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WASHINGTON (CNN) — Sólo 61 personas en la historia de Estados Unidos han tenido el puesto. Es el segundo más poderoso del país y el segundo en la línea a la presidencia. Pero después de esta semana, no muchas personas querrían ser presidente de la Cámara de Representantes.

John Boehner, fumador empedernido, moderado en política y congresista del suroeste de Ohio, quien ha tenido el cargo durante los últimos tres años, ha visto que su poder para contener a su grupo republicano se ha puesto a prueba.

Ha resultado perdedor en una batalla feroz con el presidente Obama por reabrir el gobierno y evitar una posible suspensión de pagos.“Libramos una buena batalla, solo que no ganamos”, dijo Boehner a una estación de radio de Cincinnati el miércoles.

Un congresista republicano, quien participó en una reunión a puerta cerrada el miércoles por la noche con el grupo de congresistas del partido, dijo a Dana Bash de CNN: “El representante Boehner dijo, ‘Miren, no quiero que todos estén luchando. Sé que no es todo lo que queremos, pero podemos dar más pelea”.

Boehner (quien, a pesar de su derrota pública, tiene su trabajo asegurado como presidente de la Cámara de Representantes, según algunos conservadores) recibió una ovación de pie el miércoles por la tarde durante la reunión del grupo republicano en la Cámara.

“De hecho me he sentido muy orgulloso del representante durante las últimas dos semanas y media. No creo que deba avergonzarse de lo que ha hecho”, dijo a los reporteros el representante Raul Labrador de Idaho. Pero Obama ha puesto en duda la capacidad de Boehner para realizar el trabajo, diciendo previamente, que “no puede controlar a su grupo”.

El juego interno

Boehner ha sido desafiado por el pequeño, aunque poderoso grupo del ala derecha del grupo de congresistas republicanos: los conservadores del Partido del Té.

Fue obligado a adoptar una táctica para vincular el techo de la deuda y el financiamiento del gobierno con el retiro de fondos para el sistema sanitario, conocido como Obamacare, aunque no estaba de acuerdo con esa idea. En última instancia, la táctica falló.

Entre los miembros del Partido del Té, se encuentra el rebelde Justin Amash, de Michigan, quien reprendió públicamente a Boehner exigiendo un líder más “audaz”, hasta Frank LoBiondo de Nueva Jersey, un republicano que representa a un distrito urbano afín a los demócratas. Y todos tienen diferentes agendas y diferentes ideas en cuanto a la manera de responder a un Senado demócrata y a un presidente demócrata.

Aun así, necesita su apoyo: necesita al menos 217 de los 232 republicanos para aprobar una ley, ya que ningún presidente de la Cámara de Representantes quiere depender de los miembros del partido contrario para aprobar una legislación.

La carga pesada

“Hasta que lo has probado, no puedes imaginar el nivel de energía que requiere tratar de hacer lo que Boehner está haciendo”, dijo Gingrich. Pero el último embrollo sobre el gasto del gobierno y el límite de la deuda mostraron el reto al que Boehner se enfrenta una vez más.

Desde el principio, muchos opinaron que Boehner nunca lograría que los miembros conservadores del Partido Republicano accedieran al gasto federal y al techo de la deuda y que necesitaría a los demócratas para lograr cualquier aprobación.

Cuando había mayor interés y la opinión pública se pronunciaba contra sus esfuerzos, Boehner siguió luchando. Trató de incluir al grupo de congresistas republicanos y al presidente en las negociaciones, pero fracasó.

Cuando la corriente estaba cambiando y se alcanzó el acuerdo en el Senado, a principios de esta semana, Boehner lanzó un último golpe para tratar de incluir las demandas de los republicanos en el proyecto de ley. Pero no obtuvo el consenso y el esfuerzo colapsó el martes.

Pérdidas previas

Esta no es la primera vez que Boehner no logra su objetivo y ha tenido que luchar en numerosas ocasiones para lograr un acuerdo. El año pasado se vio forzado a retirar un proyecto de ley que brindaba ayuda a las víctimas de la súper tormenta Sandy porque no tuvo suficiente apoyo de los republicanos.

Y durante la lucha por el techo de la deuda en 2011, los cortes presupuestales que llegaban a un total de 900,000 millones de dólares no fueron suficientes para que algunos miembros de su grupo acordaran elevar dicho techo. En el último momento, tuvo que retirar la propuesta y se retiró de las negociaciones con el presidente.

Obama culpó a “las facciones extremas de su grupo”, de maniatar a Boehner. “Ha habido ocasiones repetidas en las que llegamos a un acuerdo y resulta que no puede controlar a su grupo”, dijo Obama.

Boehner y Obama no han logrado una negociación exitosa. Otros líderes, incluyendo al vicepresidente Joe Biden, el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, y el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, han sido capaces de llevar a buen término negociaciones críticas.

Y los republicanos lograron muy poco con este acuerdo. Obamacaretodavía es ley y el gasto del gobierno no se redujo. Más aún, la opinión pública culpa al Partido Republicano.

Norman Ornstein, experto en temas del Congreso que trabaja para el American Enterprise Institute, dijo que esta saga ha sido una “pesadilla” para Boehner. Pero su cargo todavía no termina. “Está aturdido, pero no ha caído todavía”, dijo Ornstein. “Creo que Boehner ha escuchado al público estadounidense”, dijo Jenny Beth Martin, cofundadora de Tea Party Patriots.

El acuerdo para reabrir el gobierno y elevar el techo de la deuda simplemente aplaza los mismos temas hasta principios de 2014. Es probable que haya una lucha similar en algunos meses, otra vez colocando a Boehner entre el grupo republicano y Obama.

Deidre Walsh de CNN contribuyó con este reporte.