Por Elizabeth Landau, CNN

(CNN) – Gabi Rose usó ropa de maternidad durante más de 12 años.

Su peso, el cual subió y bajó durante sus cuatro embarazos, no era sólo una preocupación estética. Ella tenía frecuentes ataques de asma, se rompió un tobillo varias veces, desarrolló rosácea, y notó que su cabello había dejado de crecer.

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“No me di cuenta que estaba afectando a toda mi familia”, expresó Rose.

Una vez Rose se decidió a bajar de peso de una vez por todas, ella, su esposo David y su hija Rachel bajaron 136 kilogramos en total. Un factor importante en la transformación del trío fue cambiar sus hábitos alimenticios, al elegir alimentos más saludables y cocinar en casa.

“Bajar de peso, en mi opinión, es la parte sencilla”, dijo Rose. “Lo difícil es mantenerse; es complicado y lleva tiempo, educación y comprensión”.

Una crisis familiar de salud  

Rose tuvo muchas complicaciones durante sus embarazos. Estuvo hospitalizada cuatro semanas debido a preeclampsia con su primer hijo, Josh. Su tercer hijo, Noah, casi muere cuando era bebé. Rose sufría horriblemente a causa del asma y pesaba casi 136 kilos cuando estaba embarazada de su hija más pequeña, Sarah.

Su hija mayor, Rachel, ahora de 14 años, también tenía problemas de sobrepeso. Rachel recuerda ir a Target con su madre y querer probarse ropa de la sección de niños. Pero debido a su gran tamaño como estudiante de tercer grado, tenía que comprar en la sección de adultos.

Era difícil para Rachel saber que los niños estaban en la otra parte de la tienda; ella estaba rodeada por “todas estas mujeres mayores”.

“Rachel ve fotos viejas de sí misma y dice: ‘¿Por qué dejaste que engordara tanto?’”, dijo Rose. “Probablemente es mi culpa. Yo misma estaba un poco perdida”.

Rose probó con los programas de pérdida de peso comerciales, pero nada funcionó.

Tomó la firme decisión de mejorar su salud después de sufrir un ataque de asma en 2005, un año después del nacimiento de Sarah. Rose iba de regreso a casa con sus hijos, luego de haber visitado a un amigo cuando sintió una pesadez en su pecho. Ella buscó su inhalador pero no estaba en su bolso. Entró en pánico y se estacionó.

“En lo único que podía pensar era: ‘Moriré aquí en la calle’”, dijo. “Llamé a mi esposo y le dije dónde estaba, aunque pensé que no estaría viva cuando él llegara ahí”.

Haber estado al borde de la muerte la llevó a decidirse de una vez por todas: el sobrepeso tenía que irse.

Cambiando los malos hábitos  

En aquellos días, Rose no cocinaba mucho. Pizza congelada, medallones de pollo en bolsa, macarrones con queso de caja, una “porción tamaño familiar” de lasaña de pollo preparada para ella y su esposo; esto era lo que comían normalmente.

Cuando los niños eran pequeños, Rose siempre guardaba una buena cantidad de bolsas de papalinas, comentó.

“Los niños del vecindario venían todo el tiempo porque yo tenía mucha comida chatarra”, dijo.

Pero en 2006, Rose se dedicó a conocer las alternativas de comida saludable. Ahora, Rose evita todo lo que venga en bolsa o en caja.

Rose, su esposo e hijos cocinan juntos; preparan platos principales como alas de de pollo y acompañamientos como puré de papas mezclado con coliflor. Sirven ensalada con cada comida.

El esposo de Rose se ha convertido en “un mago al sofreír”, dijo.

Y Rachel, quien normalmente compraba dos helados a la hora del almuerzo en la escuela, ahora lleva su almuerzo de casa y prepara batidos de proteína de fresa y banano.

Levantarse y estar en movimiento  

La familia también ha pasado menos tiempo sentada en el sofá.

Rachel y Noah han estado jugando tenis durante años. Han motivado al resto de la familia a jugar tenis también, dijo Rose.

La familia también monta bicicleta alrededor del vecindario y ha participado en aventuras al aire libre como el descenso de rápidos y una carrera de obstáculos. Se han inscrito en un gimnasio familiar, de modo que todos se ejercitan al mismo tiempo, y han corrido carreras de 5 kilómetros juntos durante los últimos dos años.

David Rose reconoce que fue su esposa quien los guió con el ejemplo en los cambios alimenticios y de estado físico que han transformado el hogar. Él bajó 36 kilos y se ha mantenido durante cuatro años y ahora pesa más o menos 85 kilos.

“Recuerdo el primer día que me llevó al gimnasio y me puso en una máquina elíptica”, dijo. “Ése fue el comienzo del proceso”.

Altibajos  

No siempre ha sido fácil.

Para el día de San Valentín en 2008, David le compró a su esposa una máquina para hacer fondue y chocolate gourmet en una chocolatería local. A ella le había encantado el restaurante de fondue Melting Pot; él pensó que este regalo “sería un éxito total”.

Estaba equivocado.

“Solo lo vi y dije: ‘Tienes que estar bromeando’”, dijo Gabi Rose. “Estaba fuera de mí. Simplemente no entiende cuánto me estoy esforzando por bajar de peso”.

Su ira no se aplacó cuando su esposo tiró el chocolate a la basura. No le habló durante un mes. (“Sabía que iba a mencionar el fondue”, dijo más adelante).

En retrospectiva, Rose ve que hasta ese punto sus esfuerzos por bajar de peso habían sido inconsistentes. Pero su esposo le pidió perdón y le dijo que no había entendido por lo que ella había pasado, que estaba decidida a mejorar su salud a largo plazo, y a hacer que todos en la familia se sintieran mejor con ellos mismos.

“Supongo que él tenía miedo de que me fuera a convertir en una persona diferente, o que no fuera tan divertida como solía serlo”, dijo. “Pero encontramos otro tipo de diversión, sin comer”.

Inspirando a otros  

Hoy, Rose pesa 66 kilos, y se ha convertido en una experta en la pérdida de peso. Ella ha viajado mucho, con el propósito de hablar sobre cómo hacer cambios saludables y fue la anfitriona y coproductora de un reality show en el sur de Florida llamado “The Get Fit Club”.

En 2009, se asoció con la doctora Elisabeth Cohn-Gelwasser, cuya práctica médica Rose ha estado coordinando desde 1994, para ofrecer un programa médico de pérdida de peso que se enfoca en la nutrición y a el estado físico y también incorpora consejos de modificación de conducta y medicamentos cuando es necesario.

De talla 26, Rose ha llegado a ser talla 2.

Rachel también ha tenido un importante progreso; bajó 22 kilos entre 2009 y 2011, y su padre dice que ha sido “una inspiración para otros niños”. Ahora en la escuela secundaria, Rachel conoce a muchas niñas que se quejan sobre su aspecto.

“Honestamente, no sé cómo se sienten, porque a mí me encanta cómo me veo ahora”, expresó.

En cuando a la máquina para fondue que fue motivo de discordia, aún se encuentra en la cocina de la familia. Se trata del recordatorio de una era de comer en exceso que ya ha terminado.

Para mayor información sobre Gabi Rose visita gabirose.com.