Por Jacque Wilson y William Hudson, CNN
(CNN) – ¿Cuándo fue la última vez que vio un éxito de taquilla que no incluyera pistolas?
Podría ser difícil de recordar. A los norteamericanos les gustan las películas violentas, muestra un nuevo estudio; un 94% de las películas más populares desde 1985 contienen por lo menos una escena violenta y la mitad de estas tienen armas de fuego.
En el estudio, publicado esta semana en la publicación científica Pediatrics, los investigadores analizaron las 30 películas más taquilleras cada año desde 1950 hasta 2012. Identificaron las secuencias violentas de cada película y anotaron si en las escenas se incluía un personaje que portara un arma de fuego con la intención de hacer daño o matar a un objetivo viviente.
Desde 1950 la violencia se ha más que duplicado, concluyeron los autores del estudio. Probablemente es aún más sorprendente que la violencia por armas de fuego en las películas con clasificación PG-13 se ha triplicado desde 1985, incluso rebasando la cantidad encontrada en las películas clasificadas R en los años más recientes.
“Los padres deben darse cuenta de que el hecho que una película tenga clasificación PG-13 no significa que su hijo de 13 años deba ir a verla”, dijo el autor del estudio Daniel Romer. “Nos gustaría ver que Hollywood volviera a clasificar las películas con mucha violencia, en especial las de violencia por armas de fuego, con clasificación R, como lo han estado haciendo con las que tienen escenas explícitas de sexo”.
El estadounidense promedio ve cada año un promedio de siete películas en el cine, de acuerdo con el American Moviegoing Report de 2012 de Nielsen. Aquellas con clasificación PG-13 son las más taquilleras, con un 45% de participación en el mercado.
comenzó a utilizar la clasificación PG-13 en 1985. Esta clasificación recomienda precaución a los padres, debido a que “algún material puede no ser apto para preadolescentes”, pero las salas de cine no revisan las identificaciones de los que van a ver una película clasificada PG-13. Y a algunos les preocupa que exponer a los niños a la violencia en la pantalla podría alentarlos a actuarla en la vida real.
“Se ha descubierto en muchas investigaciones que la continua exposición de los niños a la violencia en la pantalla, especialmente en la televisión, predice la posterior aparición de comportamiento agresivo”, dijo Romer. “No sabemos si el ver violencia con arma de fuego tiene un efecto único, pero es preocupante si tomamos en cuenta que hemos visto un aumento en el uso de armas de fuego en las escuelas y en otros sitios en años recientes”.
Los expertos aún debaten si el ver películas violentas o jugar juegos violentos llevan a la violencia en la vida real.
En el año 2000, una coalición de organizaciones de la salud pública, entre ellas la Academia estadounidense de pediatría y la Asociación estadounidense de sicología, publicaron una declaración conjunta, en donde decían que la ciencia ha mostrado claramente una “conexión causal entre la violencia en los medios y el comportamiento agresivo en algunos niños”.
Dijeron que ver violencia hacía que los niños vieran las acciones agresivas como un comportamiento aceptable y a que estuvieran emocionalmente insensibilizados. De acuerdo con la declaración los efectos eran “perceptibles y duraderos”.
Desde entonces, varios estudios científicos han demostrado exactamente lo contrario. Y la Asociación norteamericana de sicología ha convocado a un equipo para revisar la nueva evidencia y potencialmente actualizar su postura.
“El problema es que las personas buscan una respuesta de sí o no… cuando no la hay”, escribió Brad Bushman, profesor de sicología en la universidad estatal de Ohio, en un artículo de opinión en CNN.
Bushman y sus colegas recientemente llevaron a cabo un estudio que mostró que los estudiantes universitarios que jugaban con juegos violentos 20 minutos por vez durante tres días mostraban un comportamiento más agresivo cada día que jugaban.
“El argumento que escucho más a menudo es que los videojuegos no pueden ser peligrosos porque millones de personas los juegan sin volverse violentas”, escribió Bushman. “Es porque vienen de buenos hogares, no son víctimas de acoso, no tienen problemas de salud mental y no tienen muchos de los factores de riesgo para la violencia. ¿Pero qué pasa con los jugadores predispuestos a la violencia”?
Aquellos que no creen que exista una conexión, tienen información del crimen de su lado. Una significativa disminución del crimen juvenil violento coincide con el aumento de la violencia en los videojuegos violentos y en las películas. En 1993, durante su apogeo, los adolescentes entre 12 y 17 años tenían una tasa de delitos violentos de 52 crímenes por cada 1.000 jóvenes, de acuerdo con la Oficina de estadísticas oficiales. Para 2011, esta cifra había disminuido a tan sólo seis crímenes por cada 1.000 jóvenes.
Aunque los autores del estudio vieron que se triplicó la violencia en las películas con clasificación PG-13, no ocurrió lo mismo con las películas clasificadas R y G/PG. La violencia en las películas clasificadas R se mantuvo en una tasa estable, mientras que en las películas clasificadas G y PG disminuyó durante el mismo periodo.