Por Matt Majendie, para CNN
(CNN) – Son los días oscuros los que Oliver Wilson más recuerda.
Las llamadas telefónicas con su psicólogo donde afloraban las lágrimas, el momento en el que su esposa Lauren lo sentó y le dijo que podía renunciar al golf, que no tenía nada más que demostrar.
Ocupaba un lugar nada envidiable en el libro de registros: había sido finalista en más ocasiones en la historia del European Tour sin lograr una sola victoria, y había terminado en segundo lugar nueve veces en 227 torneos disputados.
Y luego tuvo el honor de ser el único representante en la Ryder Cup (jugó para Europa en Valhalla en el 2008) que no había ganado un título.
Sin embargo, en una carrera con números desafortunados, el inglés recordará para siempre el 228; éste fue el número que marcó su tan esperada victoria decisiva y le permitió salir de una nube de depresión que amenazaba con ponerle fin a sus días como jugador.
¡Creo que jamás hubiera podido escoger una mejor persona para terminar en segundo lugar esta semana! ¡Felicitaciones @Oliver_Wilson, lo tienes bien merecido! - Roy Mcilroy (@McllroyRory) 5 de octubre, 2014.
Ocurrió este mes en St. Andrews, cuando el jugador de 34 años de edad impidió que el mejor jugador del mundo, Rory Mcllroy, ganara el prestigioso campeonato Alfred Dunhill Links y subió la increíble cantidad de 636 posiciones en los rankings mundiales desde la número 792.
Mientras caminaba por el fairway no. 18 en la cuna del golf, pensaba que pronto escucharía del legendario y nueve veces ganador de torneos major, Gary Player, que también tenía la costumbre de tuitear quién ganaba el torneo importante cada fin de semana.
Por primera vez en la vida, Wilson fue mencionado en las redes sociales.
Él dice que se trata de una “historia de Cenicienta” y es justamente eso.
Las cosas empezaron a salir horriblemente mal cuando perdió la clasificación para el European Tour de 2012 por un solo golpe en Gales. Regresó al vestuario y rompió a llorar.
“Hubo tiempos muy oscuros”, dijo mientras reflexionaba. “El año pasado fue muy difícil para nosotros (Wilson y su esposa). En casa, el ambiente era difícil y estresante”.
Wilson pagó mucho dinero solo para jugar golf. Él calcula que, antes de St. Andrews, se había gastado más o menos 120.000 dólares en el transcurso de dos años simplemente en los viajes a los torneos, y apenas había logrado deposotar la mitad de esa cantidad gracias a un pequeño premio monetario, antes de descontar los impuestos.
Él no busca compasión… después de todo, admite que es lo suficientemente desafortunado por haber depositado suficiente dinero proveniente de resultados anteriores como para tener seguridad financiera.
“Recuerdo que Lauren me dijo: ‘Está bien si no quieres hacerlo y no lo disfrutas’. Y yo lo odiaba. No quería ir a jugar”, dice.
“Me esforzaba como nunca en la práctica y en el gimnasio, y eso solo empeoraba las cosas. En cierto modo, estar en los eventos era fácil. No había presión; sabía que llegaría, jugaría dos rondas, quedaría descalificado y regresaría a casa”.
Hasta St. Andrews, donde en 2009 empató en segundo lugar con Mcllroy en el mismo evento, Wilson no había anotado una tarjeta de una sola ronda bajo par en dos meses.
En un suceso quizás un poco irónico para un golfista que había tocado fondo, fue su compañero profesional del European Tour, Robert Rock, quien acudió a ayudarlo.
Rock envió una extensa carta por correo electrónico en la que detallaba el swing de su compatriota, comparándolo con el de McIllroy y Tiger Woods, y destacando qué había salido mal.
Tras haber recibido los nuevos consejos, Wilson los puso en práctica al día siguiente e inmediatamente rompió el récord de la maldición, aunque en un evento se segunda línea del European Challenge Tour en Kazajstán.
“Pensé: ‘Podríamos ir por buen camino aquí’. Se lo debo todo a él”, dice Wilson.
