(CNNMéxico) — Gabriel García Márquez desde su juventud tuvo un amor no correspondido: el cine. En ese entonces no se imaginaba que lo suyo sería recibir el Nobel de Literatura y no la estatuilla del Oscar.
Gabo, quien falleció el pasado 17 de abril en la Ciudad de México, intentó varias veces ser parte de la cinematografía latinoamericana. A sus 25 años estudió en el Centro Experimental de Cinematografía de Roma y antes de cumplir 30 trabajó en México con el escritor Carlos Fuentes en un guión basado en El gallo de oro de Juan Rulfo.
“Las ideas de Gabriel García Márquez fueron incompatibles con el cine. No tiene una sola película que valga la pena, es un festival de la exageración y el ridículo”, señala Felipe Coria, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM.
En 1954, casi al terminar sus estudios en cine, también participó en Colombia en el cortometraje La langosta azul, un trabajo considerado único en su tipo por su influencia surrealista y su producción independiente.
Posteriormente su trabajo llegó a ser filmado por el director Arturo Ripstein, el camarógrafo Gabriel Figueroa e interpretado por Marga López, Enrique Rocha y Daniel Giménez Cacho. Sin embargo, ese cine es un material solo para “curiosos y morbosos”, agrega Coria.