Por Talia Day, especial para CNN

(CNN) – La mesa estaba servida con una ración poco saludable de sus comidas favoritas: pollo frito, frijoles cocidos y un acompañamiento extra grande de macarrones con queso. Para algunas personas, el alcohol y los cigarrillos son vicios perjudiciales para la salud. Para Ben Boukari Jr., la comida era su adicción.

“Para mí, la comida era como el mejor amigo después de un largo día de trabajo”, escribió Boukari en su iReport de CNN.

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Era septiembre de 2010. Con una altura de 1,92 metros, pesaba 172 kilos. Su cintura medía alrededor de 1 metro y 32 centímetros y las playeras 3XL ya le quedaban pequeñas. Siempre había tenido sobrepeso, un rasgo que hizo que sus amigos de la escuela primaria lo apodaran “Big Ben”.

Le gusta decir que tenía un problema de peso “significativo”.

“Solía decirme: ‘voy a disfrutar comer este fin de semana, pero el lunes voy a cambiar mi estilo de vida’. Seguro me hice esta promesa cientos de veces”.

Apenas unos meses antes, a los 26 años, Boukari había sido el oficial más joven elegido para la Comisión de la ciudad de Alachua, Florida. Él hablaba en serio sobre su promesa de servir a su comunidad, pero de alguna manera no podía mantener las promesas que se había hecho a sí mismo.

Esa tarde, mientras Boukari se sentó a comer su almuerzo habitual de gran tamaño en la oficina de Bryan, su hermano mayor, él lo vio y lo confrontó.

“¿Cómo te puedes hacer cargo de los asuntos de la gente si no te puedes cuidar a ti mismo?”, Bryan recuerda haber dicho. Le preocupaba que los logros políticos de su hermano menor llegaran a verse opacados ​​por su obesidad.

Sus palabras hicieron que Boukari pensara en cómo otros lo percibían.

“Nadie quiere tener sobrepeso”, dijo Boukari. “Yo no quiero que el público me vea así. …Ese momento en particular ha cambiado mi vida”.

El compromiso  

Boukari decidió que esta vez mantendría sus promesas, y al día siguiente comenzó su viaje hacia un futuro más saludable.

Comenzó cambiando drásticamente sus hábitos de alimentación, optó por una dieta baja en carbohidratos y se limitó a porciones más pequeñas. Eliminó el consumo de azúcar y consumía 20 carbohidratos por día; principalmente comía verduras y carne. En un día normal, comía huevos hervidos para el desayuno, una ensalada de pollo a la parrilla para el almuerzo y un filete con verduras para la cena.

Boukari también había decidido evitar subirse a una balanza. Sabía que su pérdida de peso sería un proceso lento y se negó a verse desalentado por un número.

“Los primeros tres meses fueron los más difíciles”, dijo. “Tienes que creer que va a funcionar”.

Esa creencia ayudó a Boukari a superar lo que él llamó el “muro”. Antes de darse cuenta, apegarse a la dieta se volvió algo natural. A pesar de ser aficionado a lo dulce, Boukari dijo que nunca “hizo trampa” y lo dice en serio; Boukari se negó a comer su propio pastel de cumpleaños durante dos años.

“Vas a tener amigos que dirán que mereces tener un día para romper la dieta. No, no es así”, dijo. Rompes la dieta cuando has alcanzado tu meta absoluta”.

Después de nueve meses de un gran esfuerzo y disciplina extrema, Boukari decidió subirse en la balanza en junio de 2011. Había bajado 40 kilos.

“Yo estaba muy emocionado”, dijo, sorprendido de que pesaba menos de 136 kilos, un peso que no había visto desde su primer año en la escuela secundaria. La pérdida de peso aumentó su confianza y le dio un sentido de logro que no había experimentado desde que fue elegido comisionado de la ciudad.

El estancamiento  

Pero luego de algunos meses de dieta, la balanza apenas se movió.

Había llegado el momento de cambiar las cosas.

Cuando un amigo invitó a Boukari a ejercitarse con él en octubre de 2011, decidió integrar el ejercicio a su rutina, sabiendo que no podía rendirse si tenía un compañero que esperaba que llegara.

“Cuando hago una promesa, la cumplo. Decirle que estaría allí me comprometía a hacerlo”.

Boukari cumplió su promesa y cuatro días a la semana, él y su amigo se reunían en la pista de la escuela secundaria local para ejercitarse. La rutina de alta intensidad era cruel al inicio. Hacían más de 45 metros de estocadas, más de 45 metros de marcha atrás, empleaban la misma cantidad para sprint y 1.61 metros de “power walking” (marcha rápida) en la pista para ayudar a alcanzar su meta de ritmo cardíaco.

Hasta ese momento de su vida, Boukari ni siquiera había logrado hacer una sola lagartija.

El segundo logro  

Para mantenerse motivado, convirtió los elogios de sus amigos, familiares y colegas en energía; energía para lograr hacer ejercicios fuertes, para frenar sus antojos y mantener la promesa que se hizo a sí mismo de perder peso y mantenerse así.

“Todos los días desde 2011, alguien ha hecho un comentario acerca de mi pérdida de peso. Esa persona no tenía ni idea en ese momento, pero ese estímulo positivo hizo que siguiera”, dijo.

Después de solo un mes, su gran esfuerzo y diligencia comenzó a dar sus frutos. En noviembre de 2011, Boukari hizo sus primeras lagartijas.

“Mi cuerpo estaba cambiando y el peso estaba desapareciendo”.

Se quedó con su nuevo régimen de ejercicio y en mayo de 2012, Boukari había perdido otras 22 kilos. Había bajado a 106 kilos, su cintura se había reducido 35 centímetros y se había deshecho de sus camisas 3XL para hacer espacio para su nueva talla: grande.

Con el fin de satisfacer su gusto por lo dulce, Boukari se ha convertido en experto para buscar alternativas que sacien sus antojos sin comprometer su progreso. Un pedazo de caramelo sin azúcar, un postre bajo en carbohidratos o una soda de dieta es suficiente para resolver el problema. Para compensar estos gustos, aumenta la actividad física y mantiene sus porciones extra pequeñas.

El comisionado de la ciudad se enorgullece de su nueva imagen, y reconoce que la pérdida de peso le ha hecho preocuparse más por sí mismo. En estos días, su peso fluctúa por 4,5 u 8 kilos; ahora pesa alrededor de 250 y dice que le gustaría perder otras 12 a 14 kilos. Después de eso, espera esforzarse por mantener su pérdida de peso el resto de su vida.

“Todos nos sentimos muy orgullosos de Ben por tener este objetivo en mente y por seguir alcanzándolo todos los días”, dijo Bryan, el mayor hermano de Boukari. “Él sigue siendo ‘Big Ben’, pero ahora solo es grande de una manera diferente; tiene una gran personalidad”.