"Yo no escogí a la gimnasia; me escogió a mí. Simplemente pasó. Estoy muy contenta de haber llegado tan lejos".

Por Raja Razek y Jason Hanna

(CNN) — Han pasado 25 años desde el fin del comunismo en Rumania, y aunque han cambiado muchas cosas en la nación del este de Europa su línea de producción de gimnastas continúa generando campeonas.

Desde Nadia Comaneci, la primera en obtener “10 perfecto” en el deporte en la década de 1970, hasta la múltiple medallista de oro de la década de 1980, Ecaterina Szabo, y los talentos postrevolución de Simona Amanar, las jóvenes del país establecen puntos de referencia de excelencia.

Con menos de 1.52 metros de estatura, pero con piernas engañosamente largas, Larisa Iordache de 18 años es la más reciente en ser nombrada la “Nueva Nadia”.

Ayudándole a Rumania a tener un bronce en equipos en los Olímpicos de Londres 2012, este año la gimnasta floreció; ganó dos oros en los campeonatos europeos como la única gimnasta en calificar a las cuatro finales, y terminó como segundo lugar en la competencia de gimnasia artística concurso completo en el Mundial de la semana pasada en China.

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“Yo no escogí a la gimnasia; me escogió a mí. Simplemente pasó. Estoy muy contenta de haber llegado tan lejos”, dice a la serie Human to Hero de CNN.

Iordache era vista jugando en un parque cuando era niña, persiguiendo a su hermano en patines. “Creo que se percató de la velocidad y la energía y eso la impresionó”, dice Iordache de la mujer que se convirtió en su primera entrenadora, Mariana Câmpeanu-Silişteanu.

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Patinar probablemente no era el tipo de pasatiempo disponible para los niños durante el reinado del presidente Nicolae Ceaușescu, cuyo derrocamiento sangriento en 1989 señaló el comienzo de una nueva era.

“Nací después del comunismo, sin embargo mis padres me contaban sobre cuán estrictas eran las cosas comparadas con cómo están ahora”, dice Iordache.

“Ahora es un país muy abierto y las personas sobreviven haciendo lo que pueden; es mucho más fácil que antes. Estoy muy contenta de no haber vivido eso”.

Sin embargo, aprendió las recompensas del trabajo duro cuando, a los cinco años, se unió al CS7 Dinamo Club de Bucarest; una institución famosa por producir campeones en un amplio conjunto de deportes.

Y cuando fue seleccionada en el equipo juvenil a los 10 años, se percató de cuán importante era la gimnasia para ella.

“Era un nuevo camino que tenía que probar y tratar de llegar hasta el final, confiando en mí misma lo más que pudiera”, recuerda.

No tardó mucho tiempo en apreciar la emoción de presentarse enfrente de una multitud.

“Amo ser vista por las personas”, dice. “Es tan importante, cuando trabajas duro, poder mostrar por lo que trabajaste diariamente”.

Iordache describe su deporte como una “hermosa historia que abarca todos los dominios, una elegancia y atención que tienes que mostrar cuando trabajas en los aparatos, la determinación que necesitas mostrar en cada uno, también el placer”.

“No puedes tener éxito sin placer ni deseo”, dice.

Las gimnastas artísticas tienen que dominar cuatro disciplinas diferentes: la barra de equilibrio, las barras asimétricas, salto de caballo y piso.

“El aparato más agradable para mí es la barra de equilibrio. Es espectacular”, dice.

“También disfruto el piso porque puedes trabajar a gusto y probarle a las personas a través de la acrobacia y artísticamente a través de tu gracia que este es un deporte íntegro”.

Al ver a Iordache volar por el aire con aparente facilidad, es fácil olvidar la delgada línea entre éxito y fracaso mientras los atletas intentan lograr maniobras complicadas y afinadas.

“Para poder ser la mejor tienes que ser valiente porque, por supuesto, el miedo afecta; todos lo tienen, pero tienes que amar mucho lo que haces para superar esos miedos”, dice.

“Es un momento terrible para un gimnasta mostrar o cometer un error. Intento compensarlo cuando algo me sale mal”.

Iordache rápidamente se hizo un nombre en la escena local y fue la principal gimnasta en las nacionales de 2009; el año en que se convirtió en adolescente.

La siguiente temporada subió a nivel internacional en los campeonatos junior europeos, ganando oro, plata y bronce, y ayudando a Rumania a llevarse el título en el equipo mayor en 2012 mientras también se llevaba medallas individuales.

Su sueño olímpico parecía acabarse cuando tuvo una lesión en el talón antes de los Juegos Olímpicos de Londres, pero Iordache se recuperó lo suficiente para ayudar a Rumania a llegar al podio por equipos, aunque quedó en octavo lugar en la competencia individual.

“Es una buena sensación ser parte del equipo”, dice. “Cuando eres feliz por tu propio éxito es solo una pequeña felicidad comparada con la alegría masiva que sentimos juntas”.

Una lesión en la espalda el año pasado la forzó a replantear sus movimientos pero a pesar de los cambios todavía tiene algo de éxito, al terminar en segundo lugar general en los campeonatos europeos y llevarse su primera medalla en el mundial con bronce en el ejercicio de piso.

Sus logros en 2014 elevaron las expectativas aún más; fue la primera mujer rumana en siete años en terminar en el podio en general en un campeonato mundial, junto con las estadounidenses Simone Biles y Kyla Ross; y ahora todos los ojos están en los Olímpicos de Río 2016.

“Hay presión encima de mí. Estamos acostumbrados a tener buenos resultados en la gimnasia rumana”, dice Iordache.

“Para mí, es una motivación extra dar mi mayor esfuerzo y trabajar lo más duro posible”.

En Londres 2012, Iordache compitió junto con Catalina Ponor, una triple medallista de oro en Atenas que regresó después de una ausencia de ocho años en Olímpicos y un retiro breve para añadir plata y bronce a su colección.

Pero su ídolo sigue siendo una mujer cuyas hazañas increíbles en Montreal; 20 años antes de que Iordache naciera, hicieron más que solo darle atención al deporte.

“Mi gimnasta favorita era y todavía es Nadia Comaneci; la mejor gimnasta del mundo”, dice sobre la ahora mujer de 52 años, quien ganó tres oros olímpicos a los 14 años y después otros dos en Moscú 1980.

“Por supuesto que aprecio y respeto a otras porque contribuyeron algo a la gimnasia y me hacen estar determinada para ser como ellas; y ahora intento ser mejores que ellas”.

Solo el tiempo dirá si Iordache puede llegar a esas alturas increíbles, pero Rumania tiene una nueva estrella en ascenso.