Por Paul Armstrong

(CNN) – Corea del Norte no da muestras de disminuir su temible sistema de campos de trabajos, con tortura, inanición, violaciones y muerte, un hecho de la vida real para decenas de miles de reclusos, de acuerdo con el grupo de derechos humanos Amnistía Internacional.

El grupo de derechos humanos publicó imágenes satelitales, en donde presuntamente se muestran las evidencias de expansión, entre ellas la construcción de nuevos bloques de vivienda e instalaciones de producción, en uno de los campos más aislados del régimen o “kwanliso” -15 y 16- utilizados para albergar a prisioneros políticos.

“Se ha descubierto la terrible realidad de Corea del Norte acerca de su continua inversión en esta vasta red de represión”, dijo Rajiv Narayan, el Investigador para el Este de Asia de Amnistía Internacional.

“Exhortamos a las autoridades a que liberen de manera inmediata e incondicional a todos esos prisioneros de consciencia recluidos en campos de prisión políticos y a que cierren esos campos inmediatamente”.

Condiciones espantosas

Amnistía Internacional adquirió las imágenes de DigitalGlobe, un vendedor comercial de imágenes satelitales. En su publicación, Amnistía Internacional declara que hasta 200.000 prisioneros, entre ellos niños, están internados en “condiciones espantosas en seis campos de prisioneros políticos en expansión”.

Pyongyang niega su existencia, a pesar de las imágenes satelitales y de los testimonios de testigos. Amnistía afirma que muchos de los prisioneros son presuntamente detenidos por nada más que ver telenovelas extranjeras o por tener una creencia religiosa en particular, mientras que otros son encarcelados simplemente por tener un pariente considerado políticamente indeseable.

El Campo 16, ubicado cerca de Hwaseong en la provincia de Hamgyong del Norte, albergaba alrededor de 20.000 personas, de acuerdo con un análisis previo de Amnistía en 2011. Pero el grupo afirma que según las últimas imágenes, tomadas en mayo de este año, se muestra un ligero aumento en la población con los nuevos bloques de alojamiento claramente visibles. También parece mostrar una significativa actividad económica, con minería, tala de árboles y agricultura.

Amnistía dijo que el campo cubre un área de alrededor de 216 millas cuadradas (560 kilómetros cuadrados), o tres veces el tamaño de la capital de Estados Unidos, Washington, D.C.

El Campo 15, también conocido como Yodok, se ubica en los valles ribereños del centro de Corea del Norte a tan sólo 75 millas (120 km) de la capital, Pyongyang. En 2011, Amnistía Internacional informó que alrededor de 50.000 personas se encuentran prisioneras allí, aunque dijo que ya se habían demolido 39 bloques de alojamiento y que únicamente habían sido construidos seis bloques más. Aunque Amnistía Internacional reconoció que esto podría indicar una reducción en el número de prisioneros, dijo que era visible una importante actividad industrial en el área, incluyendo la tala.

Amnistía Internacional dijo que su análisis de las imágenes mostraba estrictas medidas de seguridad en ambos sitios, con vallas perimetrales y controles de seguridad claramente marcados. “El movimiento parece ser restringido y controlado por medio de puertas de entrada aseguradas, torres de guardia y puntos de control internos”, decía el informe.

Nuevos testigos

Amnistía también publicó testimonios que no habían sido escuchados anteriormente de testigos en su nuevo informe. Un ex agente de seguridad, identificado únicamente como Sr. Lee, que se encontraba en el Campo 16 en la década de 1980 hasta mediados de la década de 1990, describió los métodos utilizados para ejecutar a los prisioneros en una entrevista con Amnistía el mes pasado. Dijo que los detenidos eran forzados a cavar sus propias tumbas y luego eran asesinados con golpes de martillo en la nuca. También presenció cómo los funcionarios de la prisión estrangulaban a los detenidos y luego los golpeaban hasta morir con palos de madera.

De acuerdo con el Sr. Lee, las mujeres “desaparecían” después de haber sido violadas: “Después de pasar la noche ‘dando servicio’ a los funcionarios, las mujeres tenían que morir porque el secreto no podía ser revelado. Esto sucede en la mayoría de campos de prisioneros políticos”.

Kim Young-soon, que estuvo detenida en el Campo 15 durante la década de 1980, describió una ejecución pública que presenció de dos detenidos que fueron encontrados intentando escapar: “Fueron llevados a un escenario después de haber sido golpeados brutalmente. Los prisioneros fueron atados a estacas de madera y les dispararon tres veces en la cabeza, pecho y pies”, recuerda.

En septiembre de este año, una investigación de Naciones Unidas sobre abusos a los derechos humanos en Corea del Norte recalcó las atrocidades “indescriptibles” y “generalizadas” que se llevan a cabo en los campos, y que requerían de una respuesta internacional, entre ellas una madre que fue forzada a ahogar a su propio bebé y un recluso del campo que se vio forzado a comer roedores y lagartijas para sobrevivir.

El grupo de derechos humanos dijo que ha compartido esta última evidencia con la Comisión de Investigación de la ONU que investiga los abusos a los derechos humanos en Corea del Norte.