Por Arion McNicoll
(CNN) — Durante la primavera de la exploración espacial, cuando la Unión Soviética puso en órbita los primeros satélites y Neil Armstrong estaba a punto de dar sus primeros pasos en la Luna, las finanzas de la NASA representaban el 4.41% del presupuesto federal de Estados Unidos.
Durante los últimos dos años, esa cifra cayó por debajo del 0.5% por primera vez desde 1960 y, con el prolongado y lento descenso en el financiamiento, vino disminución constante en el apetito del gobierno estadounidense por la exploración espacial.
En 2011, cuando el programa del transbordador espacial de la NASA se suspendió permanentemente, muchos observadores proclamaban el fin de la era espacial. Casi al mismo tiempo, se archivaron los planes para una misión estadounidense tripulada hacia Marte y se tomaron medidas para desmantelar la Estación Espacial Internacional (EEI).
Pero los entusiastas y aficionados al espacio en todo el mundo están reviviendo los sueños interplanetarios por medio de proyectos espaciales propios que se investigan y se financian con recursos colectivos.
El crowdsourcing es un esquema en el cual una gran cantidad de individuos se compromete a entregar una pequeña suma a un gran proyecto y ha cobrado ímpetu con sitios como Kickstarter e Indiegogo, dedicados a presentar estas propuestas al público. A la fecha se ha logrado financiar películas, videojuegos, gadgets y más. Recientemente se empezó a recurrir a Kickstarter y a otros sitios similares para financiar misiones hacia la última frontera.
Hasta ahora, muchos de esos proyectos han sido relativamente modestos y apenas han salido a la órbita inferior de la Tierra. El más ambicioso es una nueva empresa financiada con crowdsourcing que planea enviar un submarino tripulado a Europa, la luna congelada de Júpiter.
La nueva misión espera llevar un vehículo anfibio más lejos de lo que la humanidad ha viajado antes para sumergirse en los océanos congelados de Europa. En este momento, el proyecto simplemente busca conectar a la gente en todo el mundo para empezar a hacer la investigación para la misión; el financiamiento de la operación vendrá mucho después.
Kristian von Bengtson y Peter Madsen han trabajado durante los últimos cinco años en proyectos de crowdsourcing de cohetes. Su organización, Copenhagen Suborbitals, inició como un equipo de dos hombres y ahora es un ejército de voluntarios compuesto por 45 colaboradores (de medio tiempo y de tiempo completo) y cuenta con un presupuesto anual de 400,000 dólares (5 millones de pesos).
Europa se considera un destino adecuado para que los humanos exploren, ya que bajo su helada superficie yacen grandes océanos de agua líquida, según estudios. Los científicos indican que Europa es uno de los sitios del Sistema Solar donde es más probable que exista vida extraterrestre. Se ha postulado que podría existir vida microbiana parecida a la que se encuentra en los océanos más profundos de la Tierra. Esta posibilidad es tan seductora, que la Agencia Espacial Europea planea una misión para enviar un robot a Europa.
Sin embargo, a Von Bengston no le interesa enviar robots al espacio: “Si envías una pieza de equipo al espacio, entonces en realidad no fuiste (…) Los robots son máquinas estúpidas que no piensan. No sienten curiosidad, no se les ocurren ideas o soluciones”.
El proyecto de Von Bengston enfrentó críticas. En un artículo de la revista de tecnología en línea Motherboard, Fran Bagenal, profesora de Astrofísica y Ciencias Planetarias de la Universidad de Colorado dice: “¿Qué caso tiene enviar humanos? ¿Qué pueden hacer ellos que los robots no puedan hacer mejor? Además, los robots no necesitan respirar, comer, beber, excretar ni regresar. Los robots tienen mejores cuerpos, ojos, manos, narices, orejas… y cerebros”.
Von Bengston dice que trabajar con el objetivo de enviar una misión tripulada a la luna de Júpiter cumple con otro propósito crucial: inspirar. Dice que inspirar a la gente es esencial para poner en marcha la clase de discusiones que espera.
“Si hubiéramos hablado de poner un panel solar en el cielo, te garantizo que no habríamos obtenido un centavo a través del crowdsourcing. Tienes que tener tanto el aspecto humano como la innovación para atraer el interés”.
“Puedes llegar a todas las personas en todo el mundo. Con internet puedes compartir tus pensamientos e ideas de inmediato y puedes enviar dinero alrededor del mundo. Copenhagen Suborbitals no existiría si no fuera por el internet. Todo el mundo puede unir esfuerzos”, dijo Von Bengston.
Más opciones de entusiastas del espacio
Otros proyectos también han tenido éxito en línea. El ingeniero aeroespacial, Zac Manchester, cumplió en solo dos semanas su objetivo de recaudación para un proyecto de poner en órbita 100 microsatélites. El experimento se enfoca en probar las capacidades de comunicación de las naves espaciales pequeñas; determinar cuánto tiempo pueden permanecer en órbita y cuán bien se comportan en el hostil entorno espacial. El egresado de la Universidad de Cornell espera que su proyecto se ponga en marcha en diciembre.
Michael Johnson tiene un proyecto igualmente ambicioso llamado Pocket Spacecraft, que permite que cualquier persona participe económicamente en una misión para enviar 1,000 pequeñas naves espaciales a la Luna. Los inversionistas podrán dar seguimiento a su pequeña nave, desde su diseño y construcción, hasta el lanzamiento, y su desempeño en la Luna.
Johnson dice que el objetivo del proyecto es “democratizar la exploración espacial interplanetaria”.
Espera que los experimentos como el suyo ayuden a desarrollar un nuevo entusiasmo por la investigación espacial: “Estamos construyendo nuevas herramientas (…) para que un día todos los niños puedan enviar su propia nave espacial en una excursión robótica al espacio.
Manchester dijo: “El financiamiento colectivo permite que se emprendan nuevos tipos de misiones —más pequeñas, más baratas y más arriesgadas— que no habrían recibido financiamiento por medio de los modelos tradicionales. No van a reemplazar a los programas espaciales nacionales multimillonarios. De hecho, esos programas efectuaron la investigación básica que permitió que surgieran los proyectos espaciales actuales financiados colectivamente, entre ellos el mío. Todavía es muy necesaria la investigación sostenida a largo plazo que los gobiernos han financiado tradicionalmente y espero que continúe”.
Von Bengston coincide y agrega que su propia labor es posible gracias a las investigaciones de los programas espaciales gubernamentales: “Estamos aprovechando el trabajo de… bueno, de todos”, dice.
Para involucrarte con el plan de Von Bengston de enviar un submarino a Júpiter, haz clic aquí. Para enviar tu propia nave espacial a la Luna, haz clic aquí.