Por Anna González
(HLN) – Si hay 20 niños jugando en un parque, ¿cuántos seguirían a un extraño con un cachorro hasta su vehículo?
Kyra Phillips, de HLN, puso a prueba a 20 niños con el “Test del depredador”. Con el permiso de sus padres, un productor de HLN, actuando como un depredador, trató de persuadir a los participantes de irse con él. Todas las madres que participaron de las cuatro sesiones le dijeron a HLN que ya habían advertido a sus hijos sobre estas situaciones, pero ¿qué ocurrió finalmente?
Cuando el productor llegó al parque infantil con un cachorro, fueron muchos los niños que corrieron hacia él. Como si no pudieran resistir el encanto de un lindo perrito. Luego, el productor/depredador hizo su jugada intentando dirigir a los pequeños a su carro.
“Necesito darle un poco de agua. ¿Quieren venir conmigo y ayudarme a alimentarlo y darle agua?”, les preguntó.
“¡Quiero darle de comer al perro!”, gritó uno de los varones.
Y así se fueron, abandonando el parque mientras las madres observaban con desconfianza. Los niños caminaron por un estacionamiento y frenaron junto a la camioneta del productor, conversando durante el recorrido. El productor abrió el baúl de su carro y los niños todavía no percibían peligro alguno.
Luego, sin mucho esfuerzo, el productor convenció a uno de los niños de meterse en la jaula del perro. Su madre dijo que casi se le sale el corazón cuando observó esto.
“Hablamos sobre los extraños y él sabe que no tiene que hablar o irse con ellos”, aseguró su madre. “No hablamos sobre extraños con mascotas… Veo que tenemos que conversar sobre diferentes escenarios y hacerle saber que no está bien”, agregó.
Según la doctora Rebecca Bailey, es fundamental que los padres pongan a prueba a sus hijos.
“Parte del desarrollo del pensamiento crítico se logra colocando a los niños en situaciones o escenarios seguros para enseñarles y ayudarlos a saber manejar estas situaciones”, dijo.
Fueron siete los niños que siguieron al depredador encubierto hasta su vehículo y todos ellos luego dijeron que el productor “parecía una buena persona”. Si le gustan los animales, “¿cómo podría lastimar a un chico?”, razonó una de las niñas. Cuando les preguntaron cómo se veía un “extraño”, un niño sencillamente respondió “malo”.
Al escuchar las respuestas de los niños, una de las madres trató de explicar el concepto de extraño: “Cualquier persona. No saben quiénes son. Es posible que parezcan amables, pero solo será para convencerlos. Tengo que protegerte y tú tienes que protegerte. Así que la próxima vez, pregúntame así sé dónde estás. Tuve miedo”.
“Pueden ser muy agradables, pero es un truco. Son amables hasta que dejan de serlo”, dijo otra madre.
Según la doctora Bailey, “los niños viven el momento y la presencia de un cachorro es como un objeto brilloso. No están pensando con parte de su mente porque todavía no han desarrollado el juicio crítico. Piensan instantáneamente en un cachorro. Por eso estoy feliz de que hagan algo así”.
“Está probado que el aprendizaje experimental ayuda a las personas a hacer cosas de otra manera. Creo que cualquiera de los niños que fue con el depredador no lo volverá a hacer nunca más”, explicó.
Los otros trece niños que no acompañaron al productor encubierto tuvieron su motivo: “¡Nunca hables con extraños!”.
La mayoría de estos volvió corriendo hacia sus madres. “Mi madre me enseñó que no debo hablar con extraños y no me gustaría decepcionarla”, dijo uno de ellos.
¿Estás de acuerdo con estos experimentos? ¿Crees que sirvan para enseñarles a nuestros hijos a no hablar con extraños? Cuéntanos en los comentarios.