Por Miriam Falco
(CNN) — Christy Wolford describe a su primera hija, Lauren, como un regalo de bodas. También dice que fue ella quien salvó su vida.
Wolford encontró un bulto en el pecho mientras amamantaba. Si no la hubiera amamantado probablemente no se hubiera percatado de que algo no estaba bien y mucho menos se hubiera revisado.
Wolford solo tenía 28 años cuando esto pasó.
“Cuando tienes veintitantos años, crees que eres invencible”, dijo.
Al principio creyó que podría ser un ducto de leche tapado, pero fue al médico de cualquier forma. A esto le siguieron mamografías, ultrasonidos, biopsias y el diagnóstico: tenía cáncer de mama.
Los médicos le dieron otra mala noticia: tenía entre 80% y 90% de probabilidad de ser estéril después del tratamiento. Ella y su esposo realmente querían un hijo varón para transmitir el apellido.
“Eso fue impactante… fue algo muy duro de asimilar”, dijo Wolford.
Afortunadamente, encontró otra opción: una prueba clínica diseñada para ayudar a preservar la fertilidad de la mujer durante la quimioterapia. Los resultados del estudio fueron publicados el viernes pasado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en Chicago, Estados Unidos.
Esperanza en una prueba
Su médico inicialmente sugirió que la pareja buscara tratamientos de fertilidad para separar embriones antes de que iniciara la quimioterapia con el fin de utilizaros después.
Para los Wolford pagar 30,000 dólares por este tratamiento era demasiado. Además lucharon con el dilema moral de qué hacer con los embriones que no utilizaran. Por ello decidieron no seguir esta recomendación.
Wolford se enteró poco después que tenía un cáncer de hormonas negativas. Los medicamentos de fertilidad que necesitaría para la recolección de óvulos podrían haber empeorado su cáncer.
Cuando esta mujer entró al tratamiento para combatir el cáncer en elCentro de Cáncer MD Anderson en Houston, Estados Unidos, se enteró de una nueva prueba clínica financiada en gran parte por los Institutos Nacionales de Salud de ese país.
“Honestamente, no sé si mi pobre esposo votó en esto. Lo vi como mi única esperanza”, dijo.
Los investigadores de la prueba querían saber si el medicamentogoserelina (nombre de marca Zoladex) podía preservar la fertilidad de los pacientes con cáncer de hormonas negativas.
“Es un medicamento que suprime la función ovárica o pone a descansar a los ovarios”, dijo la autora principal del estudio, la médico Halle Moore.
La goserelina normalmente es recetada a las mujeres con cáncer de mama avanzado de hormonas positivas para que entren en la menopausia y detengan la producción de estrógeno, que puede impulsar el crecimiento del cáncer.
Se ha mostrado en estudios altas tasas de regreso de función menstrual, dice Moore, pero no ha habido pruebas concluyentes que analicen la función ovárica a largo plazo.
Un nuevo enfoque
El objetivo de la prueba era detener temporalmente la función ovárica y después evaluarla dos años tras el tratamiento.
“Si los ovarios están inactivos, entonces con suerte serán menos sensibles a los efectos de la quimioterapia”, dijo Moore, una especialista en cáncer de mama en la Clínica Cleveland en Estados Unidos.
Más de 200 mujeres entre 18 y 49 años fueron reclutadas para la prueba. A todas se les dio quimioterapia estándar, pero a la mitad se les dio goserelina, entre ellas a Wolford.
“Hice que mis ovarios entraran a la menopausia, sin que la quimioterapia lo hiciera primero, con la esperanza de que (los ovarios) despertaran después”, dijo.
Tuvo que recibir una inyección una semana antes de comenzar la quimioterapia y después una vez cada cuatro semanas durante el tiempo que estuvo luchando contra el cáncer.
“El medicamento en realidad es doloroso. Es como disparar un grano de arroz en tu abdomen”, dijo Wolford.
