Por Kieron Monks, para CNN

CNN Labs explora lo más innovador en el mundo, para mostrar los mejores diseños y las investigaciones más asombrosas en ciencia y tecnología.

(CNN) – Cuando era adolescente, Omer Kiyani recibió un disparo en el rostro con un arma que no tenía puesto el seguro. Todavía lucha con el trauma. Pero el ahora ingeniero de Detroit considera que ha creado un dispositivo que lo habría salvado a él y que puede salvar a otros miles.

Lo llama “Identilock” (cerrojo identificativo) y aunque el prototipo todavía necesita unos últimos ajustes y más inversión, Kiyani espera lanzar a la venta su tecnología de arma inteligente en las tiendas de Estados Unidos dentro de un año, con un precio de aproximadamente 300 dólares.

El dispositivo se acopla al gatillo de un arma de mano, el cual solo puede ser desbloqueado por autenticación biométrica, evitando que un usuario no autorizado pueda disparar el arma. Basándose en los avances de la tecnología de móviles, el gatillo se libera gracias a sensores de huella dactilar similares a los que usa el iPhone 5S de Apple. Estos sensores están aprobados por el FBI y se encuentran frecuentemente en escáneres de seguridad.

“La clave es la fiabilidad”, dice Kiyani. “El sensor ha demostrado su valor en diferentes sectores en los últimos años y el mercado es consciente de su capacidad”.

El arma se habilita en menos de un segundo desde el primer contacto y los ingenieros poco a poco están reduciendo más ese tiempo. Finalmente, se espera que el cerrojo esté integrado y que su activación sea instantánea.

“El principal motivo para tener armas es la autodefensa y la autodefensa implica acceso rápido”, dice Kiyani. “Pero la otra cara de esto son los accidentes”.

El inventor considera que su experiencia indica una crisis urgente e inevitable, y que las estadísticas lo respaldan. De acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en el 2010, 62 niños de 1 a 14 años murieron por accidentes con armas de fuego en los Estados Unidos y 785 desde 1999 al 2010, un número de muertos mucho mayor que en los tiroteos escolares en el mismo período.

Kiyani no está interesado en la política y mantiene un punto de vista simple. “Soy una víctima de las armas, un propietario de armas y tengo hijos. He ideado algo que satisface mis necesidades”.

“Estaba trabajando como ingeniero de seguridad en la calibración de bolsas de aire y no tenía sentido que hubiera algo tan simple con tanto impacto en la seguridad, pero no para las armas. Básicamente, esto es producto de esa pregunta”.

Ola de innovaciones

Incluso si todo resulta según lo planeado, el de Kiyani no será el primer sistema de armas inteligentes que salga al mercado estadounidense. En febrero, la empresa alemana Armatix lanzó su pistola iP1, que utiliza un chip de identificación por radiofrecuencia (RFID) activado desde el reloj de su dueño, y la competencia va en aumento.

Los directivos de la Casa Blanca para promover el desarrollo de la tecnología de seguridad tras los tiroteos escolares ha llevado a una ola de innovaciones. Ahora existe un mayor interés y financiación para un campo que había permanecido estancado desde sus primeros diseños en los años 70. La declaración más atrevida es un desafío abierto de The Smart Tech Foundation. Fue creada por el inversionista angelical Ron Conway de Silicon Valley y por el emprendedor en serie Jim Pitkow en respuesta al tiroteo de Sandy Hook y tienen 1 millón de dólares en premios disponibles para el desarrollo de las mejores ideas.

La Fundación dice haber recibido más de 200 participantes después del primer mes del plazo de presentación, todo desde la fase de concepto hasta el prototipo en funcionamiento. Los diseños incluyen municiones electrónicas, controles remotos y chips RFID enterrados en la piel del propietario.

Los investigadores del Instituto Tecnológico de Nueva Jersey (NJIT) han estado desarrollando diseños biométricos desde 1999. El líder de ese programa, Donald Sebastian, ha tenido varias falsas ilusiones, pero se siente más seguro que nunca.

“La diferencia ahora, comparado con hace una década, es que hay más tipos de tecnología y todos son mucho mejores. Entonces, la tecnología biométrica ha fallado una vez de cada cuatro, ahora nos dirigimos a una de cada 10.000 tasas de fracaso”, dice Sebastian. “La fiabilidad de la seguridad debe ser superior a la del mecanismo de disparo subyacente, por lo que nunca se debate que la pistola no funcionaría debido a la tecnología”.