(CNNMéxico) — Las protestas ocurridas en Brasil las últimas semanas provocaron destrozos en sucursales bancarias y comercios. Se trata de daños no registrados en las convocatorias masivas de carácter pacífico de junio.
Los motivos de los manifestantes se mantienen, con la reducción de las tarifas del transporte, las mejoras sociales, y la lucha contra la corrupción como principales reclamos, pero las convocatorias han añadido un tono de violencia.
En esta ocasión, la policía brasileña ha tenido que recurrir a gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a los manifestantes en concentraciones de menos de 500 personas. Las marchas de junio juntaron a decenas de miles de jóvenes.
El 26 de julio, un grupo de unos 400 manifestantes que marchaba por la Avenida Paulista, en Sao Paulo, destruyeron más de 10 sucursales bancarias y varias tiendas. La policía militarizada indicó que una centena de encapuchados infiltrados destruyó con palos y piedras varios locales de una de las vías principales de la ciudad.
Grupos de ideología radical, como los Black Blocs, se han sumado a las protestas del último mes. Se trata de un grupo anarquista con réplicas en otros países, como Italia o Alemania, que reivindican la desobediencia y el anticapitalismo, suelen provocar destrozos y lucen encapuchados.
La policía dispersó el 9 de agosto a miembros de este colectivo luego de que algunos encapuchados lanzaran piedras a los policías y prendieran fuego a contenedores de basura, según la prensa local. En esa ocasión, unas 15 personas fueron atendidas con heridas leves, según un reporte de AFP.
Los Black Blocs irrumpieron en la manifestación convocada por Passe Livre São Paulo, el movimiento que impulsó las marchas de inicio del verano. La protesta de ese viernes se dirigía a un supuesto fraude en la concesión de contratos ferroviarios, con supuesta participación de multinacionales del sector y de funcionarios públicos, según informó EFE.
Cerca de 40 encapuchados aprovechó una brecha en el cordón policial e invadió la sede de la Cámara Municipal, donde protestaron en la explanada y se manifestaron en contra de varios concejales, antes de ser retirados por la policía, según un cable de EFE. La policía reportó la presencia de los Black Blocs en otra protesta el 15 de agosto.
En Río de Janeiro, los agentes dispersaron con gases lacrimógenos y balas de goma a centenares de personas, la mayoría encapuchados, que protestaban frente al palacio Guanabara, sede del Gobierno regional, contra el gobernador, Sergio Cabral, a quien acusan de corrupción, de acuerdo con EFE.
El sociólogo Demétrio Magnoli se refirió en un artículo en el diario O’ Globo al cambio de tono de las protestas ante la presencia de “grupos violentos, cada día más presentes en las manifestaciones, que destruyen sucursales bancarias, ocupan sedes de instituciones políticas e impiden a la llamada ‘prensa tradicional’ actuar en la calle al considerarse que está al ‘servicio del capitalismo’”. El sociólogo expone el peligro de que el movimiento brasileño se torne radical, teniendo en cuenta su origen pacífico.
El sociólogo se refirió en el artículo al grupo alemán Baader-Meinhof, de filosofía similar a los Black Blocs, que, a pesar de tener la premisa de “no atacar a ninguna persona”, fue el responsable de la muerte de un guardia penitenciario y de otras personas.
Passe Livre São Paulo se define como un “movimiento social autónomo, horizontal, independiente y apartidista que lucha por el transporte público gratuito y de calidad”, de acuerdo con su página oficial de Facebook.
Sus reclamos se multiplicaron en defensa de mejores servicios públicos en sanidad y educación, y un mayor control de la gestión pública para reducir los impuestos y los actos de corrupción en instancias gubernamentales. El balance de víctimas mortales de las concentraciones de junio fue de cinco personas, todas por causas accidentales.