No pudo confirmar su éxito en el Portugal Masters del fin de semana pasado, el cual se vio acortado por la lluvia y donde solo fue posible jugar dos rondas, pero ha tenido tiempo para pensar en el premio de 800.000 dólares (esto lo llevó a superar los 8 millones de dólares en premios monetarios en su carrera) y lo que significa para él.
Para empezar, ha asegurado su lugar en el European Tour de los dos próximos años, y su participación en dos eventos de World Golf Championship.
Wilson siempre había dicho que su ambición era comprar un Aston Martin cuando ganara un torneo. Ahora que ha sucedido, no piensa ser tan frívolo.
Para él, el dinero no es lo más importante. “Siempre había soñado con ganar en St. Andrews (el Abierto Británico o los Campeonatos de Dunhill Links), pero esta vez sucedió”.
Será recordada como una de las victorias más populares de la temporada, cuando todos enviaron mensajes de texto y tuits para trasladarle sus felicitaciones a una de las historias más agradables del deporte en 2014.
Mcllroy, el hombre a quien le arrebató el título, fue una de las personas que felicitaron a Wilson, al igual que Ian Poulter, la estrella de la Ryder Cup Europea, quien tuiteó: “No puedo decirles cuán felices se sentirán todos los jugadores en el Tour porque Oliver Wilson ganara el Dunhill Links. Ha sido un largo camino de regreso”.
Acertadamente, al final del torneo, Wilson salió de St. Andrews en un Skoda mientras la élite del golf despegó en sus jets privados.
Pero ahora dice que siente que puede “conquistar el mundo”… algo muy distinto a las dos últimas temporadas, en las que necesitó un psicólogo para que “pudiera seguir adelante mientras me venía abajo por teléfono. No sabía qué hacer”.
El hecho de que siquiera estuviera en St. Andrews fue un tanto fortuito… Wilson necesitó una invitación tardía de los organizadores.
“Estaba nervioso el sábado, pero no el domingo, hasta los dos últimos hoyos”, recuerda. “Lo importante era hacer el hoyo 17 en cuatro golpes; había evitado el gran peligro. Recuerdo que usé el palo 3 en el hoyo 18 y no sentí cómo había sido, como ocurre normalmente.
“Ocurrió lo mismo con el golpe de aproximación, no hubo reacción… fue extraño. Pensé que iba a estar en otro playoff (ha perdido los cuatro en los que ha participado), pero el putt de Tommy Fleetwood no salió bien y eso fue todo. No lo podía creer”.
No les puedo decir cuán felices estarán todos los jugadores en el Tour porque Oliver Wilson haya ganado el Dunhill Links. Ha sido un largo camino de vuelta. Felicidades- Ian Pulter (@IanJamesPoulter) 5 de octubre, 2014.
Sin que lo supiera, su esposa había viajado a Escocia para ver su última ronda, y Wilson la vio hasta que salió del último green.
“Me alegra no haber sabido que estaba ahí”, dice. “Recuerdo que estaba viendo hacia abajo mientras lloraba, pero luego alcé la vista y apareció. Fue increíble, saber que ella creía tanto en mí como para llegar”.
“Creo que muchas personas piensan que las esposas de los golfistas son esposas trofeo, pero nosotros somos un equipo y ella ha estado presente en todo. Ha sido una gran influencia”.
La montaña rusa de Wilson en el golf finalmente va de nuevo en ascenso. En su anterior apogeo hace seis años, él era miembro del último equipo europeo que perdió la Ryder Cup, pero no previó de qué manera se vendría abajo su fortuna.
“Me sentí increíble, como si cualquier cosa pudiera pasar”, dice respecto a esa época. “Vi que otros jugadores tenían dificultades y pensé: ‘Eso no me va a pasar a mí’”.
Pero sucedió y temió que nunca volvería a su mejor nivel.
Sin embargo, ahora está enfocado en obtener un lugar en los mejores 30 jugadores del European Tour y espera jugar en su primer torneo major desde 2010.
Después de todo, el próximo año, el Abierto Británico se llevará a cabo en su nuevo campo de golf de la suerte: St. Andrews.