Por Geoff Hiscock, para CNN

(CNN) – Es una ruta bien transitada por el hombre aficionado al automovilismo: conforme se acercan a la edad madura, los pensamientos giran hacia la adquisición de un brillante auto deportivo mientras las esposas, los amigos y los parientes sacuden sus cabezas con desesperación.

Cualquiera que alguna vez haya sido atraído por el canto de sirena de un potente motor puede consolarse con el hecho de que, aunque estén consumidos por una obsesión automovilística, no tiene nada que ver con los hermanos Schlumpf.

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Fritz y Hans Schlumpf hicieron una fortuna en el sector textil durante el siglo pasado.

Cuando llegó el momento de gastarla, los pensamientos de Fritz naturalmente giraron en torno al estilo suntuoso y elegancia clásica de los elegantes autos deportivos Bugatti.

No solo un Bugatti, ni siquiera dos, sino 122 fueron acumulados en secreto junto a otros cientos de autos caros y poco comunes en sus almacenes textiles entre 1957 y 1976.

El secreto no duró y la colección se encuentra en lo que bien podría ser el museo de automóviles más fascinante del mundo.

El museo se encuentra en la provinciana ciudad francesa de Mulhouse, a tres horas de camino desde París utilizando los veloces trenes TGV de Francia - o, si fuera posible conducir los 480 kilómetros a la máxima velocidad permitida de un auto, solo sería una hora si conduces un Bugatti Veyron 16.4 Super Sport.

Conocida como Cité de l’Automobile (La ciudad del automóvil), o el Museo Nacional del Automóvil de Francia, la colección Schlumpf es sin duda la colección más grande de Bugatti en el mundo.

Entre los vehículos está la colección de Mulhouse que definitivamente tienes que ver: el auto personal del fundador de Bugatti, Ettore Bugatti, el fabuloso Type 41 Royale Coupe Napoleón de 1929.

Este imponente chauffeur coupé negro y azul de 6,4 metros y 3 toneladas tiene un enorme motor de 14,7 litros que produce 300 caballos de fuerza y que puede propulsar el auto hasta los 200 kilómetros por hora (124 mph).

Tiene un valor igualmente imponente - por encima de los 15 millones de dólares, con base en ventas anteriores de otros Bugatti Royales.

El desafío de Bugatti a Mercedes-Benz y Rolls-Royce  

Jean, el hijo de Ettore, quien falleció en 1939 a los 30 años de edad mientras probaba un auto de carreras Bugatti, diseñó el Napoleón, mientras que el símbolo del elefante plateado que adorna el largo capó fue esculpido por Rembrandt, el hermano menor de Ettore.

El italiano Ettore concibió el Royale como un vehículo que reemplazaría al Rolls-Royce y al Mercedes-Benz, como el auto de preferencia de la realeza europea.

Su sueño fracasó cuando la Gran Depresión arruinó el mercado de las limusinas de lujo extremadamente costosas.

Al final, Bugatti solo fabricó seis Royale entre 1929 y 1933; de ahí se deriva su astronómico precio en la actualidad.

El museo posee dos ejemplos, el Coupé Napoleón y el Limousine Park Ward, además de una réplica de 1990 conocida como el Royale Esders.

De los otros cuatro autos Royale, uno de ellos está con el grupo Volkswagen -el cual ahora es propietario de la marca Bugatti- otros dos están en museos de Estados Unidos y el otro está en manos privadas.

Una réplica de 1988 del Coupé Napoleón se sitúa en el Sinsheim Auto Museum de Alemania.

Aunque Cité de l’Automobile es conocida como el paraíso de los Bugatti, ofrece otros intereses.

La colección actual de más de 430 vehículos incluye ejemplos de los antiguos carruajes sin caballos franceses (Panhard-Levassor y De Dion-Bouton) hasta las antiguas limusinas de lujo, como los Isotta-Fraschini y los Hispano-Suiza, y los clásicos coupés deportivos prebélicos como el Alfa Romeo 8C 2900A Pinin Farina Berlinetta.

Una rareza es el diseño por Paul Arzens de 1942, cuya burbuja de aluminio y plexiglás hacen que el auto sea conocido como “El huevo”.

