Por Michael Pearson
(CNN) — Hay más que hacer en El Cairo que protestar. Tan solo visita el sitio web sobre estilo de vida, CairoScene.
El martes, por ejemplo, está la noche de karaoke en Johnny’s, El Festival de Mimos de Culturewheel y la Ceremonia del Festival de Música Árabe en la Ópera de El Cairo. Puedes conseguir una pizza gratis en la compra de otra en Boosters y es noche de damas en el Yasso Lounge.
Los jóvenes egipcios que crearon CairoScene trabajan en un edificio ubicado en un elegante barrio de El Cairo. Está junto a la plaza Nahda, en donde la Hermandad Musulmana organizó un plantón, y a veces las protestas les han impedido llegar al trabajo.
Los manifestantes de la Hermandad Musulmana se han ido y no se extraña la presencia de las fuerzas armadas afuera del edificio. Los soldados montan guardia desde un transporte blindado mientras los peatones pasan.
Dentro de las oficinas de CairoScene, los jóvenes egipcios se reúnen alrededor de resplandecientes mesas blancas y se relajan en sillones blancos mientras miran sus computadoras. Hablan sobre las historias más recientes y sobre la inestabilidad que reina en Egipto.
“Nosotros lo pedimos”, dijo uno de los fundadores del sitio, Timy Mowafi. “El pueblo egipcio pidió que el ejército interviniera”.
Para muchas de las personas que se encuentran en la redacción, la represión del ejército en contra de los simpatizantes del derrocado presidente Mohamed Morsi es necesaria aunque desafortunada. “Es devastador pensar en la cantidad de personas que han muerto en ambos bandos, pero en las calles había gente armada”, dijo Mowafi. “Esto sería inaceptable en cualquier otro país”.
Sin embargo, no todos están totalmente de acuerdo. “Personalmente, no apoyo a las fuerzas armadas, pero definitivamente tampoco apoyo a la Hermandad”, dijo Eihab Boraie, uno de los redactores del sitio.
“Tendremos que tomar Tahrir de nuevo”, dijo, refiriéndose a la emblemática plaza de El Cairo que fue el escenario de las protestas que en 2011 llevaron a la destitución del dictador egipcio, Hosni Mubarak.
“Cuando tomemos Tahrir”, dijo, “será en contra de la Hermandad y de las fuerzas armadas, será para que haya una transición pacífica hacia unas elecciones inmediatas”.
“En manos de Dios”
Los funerales son frecuentes, ya que han muerto cientos de personas. En los últimos días, se realizó el de Ammar Badie, el hijo asesinado del líder de la Hermandad Musulmana, quien se encuentra detenido. Le dispararon dos veces en la cabeza la semana pasada durante los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes.
En este caluroso y soleado día en El Cairo, los dolientes llevaron su sencillo ataúd de madera a una cripta. Los hombres lloraban, se estrechaban la mano y despecían al fallecido.
“Es una desgracia que la gente diga que era un terrorista”, dijo Omar Rabiya, primo de Ammar Badie. “No lo era… Era una persona de paz, un hombre inteligente… solo quería que su país fuera libre”.
“La iglesia es mi hogar”
La semana pasada, a las afueras de El Cairo, Shenouda el Sayeh barría las cenizas de las ruinas calcinadas de la iglesia de la Virgen María.
La iglesia fue una de las 30 que sufrieron ataques la semana pasada como parte de las represalias por la represión a la Hermandad Musulmana. El reverendo Boktor Saad, el pastor de la iglesia, dijo que los islamistas estaban detrás del ataque.
“Empezaron a organizar marchas y manifestaciones, cantaban afuera de la iglesia, cantaban: ‘Abajo la iglesia’”, relató. Para El Sayeh, la iglesia, hoy calcinada y saqueada, era su hogar.
“Me siento frustrada”
La vida en medio del caos no aterroriza a Mayar Adly, estudiante de 20 años. Más bien la aburre. “No salgo tanto como antes”, dijo. “Estoy muy aburrida. Mi vida apesta”.
También hay momentos de pánico. Hace un par de días, la familia escuchó disparos afuera durante una protesta.
“Pensé que eran fuegos artificiales, pero me dijeron que eran disparos”, dijo Adly. “Mi mamá me dijo que me alejara de la ventana. Fue un poco aterrador. Estaba asustada”.
Su padre le impidió unirse a las manifestaciones y pasa la mayor parte del tiempo en un departamento de tres habitaciones con sus dos hermanos menores, sus padres y cinco gatos. Un mercado local les envía sus abarrotes y Adly rara vez puede salir para trabajar como afanadora en un banco cercano.
Pasa su tiempo en Facebook, lee y ve televisión, pero no ve las noticias. “Estoy harta de las noticias”, dijo. “Solían interesarme, pero ya no me interesan como antes”. “Me siento frustrada”, dijo. “Me preocupa cuánto más tendré qué estar en casa”.
Ian Lee y Arwa Damon, de CNN, colaboraron con este reportaje.