temperatura, se espera que la agricultura, la silvicultura, los ecosistemas y la salud humana, sufran a consecuencia de las tendencias del cambio climático.
La cantidad de dióxido de carbono varía diariamente y ha cumplido con los ciclos históricos, en concordancia con los cambios en la órbita terrestre, fenómeno conocido como ciclos de Milankovitch. Sin embargo, el incremento exponencial de los niveles de dióxido de carbono desde la Revolución Industrial está lejos de lo normal, dicen los expertos.
La concentración de dióxido de carbono simboliza lo que muchos expertos creen que es un inevitable aumento de la concentración de este gas en nuestra atmosfera, dijo Shepherd. Se esperaba que alcanzáramos estas concentraciones.
“También es una especie de señal de advertencia de que tenemos que abordar realmente este problema”, dijo. “Está ocurriendo justo ante nuestros ojos”.
En unos ocho o diez años, los niveles no bajarán de las 400 partes por millón, dijo Butler. Además, el ritmo al que se alcanzaron las 450 partes por millón será mayor, dadas las tendencias observadas, dijo Shepherd.
En comparación, la última vez que se registró una concentración anual de 350 partes por millón de CO2 fue en la década de 1980. Butler compara el fenómeno a una manta eléctrica. Cuando la enciendes, tarda un poco en calentarse. Es como si los humanos hubieran encendido el control de la manta de la Tierra y es cuestión de tiempo para que sintamos el calor.
“Aún si dejáramos de emitir CO2, las temperaturas seguirían subiendo durante una década o dos porque el sistema tiene que estabilizarse”, dijo Butler.
La mayor parte del dióxido de carbono se encuentra en el hemisferio norte, porque la mayor parte de la población del planeta está allí, dijo Butler.
En 2012, las estaciones de monitorización en el Ártico registraron 400 partes por millón, pero la concentración registrada en Mauna Loa es un nuevo récord. El promedio mundial se igualará en un año o dos, dijo.
Desde que los científicos empezaron a medir en Mauna Loa, en 1958, la concentración de dióxido de carbono se ha elevado cada año, señaló la NOAA. El ritmo de este incremento se ha acelerado: a finales de la década de 1950 se registraron 0.7 partes por millón (ppm) y durante la última década se registraron 2.1 ppm.
Antes de la Revolución Industrial del siglo XIX, la concentración promedio de dióxido de carbono a nivel mundial era de cerca de 280 partes por millón. Durante los últimos 800,000 años, según la NOAA, los niveles han oscilado entre las 180 y las 280 partes por millón.
Tal vez te preguntes cómo puede ser que el planeta se está calentando si este invierno fue relativamente frío.
Shepherd explica que el estado del tiempo es como el estado de ánimo, pero el clima es como la personalidad. El estado del tiempo cambia con frecuencia, pero el clima es más fundamental y determina los patrones generales.
En general, podría parecer que para empezar no hay mucho dióxido de carbono en nuestra atmósfera. El gas más abundante es el nitrógeno (78%), seguido del oxígeno (21%). Una pequeña parte de dióxido de carbono es esencial para nuestra supervivencia: sin él, el planeta sería demasiado frío.
Sin embargo, es malo que haya demasiado dióxido de carbono, ya que provoca un calentamiento general excesivo.
Aunque es imposible decir que un evento en particular es “consecuencia del calentamiento global”, dice Shepherd, el cambio climático colabora y aumenta las probabilidades de que ocurran eventos como la supertormenta Sandy del año pasado.
Estas tormentas se vuelven más destructivas conforme se eleva el nivel de los océanos. El nivel del mar cerca de la ciudad de Nueva York era 25 centímetros más elevado en 2012 que en 1900, dijo Shepherd.
La estación Mauna Loa fue la primera del mundo en la que se midió el dióxido de carbono.
“Hemos superado un indicador alarmante”, dijo Butler. “Mauna Loa, el sitio icónico de la medición del CO2, ha alcanzado las 400 por primera vez en un solo día. Eso es mucho”.