Por Mel Robbins
Nota del editor: Mel Robbins es comentarista y analista legal de CNN. Ella fundó Inspire52.com, un sitio de noticias y entretenimiento para mujeres, y escribió el libro “Stop Saying You’re Fine”, que trata sobre el manejo de los cambios. Da conferencias sobre liderazgo en todo el mundo y en 2014 la nombraron Conductora de Radio Sobresaliente en los premios Gracie. Síguela en Twitter @melrobbins. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las del autor.
(CNN) — En poco más de una semana ha habido tres, sí tres, aviones desviados porque los pasajeros han discutido por los asientos reclinables.
El incidente más reciente involucró a una mujer en un vuelo de Delta Air Lines, Amy Fine, de 32 años, de Boca Ratón, Florida. Fine estaba descansando sobre su bandeja plegable cuando la mujer de adelante reclinó su asiento. Segun Aaron Klipin, quien presenció los hechos, Fine comenzó a gritarle a la mujer; luego, le gritó e insultó a las asistentes de vuelo, y decía algo como “No me importan las consecuencias; aterricen este avión”.
Supongo que tampoco le importaron las consecuencias para la persona que iba delante de ella cuando puso su cabeza bajo el asiento reclinable de esa persona.
Y esto es lo curioso: Delta obedeció y desvió el avión.
¿Son las aerolíneas las culpables por el enojo en torno a los asientos reclinables? Ciertamente hay razones para hacer acusaciones. En años recientes, las aerolíneas han reducido el tamaño del asiento (¡a 43 centímetros en clase económica!) y el espacio para las piernas, y ahora nos cobran por todo, desde el equipaje hasta las comidas durante el vuelo y el entretenimiento. El problema de los asientos pequeños empeora cuando los vuelos van llenos. El año pasado, el 83,1% de los asientos en vuelos internos estuvieron ocupados.
Irónicamente, este incidente de Delta ocurrió en las filas donde los pasajeros pagan dinero extra por tener más espacio para sus piernas. Tal vez los asientos no deberían reclinarse en absoluto.
Yo tengo un punto de vista distinto. El problema no son los asientos. El problemas son las personas. Como me acaba de comentar mi esposo: “¿Qué $#@% está mal con la gente hoy en día?” La respuesta: el sentimiento de que todo lo merezco está vivo y la buena educación está muerta. Todos odiamos volar. Es frustrante estar apretujado en un avión como un montón de sardinas, pero todos vamos juntos en el mismo tubo de metal… ¿no podrías ser un poco más amable?
Si las aerolíneas tienen que cambiar sus prácticas de negocios para que los pasajeros muestren algo de cortesía… la lista de formas de hacerlo es demasiado larga. Comiencen por hacer que sea gratuito registrar bolsos y cobrar extra si los pasajeros llevan algo más grande que una cartera o un portafolio en el avión. Eso evitará que las personas groseras empujen a otros para ser los primeros en la fila para conseguir un espacio en los compartimientos superiores.
La razón por la que los aviones van tan llenos ahora es porque aún es barato volar. Y si el espacio para las piernas es tan importante para ti, desembolsa el dinero para tener un mejor asiento. Porque si reduces el número de asientos, tienes que incrementar el precio del vuelo; así que de cualquier forma que lo veas, estás pagando un precio por el espacio.
Y no hay debate respecto a que cuando un idiota gana, todos perdemos. Y no te engañes. Estos idiotas están ganando. Cuando desvías un avión y haces que todas las personas a bordo pierdan sus conexiones o lleguen tarde simplemente porque quieres tomar una siesta… eso es ridículo. Y peor aún, en el incidente de Delta, la pasajera Fine no recibió ningún castigo por su comportamiento caprichoso. Ella debió haber sido arrestada tan pronto aterrizó el avión. Debió ser multada con la máxima multa civil de 25.000 dólares por la Administración de Aviación Federal. Nada de esto ocurrió.
En la vida, entrenas a las personas sobre cómo tratarte. Y demasiado a menudo, nosotros como sociedad entrenamos a los idiotas para que sigan con estos comportamientos. Tal vez la mujer en el asiento de adelante también estaba cansada y necesitaba reclinarse. La próxima vez que alguien recline su asiento, en lugar de soltar bombas de cuatro letras, solo haz tu asiento para atrás. Verás que la mayoría de personas puede manejarlo.
Además, si estás tan irritable que un asiento reclinable te ocasiona un ataque de rabia, no deberías estar en un avión, sino en una lista para que no se te permita volar.