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Por Brian Tinker, CNN

(CNN) – En años recientes, el azúcar —más que la grasa— ha estado recibiendo el peso de la culpa por el deterioro de nuestra salud.

La mayoría de nosotros sabemos que consumimos más azúcar de lo que deberíamos. Seamos honestos; es difícil no hacerlo.

La nueva mala noticia es que el azúcar le hace más daño a nuestros cuerpos de lo que pensamos originalmente. Una vez se consideró que era solo otro indicador de una dieta no saludable y de obesidad. Ahora el azúcar es considerado un factor de riesgo independiente para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, así como de otras enfermedades crónicas, según un estudio publicado el lunes en la revista de medicina interna JAMA.

“El azúcar tiene efectos negativos para la salud que van más allá de la creencia de que se trata de ‘calorías vacías’ que fomentan la obesidad”, escribe Laura Schmidt, profesora de política de salud en la facultad de medicina de la Universidad de California en San Francisco, en un editorial adjunto. “Consumir demasiada azúcar no solo engorda, también puede causar enfermedades”.

Pero, ¿cuánto es demasiado? Resulta que no es tanto como podrías pensar. Como algunos doctores y científcos han estado advirtiendo durante un tiempo, un poco de azúcar puede tener muchos efectos.

El azúcar añadida, según la mayoría de expertos, es mucho más dañina para nuestros cuerpos que el azúcar que se presenta de forma natural. Estamos hablando de los azúcares usados en alimentos procesados o preparados, como bebidas endulzadas con azúcar, postres a base de cereales, bebidas de frutas, postres lácteos, golosinas, cereales listos para comer y panes con levadura. No hay problema con las frutas y los jugos naturales de fruta.

Las recomendaciones para tu consumo diario de azúcar añadida varían mucho:

- El Instituto de Medicina recomienda que el azúcar añadida represente menos del 25% de tu ingesta total de calorías. -La Organización Mundial de la Salud recomienda menos del 10%. -La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda limitar el azúcar añadida a menos de 100 calorías diarias en el caso de las mujeres y 150 calorías diarias en el caso de los hombres.

El gobierno de Estados Unidos no ha hecho público un límite dietético para el azúcar añadida, como lo ha hecho para las calorías, grasas, sodio, etc. Además, el azúcar está clasificada por la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) como “segura en general”, lo cual le permite a los fabricantes añadir cantidades ilimitadas a algunos alimentos.

“Existe una diferencia entre establecer el límite para nutrientes u otras sustancias en alimentos y establecer límites para lo que las personas deberían consumir”, escribió un portavoz de la FDA en un correo electrónico a CNN. “La FDA no establece límites respecto a lo que las personas deberían comer”.

“Con respecto a establecer un límite regulatorio para el azúcar añadida en los alimentos, la FDA consideraría cuidadosamente la evidencia científica al determinar si los límites regulatorios son necesarios, como lo haría para otras substancias en la comida”.

Hay algunas buenas noticias. Mientras el porcentaje medio de las calorías obtenidas del azúcar añadida aumentó de 15,7% en 1988-1994 a 16,8% en 1999-2004, en realidad disminuyó a 14,9% entre 2005 y 2010. Pero la mayoría de adultos aún obtuvieron 10% más de sus calorías a partir del azúcar añadida y más o menos 1 de10 personas obtuvieron 25% o más de sus calorías a partir del azúcar durante el mismo período de tiempo.

Los participantes en el estudio que obtenían aproximadamente del 17 al 21% de sus calorías a partir del azúcar añadida tenían un 38% más de riesgo de morir a causa de una enfermedad cardiovascular, en comparación con quienes obtenían aproximadamente el 8% de sus calorías a partir del azúcar añadida, concluyeron los autores del estudio.

“Este riesgo relativo era de más del doble para quienes obtenían 21% o más de sus calorías a partir del azúcar añadida”, escribieron.

Shmidt escribe que estos nuevos hallazgos le “brindan a los médicos y a los consumidores guías factibles. Hasta que se establezcan directrices federales, los médicos deberían advertir a los pacientes que, para cuidar la salud cardiovascular, lo más seguro es consumir menos del 15% de sus calorías diarias a partir del azúcar añadida”.

Schmidt señala que ése es el equivalente a beber una gaseosa Mountain Dew de 20 onzas en una dieta de 2.000 calorías.

“A partir de ahí, el riesgo aumenta exponencialmente en función de un aumento en el consumo de azúcar”, escribe.

En una declaración, la Asociación Estadounidense de Bebidas expresó que el estudio muestra que “el consumo de los adultos de azúcar añadida en realidad ha disminuido, como fue dado a conocer recientemente por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades”.

“Una parte importante de esa reducción viene a causa de una disminución en el azúcar añadida de las bebidas, lo que se debe, en parte, a la continua innovación de nuestras empresas miembros en ofrecer más opciones bajas en y sin calorías. Por otra parte, éste es un estudio observacional que no puede demostrar que la enfermedad cardiovascular se presenta a causa de las bebidas endulzadas con azúcar”.

A pesar de nuestro cambiante entendimiento científico y una creciente evidencia del consumo de azúcar como un factor de riesgo independiente en las enfermedades crónicas, la regulación del azúcar sigue siendo una batalla cuesta arriba en Estados Unidos. Esto se compara con un aumento en la frecuencia de la regulación en el extranjero, donde 15 países ahora tienen impuestos sobre las bebidas endulzadas con azúcar.

“Los ‘impuestos del pecado’, ya sea sobre el tabaco, alcohol, o productos cargados de azúcar son populares porque son fáciles de implementar y generan ingresos, con una base de evidencia bien documentada que apoya su efectividad para reducir el consumo”, escribe Schmidt.

Pero olvídate del costo monetario a corto plazo. Antes de que elijas tu próxima golosina, piensa bien en el costo a largo plazo que afectará a tu salud.