Por Ben Brumfield
(CNN) — Es fácil de adivinar lo que haría Malala Yousafzai con aproximadamente 67.000 dólares. Gastarlos en educar a los niños, especialmente a las niñas en su Pakistán natal, ha dicho antes.
Pero no fue el dinero lo que motivó a la adolescente de 16 años que sobrevivió a un atentado del Talibán, y este miércoles recogió el premio Sakharov a la Libertad de Pensamiento del Parlamento Europeo en Estrasburgo, Francia.
Trató de no hacer de la ocasión una celebración de sí misma, después de aceptar la placa enmarcada azul y caminar hasta el micrófono en tacones. Se los puso para que pudieran verla desde el podio, explicó a la audiencia.
Su discurso de aceptación fue una declaración a nombre de cerca de 60 millones de niños de todo el mundo que no pueden ir a la escuela. Los niños hambrientos, que viven en el miedo. Los niños que esquivan las balas y las bombas. Las niñas cuyas familias se encierran dentro de sus casas, lejos del mundo.
“Esto debe sacudir nuestra conciencia”, dijo a los parlamentarios que se reunieron para celebrar su victoria. Les dijo que esperaba que en Occidente puedan ver más allá de sus propias fronteras y ayudar.
Habló específicamente por ayuda para su propio país. Les dijo que el premio le animará a seguir de pie contra los talibanes paquistaníes por el bien de la educación y que continuaría su trabajo.
“Por culpa del terrorismo, cientos de escuelas han sido destruidas”, dijo.
Una muestra de Malala
Para la multitud, que incluyó a 22 ganadores del premio, la ceremonia celebrada en el Día Mundial del Niño fue completamente para Malala. Le dieron una ovación de pie.
La adolescente, que aún lidia con el daño neurológico causado por una bala de los talibanes, ha impresionado a los líderes en todo el mundo por su “fuerza increíble”, dijo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, cuando anunció que Malala había ganado, el pasado 10 de octubre.
La fecha estaba cargada de simbolismo.
Un año y un día antes ella se había enfrentado a una muerte casi segura por defender el derecho de las niñas a r a la escuela, cuando un hombre armado del Talibán pakistaní le disparó a quemarropa mientras iba de la escuela a su casa en un autobús.
Casi muere. Los médicos en Pakistán se apresuraron a salvar su vida —ya que su cerebro se inflamó— antes de un viaje a Gran Bretaña, donde un equipo médico trabajó en su recuperación.
Malala está acostumbrada a dar mensajes públicos sobre la valentía y la educación. Su primer discurso, en septiembre de 2008, se tituló ¿Cómo se atreven los talibanes a quitarme el derecho fundamental a la educación?
En 2009, los talibanes prohibieron a las niñas asistir a las escuelas en el valle de Swat, al que Malala llama su hogar. De forma anónima escribió su blog en la BBC en oposición a la medida y se convirtió en una defensora abierta de la educación de las niñas.
En 2011, Malala dijo a CNN: “Yo tengo el derecho a la educación. Tengo el derecho a jugar. Tengo el derecho a cantar. Tengo el derecho a hablar”.
Elogio compartido
El padre de Malala, Ziauddin Yousafzai, se sentó en silencio junto a ella mientras Schulz, de Alemania, la colmó de elogios.
Mientras escuchaba la traducción del alemán al inglés a través de un auricular, Schulz lo nombró. Malala no sería quien es sin su padre, dijo.
“Su padre, Ziauddin Yousafzai, es un maestro”, dijo. “Él ha expresado su opinión de que los niños y las niñas son iguales”. Él impulsó a Malala a escribir el blog y a dar entrevistas a los medios de comunicación para protestar contra los talibanes, señaló Schulz.
“Malala, estoy seguro de que estás tan orgullosa de tu padre como él de ti”, dijo.
Mientras aplaudía su valentía frente al atentado, Schulz recordó que Malala ha dicho que esto no es por lo que quiere ser recordada.
Ella quiere ser conocido como una niña que luchó contra la opresión para construir una educación para todos.