La quimioterapia de Wolford duró seis meses, terminando en septiembre de 2006. Su ciclo menstrual regresó aproximadamente cuatro meses después.
“Obviamente, en ese punto, no significa que ovulas, y en ese momento, intentábamos descifrar qué hacer después para nuestra familia”, dijo Wolford.
Un cambio de vida
Dos meses después, fue despedida de su trabajo. Al creer que Lauren probablemente sería su única hija, la pareja decidió abrir un preescolar en Colorado, “porque si no podemos tener más hijos, entonces pasaremos el tiempo con hijos de otros padres”, dijo Wolford.
A finales de 2008, decidieron ver si podían embarazarse de nuevo. Cuando Wolford le informó a sus médicos en MD Anderson, le pidieron que viniera para más pruebas, particularmente porque el cáncer de mama triple-negativo tiene la mayor tasa de recurrencia cinco años después de su diagnóstico.
Solo 135 mujeres (incluida Wolford) cumplieron con los criterios de pruebas de función ovárica en la marca de dos años, y entre esos pacientes, los investigadores encontraron que el 22% de las mujeres en el grupo de solo quimioterapia tuvo falla ovárica prematura, comparado con el 8% en el grupo que también tomó goserelina.
“Esa es una reducción de dos tercios”, dijo Moore.
Los investigadores también encontraron que las mujeres en el grupo degoserelina tenían casi el doble de probabilidad de tener un embarazo exitoso.
Wolford fue una de ellas. Descubrió que estaba embarazada en febrero de 2009 y cree que dio a luz al primer bebé en el grupo goserelina.Alexander nació ocho meses después.
Después vino Everett y finalmente el bebé Lukas.
En total, entre las 218 mujeres inscritas en la prueba, 22 pacientes en el grupo goserelina se embarazaron, comparadas con 12 en el grupo de solo quimioterapia.
Una cuestión importante después del cáncer
“Encontrar una forma sencilla y accesible para proteger la fertilidad en pacientes jóvenes con cáncer de mama mientras no se dañan los resultados del cáncer es una cuestión importante”, dijo la médico Lori Minasian, directora de la División de Prevención de Cáncer del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos y una de las coautoras del estudio.
“Creo que esto es lo suficientemente convincente para que podamos utilizar esta práctica estándar” (para las mujeres con cáncer de mama de hormonas negativas), dijo Moore.
La experta en cáncer de mama de MD Anderson, la médico Jennifer Litton, quien no estuvo involucrada en el estudio, advierte que el tamaño del estudio fue pequeño. Dice que la investigación muestra que no es dañino tomar goserelina para preservar la fertilidad.
Pero sugiere “para los pacientes que están seguros de que quieren tener hijos después de la quimioterapia, que todavía es imperativo reunirse con un endocrinólogo reproductivo para entender todas sus opciones y no solo depender de la goserelina”.
Se necesita más investigación
Aunque los resultados del estudio son estrictamente aplicables al cáncer de mama de hormonas negativas, el concepto podría tener mayores aplicaciones en otros cánceres, dijo el médico Clifford Hudis, presidente de la Sociedad Americana de Oncología Clínica y un experto en cáncer de mama en el Centro de Cáncer Memorial Sloan Kettering en Nueva York, Estados Unidos.
Moore concuerda, al decir que la goserelina también podría aplicarse con cánceres que son tratados con medicamentos similares para quimioterapia, como el linfoma, pero que se necesita más investigación.
Wolford ahora tiene casi nueva años sin cáncer. Su mensaje a otras mujeres jóvenes en una situación similar: sean fuertes. Es un camino difícil luchar contra el cáncer, dice, pero investiguen y consideren participar en pruebas clínicas que podían ayudarlas y a otras mujeres en el futuro.
“Para tener la vida que siempre esperaste tener; es algo realmente grande”, dijo. “Definitivamente fue una experiencia dolorosa, pero la ventaja fueron mis tres hijos, y lo haría de nuevo en un instante”.