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Por Misael Rincón, iReportero

(CNN Español) – Todo artista desea por lo menos sus 15 minutos de fama con la audiencia, bien sea a través de la promoción en medios tradicionales, pero mucho mejor si lo logra en las redes sociales donde se puede volver viral.

Algunos son capaces de hacer lo que sea para lograrlo: unos se han desnudado, otros han hipotecado todos sus bienes; varios han servido de “mulas” para el narcotráfico, han generado todo tipo de escándalos sexuales, y hay hasta los que han intentado venderle el alma al mismísimo diablo, pero ni aun así no la pegan, como se dice vulgarmente en mi país.

Si tienes la fortuna de estar o pertenecer a alguna de las grandes empresas del entretenimiento, que invierten millones de dólares en un artista para lograr esa pegada, es más fácil lograrlo, pero cuando esto no sucede no quiero ni imaginarme la frustración del trabajo perdido.

Llegar al gusto de la gente y además de eso que esa gente te siga, hable de ti, le interese lo que estás haciendo y que consuma tu música se ha vuelto no sólo muy competido sino muy difícil.

Para fortuna y ayuda de muchos, las redes sociales nos brindan herramientas gratuitas para que podamos llegarle al gran público por medio de la red. Pero la audiencia se da cuenta inmediatamente cuándo un artista quiere aprovecharse de los medios sociales y responde de dos formas: o lo siguen o lo rechazan. Y créanme, hemos rechazado a muchos que han pagado la millonada para comprar seguidores en Twitter y hasta sé de artistas que tienen en sus oficinas un cuartito tipo centro de espionaje con tres y cuatro computadores enviando mensajes masivos y promocionales de sus vídeos o conciertos.

No quiero decir que eso este mal pues quizás a eso se le pueda llamar relaciones públicas; sin embargo, eso cuesta y mucho.

Pero esta historia de artistas brota en República Dominicana, de donde soy. Hay un joven de origen haitiano que, como no sabemos su nombre todavía, vamos a llamarle “Mesié”.

Mesié es un vendedor de un dulce muy popular en nuestro país llamado “Palito de Coco”, que se vende en las calles y semáforos de nuestra ciudad y barrios. El ve que la venta de estos dulces está muy floja y ha inventado un canto para llamar la atención de forma jocosa.

Su canción, con un ritmo muy pegajoso de origen haitiano como lo es el Gaga, la canta y la toca con el mismo cuchillo con que corta los dulces cuando lo vende a sus clientes y… Mesié, felizmente (creo yo) mantiene a su familia con este humilde trabajo.

Todo va bien hasta aquí.

Un día Mesié pasa por un barrio como de costumbre, cantando y tocando la bandeja de dulces, y como ya todo el mundo tiene un smartphone con cámara integrada y fácil de usar, un joven le dice a Mesié que le compra varios dulces si le permite grabar con su celular la canción.

Mesié no vio problema alguno, pues los dulces se estaban vendiendo y accedió a cantar como siempre.

El chico grabó el evento y lo subió a you tube. En varios días empezó una pequeña viralización del video hasta que llegó a los ojos de un editor de un programa de tv de la ciudad; uno de esos editores jóvenes inquietos que les gusta descubrir, innovar…así que musicalizó la canción de Mesié y la volvió a subir a la red social y en dos días ya tenia 100.000 visitas con el nombre de “Palito de Coco”.

La reacción del público en las redes sociales fue tal que ahora todo el mundo en nuestro país y en Nueva York sólo habla del Palito de Coco, incluidos programas serios de política, economía y ni se diga de farándula, que comentan lo pegajoso del tema y la sencillez de este vendedor de dulces.

En la Radio ya suena Palito de Coco con más intensidad que “Vivir mi vida” de Marc Anthony.

Pero, que pasa…. El bendito vendedor de dulces Mesié no aparece ni en los centros espiritistas, nadie da con él y hay programas de televisión que han ofrecido entre 100 y 200 dólares al que lo lleve a su programa, pero nada.

Y ahora está pasando lo que se suponía que habría de pasar, y es que esos artistas desesperados por tener un hit igual, ya han grabado el tema, con mejores arreglos y mejor afinación, incluso he sabido que un gran merenguero está en estos momentos en el estudio de grabación dándole los toques finales a una producción con esta canción, pero el original Palito de Coco no aparece.

Mesié ha logrado lo que ningún otro artista de nuestro país ha hecho y es lograr la pegada tanto en televisión, radio y redes sociales y más aun sin proponérselo, de la forma mas humilde, sin avaricia ni vanidad.

Dicen las malas lenguas que Mesié no aparece porque es un indocumentado y que entró ilegal a nuestro país y que tiene miedo de que lo deporten cuando aparezca, pues al parecer antes de grabar esta canción era un hombre feliz que solamente quería vender una bandeja diaria de palitos de coco y nada más.

Lo que no sabe Mesié es que un artista oportunista se hará rico o famoso gracias a su Palito de Coco.