La alineación de autos deportivos posbélicos incluyen al Ferrari, Maserati, Porsche, Gordini y un excepcional Mercedes-Benz 300 SL con alas de gaviota de 1955 que fue uno de los autos que Fritz Schlumpf conducía.

Una sección de la colección de Mulhouse está dedicada a una muestra completa de autos de carreras F1, incluyendo al auto de carreras Bugatti 251 con motor trasero, que hizo su debut en el Gran Premio de Francia de 1956.

Naturalmente, también hay un moderno Bugatti Veyron, alojado en su propio cuarto.

Tesoro secreto  

Aun así, el Royale Coupé Napoleon ocupa un lugar preferente, el cual utilizó Ettore Bugatti como su auto hasta que las dificultades económicas de la familia obligaron a su hija L’Ebe a venderlo en 1963.

Los máximos compradores fueron los hermanos Schlumpf.

El solo hecho de cómo los hermanos Schlumpfs adquirieron su masiva colección de Bugattis y otros autos es una historia de obsesión, engaño y pérdida que avergüenza a la crisis común de los cuarenta.

Utilizando el dinero de su empresa textil, Fritz, el excorredor de Bugatti, compró todos los modelos del auto que llegaban al mercado, incluyendo una colección de 30 autos del entusiasta americano John Shakespeare en 1963 que incluía un segundo Royale.

A finales de los años 60, Fritz decidió que pondría su tesoro secreto en exposición pública.

Durante la siguiente década, él empezó a restaurar y preparar los vehículos para exhibirlos.

Luego, las circunstancias económicas se pusieron en contra de los hermanos Schlumpf, ya que las empresas textiles europeas empezaron a decaer frente a productos asiáticos más baratos.

Dado que gastaron gran parte de sus ingresos en obras maestras del automovilismo, sus negocios comenzaron a declinar.

Abrumados por las deudas, los hermanos Schlumpf buscaron exilio en Suiza, donde permanecieron hasta su muerte; Hans en 1989 y luego Fritz en 1992.

Los trabajadores de Schlumpf pusieron los vehículos en exhibición entre 1977 y 1979, hasta que el gobierno de Francia hizo de la colección un monumento declarado, garantizando que no se deteriorara ni fuera llevada al extranjero.

Se creó un consorcio que incluía a las autoridades municipales para dirigir la colección y el museo abrió oficialmente en 1982.

Por orden judicial, se agregaron las palabras “Colección Schlumpf” a su nombre en 1989, en honor a los hombres cuya hambre por los caballos de fuerza podría nunca ser superada.

Cité de l’Automobile (Museo Nacional de Automóviles de Francia-Colección Schlumpf), 192 Avenue de Colmar, Mulhouse; +33 3 89 33 23 23. Abierto todos los días de 10 de la mañana a 5 de la tarde (10 de la mañana a 6 de la tarde, de abril a octubre). Admisión 14,50 euros para adultos y 11 euros para niños/concesión. El precio incluye el espectáculo en la pista.

Cómo llegar: son aproximadamente tres horas de camino desde París, utilizando los veloces trenes TGV a la estación principal de Mulhouse. A unos 25 minutos en tren desde Basilea SBB en Suiza.

Desde la terminal de tranvías cerca de la estación de Mulhouse, toma el tranvía línea 1 hasta la parada de “Musee de l’Auto”, a unos dos kilómetros.

Alojamiento: las marcas hoteleras en Mulhouse incluyen al Holiday Inn (34 Rue Paul Cezanne, +33 3 89 60 44 44), Best Western (Bourse Hotel, 14 Rue de la Bourse; +33 3 8956 1844), Mercure (4 Place du General de Gaulle; +33 3 8936 2939) e Ibis (53 Rue de Bale; +33 3 8946 4141).

Entre los hoteles independientes mejor clasificados están: The Bristol (8 Avenue de Colmar; +33 3 8942 1231) y el Hotel du Parc (26 Rue de la Sinne; +33 3 89 66 12 22).

ResidHotel Mulhouse Centre (49 Rue de la Sinne; +33 3 8945 2114) tiene apartamentos tipo estudio de tres estrellas, desde 65 euros (83 dólares).